La voz de Julia Uceda
En el viento, hacia el mar, t¨ªtulo que Julia Uceda (Sevilla, 1925) ha dado a su poes¨ªa reunida, tiene vagas resonancias del que Jos¨¦ Hierro diera a uno de sus m¨¢s significativos libros iniciales: Con las piedras, con el viento (1950). No es balad¨ª la alusi¨®n a este paralelismo. Entre otras razones, porque hay, en la obra de Julia Uceda, una doble ambici¨®n muy propia de la poes¨ªa que escribiera el poeta madrile?o: una extrema preocupaci¨®n formal y un aliento de fondo radicalmente humano. Adem¨¢s, el hecho de que Julia Uceda haya empleado buena parte de su labor cr¨ªtica y ensay¨ªstica en el an¨¢lisis de la obra de Jos¨¦ Luis Hidalgo (su tesis doctoral, de 1963, la dedic¨® a la vida y a la obra del malogrado poeta y no hace mucho public¨® una rigurosa edici¨®n de Los muertos), amigo y compa?ero de Hierro hasta su muerte, a?ade a los factores apuntados un pulso existencial que conecta su obra con la doble aspiraci¨®n ¨¦tica y est¨¦tica que respira en la poes¨ªa de ambos autores.
EN EL VIENTO, HACIA EL MAR (1959-2002)
Julia Uceda
Edici¨®n y pr¨®logo de Sara Pujol Russell.
Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara. Sevilla, 2002
364 p¨¢ginas. 19,23 euros
Julia Uceda public¨® su primer libro, Mariposa en cenizas, en 1959. Aunque buena parte de los poetas m¨¢s significativos de la generaci¨®n del medio siglo hab¨ªan dado a conocer algunos a?os antes sus primeras obras, no es menos cierto que, desde el punto de vista biol¨®gico y literario, Julia Uceda es adscribible a esa generaci¨®n. Es m¨¢s: con Mar¨ªa Beneyto, Angelina Gatell, Pura V¨¢zquez o Mar¨ªa Elvira Lacaci, entre otras, viene a configurar una suerte de constelaci¨®n de mujeres poetas que expresan cierta voluntad de renovaci¨®n de la poes¨ªa social. Porque ¨¦sa es la tensi¨®n inicial de la obra de Julia Uceda. Tanto en Mariposa en cenizas (pese a ser un libro de tem¨¢tica amorosa) como en Extra?a juventud (1962) o en Sin mucha esperanza (1966) se advierte una mirada insatisfecha, cr¨ªtica, hacia el mundo y una suerte de invocaci¨®n al poema como instrumento que ayude a su transformaci¨®n o, al menos, a observarlo en su m¨¢s descarnada realidad. Pero esa mirada, a diferencia de lo que se advierte en la m¨¢s genuina poes¨ªa social de la ¨¦poca (Gabriel Celaya, sobre todo), tiene poderosos anclajes en la intimidad, en la experiencia cotidiana, en una religiosidad un punto esc¨¦ptica ("?D¨®nde est¨¢ Dios? Se fue con los traperos, / se escondi¨® en la cornisa / del templo") y en los sue?os e incertidumbres de una mujer que vive un tiempo especialmente s¨®rdido. Los tres libros, escritos en Sevilla, su ciudad natal, componen la etapa m¨¢s directamente comprometida de la poes¨ªa de Julia Uceda. En 1964 iniciar¨¢ una larga ausencia de Espa?a, primero en Estados Unidos, hasta 1973, despu¨¦s, en Irlanda, hasta su retorno en 1976, y con ella un nuevo ciclo po¨¦tico caracterizado por una mayor presencia de lo meditativo, de la b¨²squeda del conocimiento a trav¨¦s de la palabra, de lo que Sara Pujol, en su estudio preliminar, califica como "fuente invisible". Tambi¨¦n por una mayor ambici¨®n ling¨¹¨ªstica. Todo ello, sin desprenderse de la esencia solidaria de sus anteriores textos. En Poemas de Cherry Lane (1968) la poeta respira y, en parte, celebra, el encuentro con la realidad norteamericana, adem¨¢s de plantearse el reto de indagar en las zonas oscuras, misteriosas, del poema. En Campanas de Sansue?a (1977), escrito en Irlanda, ser¨¢n la memoria y la nostalgia de Espa?a los ejes conductores del libro. Aunque en esa etapa, Uceda logra la plena madurez literaria, ¨¦sta se pondr¨¢ a prueba, de manera intensa (est¨¦tica y emocionalmente) en sus dos ¨²ltimos libros, Viejas voces secretas de la noche (1984) y Del camino del humo (1991). En ellos ahonda en las claves de su etapa de "exilio" y, junto a la prolongaci¨®n de la pulsi¨®n metapo¨¦tica, nos ofrece un imaginario en el que la memoria, el sue?o, lo cotidiano y la presencia de la muerte conviven y se entrelazan.
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