Get Smart!, Europa a la conquista de la Luna
13 DE SEPTIEMBRE DE 1999, BASE LUNAR ALFA. Una terrible plaga parece extenderse entre la mir¨ªada de valientes astronautas, temporalmente destinados en la Luna. Las sospechas apuntan a una extra?a forma de radiaci¨®n que, de alguna manera, emana de los dep¨®sitos de desperdicios nucleares, ubicados en la cara oculta del sat¨¦lite. Radiaci¨®n elusiva, que escapa a los m¨¢s exhaustivos controles de seguridad. Pronto, los desechos nucleares convierten la superficie lunar en un escenario pirot¨¦cnico, con la bomba de mayor potencia jam¨¢s concebida. Fruto de la extraordinaria detonaci¨®n, la Luna resulta despedida de la ¨®rbita terrestre y es lanzada al espacio exterior. Singular argumento que corresponde a Ruptura, episodio piloto de la serie de ciencia ficci¨®n Espacio 1999, cuyos episodios pueden encontrarse en la Red (www.kartelle.com/Space1999/Espacio1999.htm). Ofrece, por ejemplo, una transcripci¨®n fiel de cada uno de sus 48 episodios. Embutida en una est¨¦tica de los a?os setenta, la serie sorprende hoy d¨ªa por el uso de monitores de televisi¨®n en blanco y negro y otras lindezas que persiguen emular (y acaso anticipar) el ¨²ltimo grito en tecnolog¨ªa a las puertas del siglo XXI.
A?os despu¨¦s de la fecha imaginada en Espacio 1999, la Luna sigue all¨ª, en su ¨®rbita, dibujando para¨ªsos de ensue?o para rom¨¢nticos y, quiz¨¢, ejerciendo de poderoso reclamo para lic¨¢ntropos vocacionales. Pero su desolada superficie dista mucho del concepto imaginado en las d¨¦cadas de 1960 y 1970, en series como la citada o filmes de culto como 2001, una odisea del espacio. Qui¨¦n iba a prever que, tras el incre¨ªble empuje de la carrera espacial, la humanidad abandonar¨ªa, en cierta medida, la conquista del espacio... Quiz¨¢ sea s¨®lo un gui?o del destino: lo cierto es que cuatro a?os m¨¢s tarde, en 2003, y precisamente en un mes de septiembre, Europa ha lanzado su primera sonda espacial con destino a la Luna.
La misi¨®n se enmarca en el programa de sondas de bajo coste dise?adas por ESA (Agencia Espacial Europea) para poner a punto tecnolog¨ªas experimentales que eventualmente podr¨ªan utilizarse en misiones de mayor envergadura. La primera de estas misiones, SMART-1 (acr¨®nimo de Small Missions for Advanced Research in Technology), permitir¨¢ verificar, en su periplo hacia la Luna, un nuevo tipo de propulsi¨®n el¨¦ctrica que ESA espera instalar a bordo de la futura misi¨®n Bepi Colombo, cuyo destino es el planeta Mercurio.
?Por qu¨¦ la Luna?, se preguntar¨¢n. ?Queda algo por descubrir all¨ª tras los exitosos alunizajes de las misiones Apollo? Por supuesto. Las muestras de la superficie lunar recogidas por las Apollo han permitido establecer, con cierta fiabilidad, la antig¨¹edad de la Luna: en torno a 4.600 millones de a?os, la misma que la Tierra y otros objetos del Sistema Solar.
Sin embargo, el origen de la Luna constituye un misterio. A lo largo de la historia, se han sugerido varios modelos que intentan dar cuenta del origen de nuestro sat¨¦lite. La mayor¨ªa (modelos de captura o fisi¨®n) adolece de toda suerte de problemas din¨¢micos y/o de composici¨®n qu¨ªmica. El modelo preferido sostiene que un impacto colosal, con un cuerpo del tama?o de Marte, escindi¨® parte del material que constitu¨ªa el manto terrestre primigenio y lo lanz¨® al espacio exterior, donde, por acci¨®n de la gravedad, acabar¨ªa formando la Luna actual. En sus dos a?os de misi¨®n, los estudios de geoqu¨ªmica que llevar¨¢ a cabo la sonda SMART-1 ayudar¨¢n a validar este modelo (y a esclarecer, dicho sea de paso, la posible existencia de agua en el polo sur lunar).
La Luna no presenta un campo magn¨¦tico apreciable, aspecto que no siempre se ha respetado en la ficci¨®n. De hecho, en Espacio 1999, el guionista de turno no dud¨® en inventar un aumento colosal del campo magn¨¦tico... ?lunar! Su origen, un nuevo tipo de radiaci¨®n magn¨¦tica (sic), producida por la abusiva acumulaci¨®n de residuos radiactivos en la Luna.
Dicha radiaci¨®n da?a de forma irreversible el cerebro (?y los ojos!) de los astronautas que sobrevuelan los dep¨®sitos, e induce la colosal explosi¨®n que expulsa la Luna de su ¨®rbita (v¨¦ase Ciberp@¨ªs, 20 de mayo de 2000). Sin duda, la calidad cient¨ªfica de la serie hubiera mejorado con un guionista m¨¢s smart (listo, en castellano).
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