El juez reclama las fuentes
Cinco periodistas, citados por informar de un falso espionaje en EE UU
Thomas Penfield Jackson, juez federal de Washington, ha ordenado a cinco periodistas que descubran las fuentes que emplearon para escribir, en 1999, que Wen Ho Lee, un cient¨ªfico nuclear nacido en Taiwan que trabajaba en el laboratorio de Los ?lamos, formaba parte de una red que espiaba para China. No era verdad y jam¨¢s se pudo probar, pero el da?o qued¨® hecho y el juez quiere que los reporteros testifiquen. No se pide su cabeza, sino la de sus fuentes. Los periodistas creen que no hay diferencia.
Wen Ho Lee fue acusado de 59 delitos de espionaje en diciembre de 1999. Antes del fallo judicial, de la lectura de la prensa se deduc¨ªa que el cient¨ªfico era la cabeza de la trama. Nueve meses despu¨¦s -nueve meses de c¨¢rcel, aislado en una celda-, el FBI reconoci¨® que hab¨ªa cometido m¨²ltiples errores y dej¨® en libertad al cient¨ªfico. Un juez pidi¨® perd¨®n a Wen Ho Lee porque consider¨® que el caso "hab¨ªa avergonzado a todo el pa¨ªs". Hubo sesiones en el Congreso e investigaciones internas. Se sugiri¨® que los errores se deb¨ªan en parte al clima creado en los medios.
El cient¨ªfico Wen Ho Lee quiere conocer qui¨¦n filtr¨® datos que da?aron su imagen
En todo caso, Wen Ho Lee pens¨® que las disculpas no eran suficientes y se querell¨® contra el Departamento de Energ¨ªa y el de Justicia por el da?o sufrido. Seg¨²n el cient¨ªfico, de estos dos ministerios salieron las filtraciones period¨ªsticas. Y seg¨²n sus abogados, los intentos para identificar el origen de las filtraciones se han encontrado con "un comportamiento sistem¨¢tico de negativas, de respuestas vagas o evasivas y de obstruccionismo". Por eso, el juez entiende que los abogados tienen derecho a citar en el tribunal a los periodistas: "S¨®lo ellos pueden dar testimonio de si los querellados fueron la fuente de las informaciones".
La Primera Enmienda de la Constituci¨®n garantiza, entre otras cosas, la libertad de expresi¨®n y de prensa, pero da a los periodistas un privilegio limitado para proteger a sus fuentes frente a los que acuden a los tribunales y piden utilizar esas fuentes para su defensa. El precedente se estableci¨® en el caso Branzburg contra Hayes: en 1971, el Tribunal Supremo dictamin¨® que los periodistas que presencian una conducta criminal o escriben sobre ella no gozan del privilegio de silencio en caso de que un jurado quiera hacer preguntas estrictamente relacionadas con esa conducta.
Al tiempo, el Supremo reconoci¨® que la b¨²squeda de noticias queda amparada por la Primera Enmienda. Esa interpretaci¨®n es la que ha primado despu¨¦s en los fallos de los tribunales inferiores, y al menos 35 Estados han adoptado las llamadas shield laws, leyes-escudo de protecci¨®n de periodistas y de sus fuentes. Ha habido excepciones, cuando los testimonios de los informadores se consideraban b¨¢sicos en casos criminales.
En la querella de Wen Ho Lee, el juez Jackson cree que "no contradice la importancia del principio de la Primera Enmienda, que es lo que est¨¢ en juego, el concluir que, al menos en este caso", facilitar informaci¨®n sobre las filtraciones que hundieron al cient¨ªfico tiene m¨¢s peso que mantener la confidencialidad de las fuentes. Lucy Dalglish, directora del Comit¨¦ de Reporteros por la Libertad de Prensa, cree que "es posible que el Gobierno haya da?ado al doctor Lee, pero no es tarea de los medios demostrar eso". "Si se obliga a los periodistas a revelar sus fuentes, sean como sean esas fuentes, se acab¨®", dice Dalglish a EL PA?S. En su opini¨®n, el asunto es "potencialmente muy peligroso para la libertad de informaci¨®n" y el momento, muy malo, debido a la presi¨®n desatada por el caso de las filtraciones de altos funcionarios de una agente de la CIA para castigar a su marido por haber hecho un informe que contradec¨ªa una de las razones del Gobierno -la de que Irak hab¨ªa querido comprar uranio en N¨ªger- para ir a la guerra.
?Qu¨¦ van a hacer los periodistas -dos de The New York Times, uno de Los Angeles Times, uno de Associated Press y otro de la CNN- con la requisitoria del juez? El diario de Nueva York ya ha anunciado que recurrir¨¢: "La confidencialidad de las fuentes es b¨¢sica para nuestra capacidad de proporcionar informaci¨®n a los ciudadanos", dice Catherine Mathis en el peri¨®dico. Los otros medios estudian recurrir tambi¨¦n, por lo menos para paralizar el efecto que tendr¨ªa la desobediencia de la orden del juez: una multa o la c¨¢rcel. "No se sabe qu¨¦ podr¨ªa ser en cada caso", dice Lucy Dalglish, "de 100 d¨®lares al d¨ªa a 100 d¨®lares al minuto de multa, porque los jueces son muy creativos a la hora de sancionar a los periodistas".
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