El premio 'gordo' de Bruselas
Forma parte del juego, ya se sabe. Cada vez que un socio menor de la UE alza la voz, los grandes le mandan callar repas¨¢ndole por las narices el cheque anual que recibe en concepto de ayuda a la convergencia. El ¨²ltimo en usar esta manida estratagema ha sido el canciller Gerhard Schr?der, molesto por las reprimendas del presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sobre la disciplina fiscal. Alemania, motor econ¨®mico de la UE, es el principal contribuyente a su presupuesto, un tercio del cual va a parar a los fondos estructurales, de los que dependen, entre otras muchas cosas, nuestros trenes de alta velocidad. La posibilidad de cerrar el grifo de las ayudas se presenta como el argumento m¨¢s contundente para cerrarle la boca a "un pa¨ªs pobre", como recordaba recientemente The Wall Street Journal, "que se ha desarrollado gracias a los fondos europeos". Una afirmaci¨®n que reforzar¨ªa la tesis de Schr?der. Pero, ?de verdad se lo debemos todo a Europa? ?Los sucesivos Gobiernos espa?oles no han hecho otra cosa que extender la mano para recibir el cheque anual de Bruselas desde nuestra incorporaci¨®n a la entonces Comunidad Europea, en 1986?
No es f¨¢cil calcular el retorno econ¨®mico a Francia y Alemania de los fondos que ha recibido Espa?a, pero se calcula en torno al 25%
La apuesta m¨¢s firme desde 1989 ha ido a las infraestructuras. A este apartado ir¨¢ el 18,6% de los fondos del periodo 2000-2006
"Los fondos no pueden separarse de lo que significa la construcci¨®n europea. Cuando Espa?a entr¨® en ese club acept¨® abrir completamente sus fronteras a las empresas europeas. Recibir ayudas econ¨®micas para lograr una convergencia con el resto de la UE formaba parte de ese pacto", dice el profesor Laureano L¨¢zaro, que entre 1989 y 1993 fue subdirector general de administraci¨®n del Feder, es decir, el principal cap¨ªtulo de los fondos que otorga Bruselas a las regiones que no alcanzan el 75% de la renta media europea. Por eso, cuando Schr?der atribuye la buena salud de la econom¨ªa espa?ola al dinero de Bruselas, se olvida de que el mercado sin fronteras ha permitido a las empresas alemanas colonizar el territorio virgen hispano. "No es f¨¢cil cuantificar cu¨¢l ha sido el retorno econ¨®mico hacia Francia o Alemania, pero podr¨ªa situarse en torno a un 25%", asegura L¨¢zaro.
Que se lo pregunten a la alemana Siemens, que obtuvo contratos por valor de 600 millones de euros en la obra emblem¨¢tica del Gobierno socialista que fue el tren AVE Madrid-Sevilla. Esta misma multinacional -que suministrar¨¢ 16 trenes ultramodernos a la l¨ªnea de alta velocidad Madrid-Barcelona- cerr¨® su ¨²ltimo ejercicio con una facturaci¨®n de cerca de 2.500 millones de euros en la modesta Espa?a.
Aun as¨ª, y a la vista de la ferocidad con que el Gobierno espa?ol defiende su derecho a los fondos europeos, hay que pensar que este cap¨ªtulo ha contribuido de forma esencial al milagro espa?ol de los noventa. Basta echar una ojeada a las cifras: desde 1989, cuando se modificaron sustancialmente los fondos, hasta 2006 (¨²ltimo a?o del periodo econ¨®mico ya pactado), sobre la piel de toro ha llovido un verdadero man¨¢. Miles y miles de millones de pesetas, unos 116.000 millones de euros destinados a desarrollar el pa¨ªs y a dotarle de redes de transportes y telecomunicaciones similares a los de los vecinos del norte. Desde 1989, Espa?a es el pa¨ªs que m¨¢s dinero recibe de Europa, despu¨¦s de Alemania, que ocupa tambi¨¦n el segundo puesto, detr¨¢s de Francia, en subvenciones a la agricultura.
El balance entre lo que aportamos y lo recibimos de Europa es ampliamente positivo. "Equivale al 1% de nuestro PIB", dice Miguel Molt¨®, representante de la Comisi¨®n Europea en Espa?a, "aunque el impacto de estas ayudas en el crecimiento anual es de unas pocas d¨¦cimas". D¨¦cimas milagrosas que han permitido a Espa?a converger, como se dice en la jerga comunitaria, a un ritmo sostenido del 1% anual. Hoy d¨ªa, la renta media espa?ola equivale al 82,2% de la media europea, cuando en el momento de la adhesi¨®n se situaba en torno al 68% de la media. Un milagro econ¨®mico que no es la sombra, desde luego, del que ha obtenido Irlanda (que ha llegado al 118% de esta media), pero es impresionante comparado con el inmovilismo de Sicilia.
Fondos de cohesi¨®n
De Europa han llegado fondos para paliar las carencias de las regiones m¨¢s deprimidas, para remediar los peores problemas de las zonas con econom¨ªas en reconversi¨®n y para estimular las pol¨ªticas de empleo. Fondos estructurales, dirigidos a las regiones, y fondos de cohesi¨®n (desde 1994), administrados por el Gobierno nacional, han ido poco a poco cambiando el rostro del pa¨ªs y quiz¨¢ condicionando de forma decisiva su desarrollo. La apuesta m¨¢s firme ha ido a la construcci¨®n de infraestructuras. Hasta 1993, la construcci¨®n de nuevas carreteras y autov¨ªas y el nuevo tren de alta velocidad se llevaron el grueso de los fondos (40%). Pero el tiempo ha pasado, y Espa?a es m¨¢s que nunca un pa¨ªs en construcci¨®n. Las gr¨²as y las hormigoneras se han convertido en parte esencial del paisaje, se mire donde se mire. Y aunque los fondos vengan de Europa, el uso que se les da lo decide el pa¨ªs receptor. "El Estado miembro es el que presenta sus prioridades", puntualiza Jos¨¦ Isa¨ªas Rodr¨ªguez, representante de la patronal espa?ola CEOE en Bruselas. "Por otra parte, cualquier financiaci¨®n con cargo a esta pol¨ªtica comunitaria tiene que ir unida a la aportada por el Estado miembro". Por tanto, si el gasto en infraestructuras represent¨® el 20,21% de las ayudas de la UE en el periodo 1993-1999 y sigue siendo el 18,6% en las concedidas en el periodo 2000-2006, la responsabilidad es, sobre todo, del Gobierno de Madrid, que ya ha destinado en los presupuestos del a?o pr¨®ximo 1.419 millones de euros a la construcci¨®n de 1.521 kil¨®metros de autov¨ªas. ?No estaremos exagerando los espa?oles en nuestro entusiasmo por el progreso viario?
Desde luego, la red de ferrocarril convencional ha tenido menos suerte. En 2004 se invertir¨¢ en su mejora 265,4 millones de euros, mientras la red de cercan¨ªas tendr¨¢ que conformarse con 87,4 millones. El que quiera tren tendr¨¢ que coger el AVE. Los seis corredores ferroviarios de alta velocidad actualmente en construcci¨®n son la ni?a bonita de los presupuestos, con 3.000 millones de euros estipulados para el a?o pr¨®ximo. "Hay una corriente cr¨ªtica que considera err¨®neo el uso que ha hecho Espa?a de los fondos estructurales", dice Laureano L¨¢zaro. "Nuestro pa¨ªs, al contrario que Irlanda, habr¨ªa dedicado mucho dinero a construcci¨®n de infraestructuras, en lugar de invertir en I+D+I [Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n]. Pero en mi opini¨®n, la elecci¨®n ha sido correcta". Para cambiar de rumbo habr¨¢ tiempo a partir de 2007. Si es que Gerhard Schr?der est¨¢ de acuerdo en seguir abriendo la cartera.
En marcha con la ayuda de Europa
REGIONES QUE REPRESENTAN las tres cuartas partes del territorio espa?ol se han beneficiado de los fondos estructurales del nivel superior, mientras que en el secundario se han colado algunas comunidades ricas, como Madrid y Catalu?a. De Europa han llegado subvenciones para luchar contra el paro (fondos sociales), mejorar las aguas y el medio ambiente y hasta para colaborar en la recuperaci¨®n de ¨¢reas urbanas degradadas, como el madrile?o barrio de Lavapi¨¦s.
"La labor en temas sociales ha sido muy buena", opina Ana Hermoso, de Comisiones Obreras. Los fondos europeos han servido para poner en marcha proyectos muy diferentes, desde la modernizaci¨®n de la depuradora de agua del Bes¨®s, que abastece a las localidades del norte de la provincia de Barcelona, hasta obras de saneamiento de cauces de r¨ªos, en el norte del pa¨ªs, o la renovaci¨®n del puerto de Luarca (Asturias). Pero el grueso de la inversi¨®n ha ido a parar al asfalto y a la alta velocidad. La autopista A 92 (Sevilla-Granada-Baza), actualmente en fase de prolongaci¨®n hasta Almer¨ªa, columna vertebral del transporte por carretera en Andaluc¨ªa; la A 381, Jerez-Los Barrios, en fase de construcci¨®n; dos tramos de la M-40, v¨ªa de circunvalaci¨®n de Madrid; una parte de la autov¨ªa N-III, entre Madrid y Valencia; el tren AVE entre Madrid y Sevilla, y el Madrid-Lleida, que llegar¨¢ a la frontera francesa, han sido construidos gracias a la contribuci¨®n de los fondos estructurales o a los de cohesi¨®n. Este ¨²ltimo tren de alta velocidad se ha convertido en la mayor obra de infraestructura que se construye en nuestro pa¨ªs. Un gigantesco pastel de m¨¢s de 10.000 millones de euros que se repartir¨¢ equitativamente entre cientos de constructoras espa?olas y algunas grandes firmas extranjeras. La apuesta por este costoso y altamente tecnol¨®gico sistema de transporte es, sencillamente, asombrosa. No es casual que hayamos batido ya un r¨¦cord en este terreno: Figueres ser¨¢ la ciudad m¨¢s peque?a de Europa dotada de estaci¨®n del AVE.
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