El tiempo
Llegar¨¢ un d¨ªa en que no ser¨¢ necesario desintegrar los ¨¢tomos o quemar barriles de gas¨®leo, sino que toda la energ¨ªa proceder¨¢ de la misma escena universal rezumando su fluido sobre la existencia. En esa escena el tiempo se revelar¨¢ como elemento crucial para producir, curar, elevar, impulsar y desarrollar cualquier innovaci¨®n humana. Hasta ahora, el tiempo ha funcionado eficaz y obsesivamente para darnos muerte, pero ?c¨®mo no suponer que esa potencia tremenda podr¨ªa acaso encauzarse en otras direcciones?
La historia de la ciencia ha ensayado con la inversi¨®n de la flecha del tiempo, pero hasta hora su marcha ha seguido en apariencia la direcci¨®n del fin, el estibado fatal de los cuerpos y las almas en cuyos mausoleos se van acumulando toneladas y toneladas de un tiempo inactivo. Un tiempo convertido en residuo, desprovisto de misi¨®n y s¨®lo h¨¢bil, a trav¨¦s de la memoria, como generador de dolor y melancol¨ªa. ?C¨®mo no rebelarse pues ante esta triste superproducci¨®n? M¨¢s que la energ¨ªa de los rayos solares, m¨¢s que el empuje del viento o de las olas, m¨¢s devorador que una hoguera, el tiempo puede constituirse en el carisma de la potencia futura. Tiempo no para envejecer o perecer al estilo que introdujo el medievo, sino para perdurar colectivamente, y sin tasa, a trav¨¦s de su fluido purificado de siniestralidad.
A derecha e izquierda de nuestra presencia material, un enjambre de transparencias nos sostienen y nos abrazan, nos hacen perder el sentido o nos disgregan. Pero esta envoltura no debe ser en absoluto incontrolable y fatal, por invisible que sea. Las influencias positivas son tanto m¨¢s determinantes cuanto menos alcanzamos a detectarlas, como es tanto m¨¢s potente la luz cuando por su extrema claridad nos deslumbra y no conseguimos verla. El mundo que persiste fuera de la percepci¨®n acoge, sin duda, las energ¨ªas l¨ªmites. Energ¨ªas descomunales, sobrehumanas, tan decisivas en su actuaci¨®n que ser¨¢n capaces de alterar nuestra naturaleza. Hacernos morir pero tambi¨¦n reforzarnos mediante saltos en la especie. Saltos de envergadura para toda la condici¨®n humana y a los que s¨®lo podr¨ªa contribuir la a¨²n ignorada y bondadosa complexi¨®n del tiempo.
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