Monse?or Asenjo ante la singularidad
La reciente entrevista entre la alcaldesa de C¨®rdoba, Rosa Aguilar, y el nuevo obispo de la provincia, monse?or Asenjo, encierra un car¨¢cter que supera el meramente protocolario. No podemos olvidar, por supuesto, etapas pasadas en las que las relaciones entre el poder municipal y el religioso, el cat¨®lico en este caso, pasaron por momentos de silencio cuando no de enfrentamiento. De ah¨ª que este clima de di¨¢logo que hemos podido observar, favorezca el intercambio de opiniones en una sociedad como la nuestra en la que no cabe ning¨²n tipo de exclusi¨®n que no sea la de quienes voluntariamente pudieran incumplir las normas de convivencia.
Pero al margen de este aspecto, que no es menor, en nuestra provincia se produce un hecho singular muy a tener en cuenta.
Si en Espa?a, en C¨®rdoba tambi¨¦n, el poder religioso es ostentado mayoritariamente por la Iglesia Cat¨®lica, en nuestra provincia se suma a ello el hecho de que la propia Iglesia, representada por un n¨²mero cualificado de sus can¨®nigos, ostente, adem¨¢s, una cuota muy importante del poder econ¨®mico y financiero a trav¨¦s de Cajasur. Ello obliga a los representantes civiles cordobeses a mirar a aquella bajo un prisma muy especial, lo que a nadie escapa.
En manos de la Iglesia cordobesa -ahora m¨¢s en manos que nunca tras los distintos fallos judiciales-, se concentra una parte muy importante de la capacidad de generaci¨®n de recursos econ¨®micos y riqueza que tienen nuestros empresarios, de la capacidad de ahorro e inversi¨®n de muchos de los asalariados y jubilados cordobeses, de acceso a la vivienda por parte de nuestros j¨®venes e incluso del apoyo social a los m¨¢s desprotegidos y del cultural a las demandas de este tipo que nuestra sociedad genera.
Se podr¨ªa llegar a afirmar que el desarrollo econ¨®mico, social y cultural de C¨®rdoba -a¨²n muy distante de aqu¨¦l que se deber¨ªa alcanzar- depende, en gran medida, del grado de compromiso e implicaci¨®n de la Iglesia Cat¨®lica con nuestra provincia.
De ah¨ª, la "obligaci¨®n" que asumen las distintas instituciones, incluida la eclesi¨¢stica, en el sentido de establecer canales fluidos de comunicaci¨®n, colaboraci¨®n y entendimiento, orientados a coordinar esfuerzos, sin elementos distorsionantes que pudieran limitar los beneficios que de las distintas actuaciones pudieran derivarse.
Sin entrar a discutir la singularidad de la caja, ni la oportunidad o no del mantenimiento de este factor en la sociedad actual, s¨ª que hemos de exigir de la Iglesia y de los poderes civiles -part¨ªcipes en mayor o menor medida, ambos, de esta entidad- que realicen un m¨¢ximo esfuerzo por desvincular a Cajasur de la lucha partidista o de grupos de presi¨®n, de forma que cumpla de forma transparente y prioritariamente con los fines para los que fue creada.
Hay que exigir tambi¨¦n, de la Iglesia, un criterio homog¨¦neo y solidario en su seno, en torno a una obra que precisamente por su singularidad adquiere connotaciones ¨¦ticas y morales que se deben preservar, y que por esa propiedad se convierte en punto de referencia para valorar el ejemplo pastoral que la propia Iglesia puede ofrecer.
No fueron buenos momentos para la imagen de Cajasur, y mucho menos para la de la Iglesia cordobesa, los vividos durante el anterior mandato obispal, con un p¨²blico enfrentamiento entre el clero que a muchos nos hizo dudar del valor real del mismo y del papel que viene representando en nuestra sociedad.
Sin pretender imputar nada en el haber o el debe de quienes se situaban junto al obispo o quienes lo hac¨ªan en torno a la presidencia de Cajasur, el lamentable espect¨¢culo vivido exige un claro posicionamiento actual de la Iglesia en cuanto a cuales ser¨¢n los criterios a seguir y cuales los objetivos a alcanzar en el marco de esta compleja amalgama de poderes.
Desconozco los t¨¦rminos de la entrevista a la que hac¨ªa referencia al inicio de estas l¨ªneas, pero conf¨ªo que la alcaldesa haya sabido abstraerse de cualesquiera otros intereses electorales, para trasladar al nuevo obispo de C¨®rdoba la inquietud de la sociedad a la que representa, preocupada no por el car¨¢cter clerical o laico de la caja, sino porque la misma sea un verdadero dinamizador de la vida econ¨®mica, cultural y social de nuestra provincia, alejada de cualquier tipo de tensi¨®n y consolidada en sus objetivos y fines.
Si ya resulta aberrante para el ciudadano de a pie esa canibalesca lucha entre partidos por el control de las cajas, a?adir en el escenario la presencia de la Iglesia participando en su seno de esa representaci¨®n podr¨ªa resultar grotesco.
Deseo que Monse?or Asenjo haya llegado a C¨®rdoba con las ideas muy claras y con la necesaria libertad para ponerlas en pr¨¢ctica, y que esas ideas coincidan con las necesidades espirituales y sociales de los cordobeses.
Enrique Bellido Mu?oz es senador por C¨®rdoba.
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