El Alto, una larga tradici¨®n de lucha
La ciudad boliviana recoge la protesta social urbana de origen rural
La ciudad de El Alto, que domina La Paz desde las alturas, se ha convertido en foco principal de la protesta social urbana, de origen rural, y en el escenario de los enfrentamientos m¨¢s violentos. La represi¨®n de las fuerzas militares dej¨® este fin de semana un reguero de v¨ªctimas cuya cifra nadie conoce a ciencia cierta. Las olas migratorias del campo y del interior han aportado la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de El Alto, una urbe con graves problemas en la distribuci¨®n del espacio y el funcionamiento de los servicios b¨¢sicos.
Fue en El Alto, en el auditorio de Radio San Gabriel, donde el dirigente ind¨ªgena y diputado Felipe Quispe protagoniz¨® en septiembre una huelga de hambre junto a 1.000 de sus seguidores. La ciudad tiene una larga tradici¨®n de lucha, que los l¨ªderes de las comunidades aimara tratan de reavivar al calor de la protesta contra la exportaci¨®n de gas. En El Alto tuvo el cuartel general Tupac Katari, uno de los h¨¦roes de la resistencia aimara. Sus herederos aseguran que las ¨²ltimas movilizaciones demuestran que "los expulsados del minifundio" empiezan a reaccionar.
Pocos dudan de que en El Alto hubo un levantamiento civil y que las fuerzas policiales quedaron totalmente rebasadas. "O hab¨ªa una negociaci¨®n o reprim¨ªa el Ej¨¦rcito", observa Jorge Lazarte, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Cat¨®lica de La Paz. El presidente Gonzalo S¨¢nchez de Lozada apost¨® por la segunda alternativa, que deja muy poco espacio a una negociaci¨®n. En sus declaraciones asegura que tiene las manos abiertas para dialogar, sin especificar con qui¨¦n. Pero ha descartado rotundamente toda posibilidad de hablar con Evo Morales, el principal l¨ªder de la oposici¨®n y de los productores de hoja de coca y diputado del Movimiento Al Socialismo (MAS).
La mano dura exhibida en la calle y la intransigencia en las palabras del presidente s¨®lo se explica si cuenta con el pleno respaldo de las Fuerzas Armadas y del Gobierno de Estados Unidos. Unos y otros han sido bien expl¨ªcitos a la hora de apoyar al mandatario boliviano, educado en EE UU y con mejor dicci¨®n inglesa que espa?ola. Queda por ver hasta d¨®nde est¨¢n dispuestos a llegar los militares y, sobre todo, a qu¨¦ precio en vidas humanas. Pese a que el ¨²ltimo comunicado de la c¨²pula castrense reitera que toda la instituci¨®n est¨¢ con el Gobierno, el l¨ªder opositor Evo Morales asegura que hay divisiones en las filas militares.
Los dirigentes de la revuelta dicen estar cansados de esperar y han radicalizado sus posturas. "No nos han escuchado", claman al un¨ªsono. Ahora ellos tambi¨¦n han dado el portazo. "Ya no vamos a debatir. Ahora estamos dispuestos a capturar el poder pol¨ªtico", ha dicho Quispe. Con el aeropuerto internacional cerrado y los accesos por v¨ªa terrestre cortados, La Paz siente como nunca los efectos del desabastecimiento. "Faltan gasolina y alimentos. El impacto est¨¢ siendo muy grande", dice la periodista Mar¨ªa Ren¨¦ Duchen, jefa de redacci¨®n del canal ATV.
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