Robert Lepage muestra su fascinaci¨®n por Oriente en la gran 'Trilog¨ªa de los dragones'
El director canadiense y su grupo Ex Machina escenifican la obra legendaria, que dura seis horas
Robert Lepage (Quebec, 1957), uno de los ¨²ltimos gur¨²s de la escena mundial, inicia hoy la programaci¨®n teatral del Festival de Oto?o de Madrid con su famosa Trilog¨ªa de los dragones, espect¨¢culo con el que se dio a conocer internacionalmente en 1986 y del que ahora ha hecho con su compa?¨ªa Ex Machina una revisi¨®n de seis horas de duraci¨®n, que se podr¨¢ ver adem¨¢s los d¨ªas 23, 24 y 25 en los Estudios El ?lamo, al oeste de la Comunidad de Madrid. El espect¨¢culo, que para el director es una s¨ªntesis de todo su teatro y su vocabulario esc¨¦nico, muestra su obsesiva b¨²squeda por un nuevo renacimiento teatral.
Lepage piensa que s¨®lo desde el caos se puede alcanzar la belleza y define la Trilog¨ªa de los dragones as¨ª: "Es nuestra obra seminal, en ella est¨¢n todos los elementos de nuestro teatro, todo nuestro vocabulario esc¨¦nico, se ven las ra¨ªces de nuestro lenguaje, adem¨¢s es la primera vez que revisamos un espect¨¢culo ya que siempre avanzamos hacia delante, pero hemos querido hacer una excepci¨®n porque se trata de una obra especial".
El montaje es un viaje inici¨¢tico por el mundo oriental y la fascinaci¨®n que a los canadienses les provocaban las colonias de chinos que iban a instalarse al pa¨ªs americano: "Es una obra joven, en la que se expresaba el deseo de conocer un mundo al que en estos ¨²ltimos a?os hemos tenido acceso", se?ala el director.
Fue escrita a doce manos; entre ellas las del propio Lepage junto con los actores con los que mont¨® originalmente la pieza: Marie Brassard, Jean Casault, Lorraine C?te, Marie Cignac y Marie Michaud. Con ellos se present¨® en 30 ciudades de Am¨¦rica, Europa y Ocean¨ªa entre 1986 y 1992. A partir de entonces, Lepage fue visto como el nuevo relevo generacional de grandes nombres como Brook, Robert Wilson, Giorgio Strelher o Peter Stein.
Aquellos actores son los que ahora han trabajado con el nuevo equipo del montaje y con la compa?¨ªa Ex Machina, que Lepage cre¨® en 1993 con la ¨²nica condici¨®n de que la palabra teatro no figurara en el nombre del grupo. Es una compa?¨ªa multidisciplinar que re¨²ne a actores, autores, escen¨®grafos, t¨¦cnicos, cantantes de ¨®pera, marionetistas, infografistas, c¨¢maras de video, productores, contorsionistas, acr¨®batas y m¨²sicos.
Y es que Lepage cree abiertamente en una especie de nuevo Renacimiento del que forma parte gracias a su permanente e insaciable curiosidad y que se trasluce abiertamente en sus espect¨¢culos, algunos de los cuales han visitado Espa?a como Las agujas y el opio, Elsinor, La geometr¨ªa de los milagros o La cara oculta de la luna, de la que ha estrenado su versi¨®n en cine.
Aunque el espect¨¢culo dura cerca de seis horas con descansos, Lepage anima a verlo: "Es subyugante", dice. Los idiomas utilizados son el franc¨¦s, ingl¨¦s, chino y japon¨¦s y el espect¨¢culo cuenta con sobret¨ªtulos en espa?ol. La primera entrega, El drag¨®n verde, en la que se habla del Quebec de los a?os 30, dura una hora y veinte minutos: "Aqu¨ª tratamos de la ni?ez, de la juventud, del despertar a la sexualidad...", comenta Lepage.
El drag¨®n rojo, segunda parte de la trilog¨ªa, se sumerge en Toronto y en la segunda Guerra Mundial. Dura 100 minutos. La tercera y ¨²ltima parte de la trilog¨ªa, El drag¨®n blanco, hora y 20 minutos tambi¨¦n, describe la sociedad de Vancouver en los pasados a?os ochenta: "En esta parte es donde hay cambios mayores, porque entonces se hablaba de la contemporaneidad y hoy esa ¨¦poca ya es historia. Aqu¨ª se aborda el mundo de las ideas y en 18 a?os los discursos han cambiado, por lo que hemos introducido ideas actuales", dice Lepage, quien sintetiza el montaje: "Es la historia de dos ni?as que crecen sumergidas entre un choque de culturas, la china y la canadiense, es una obra de juventud, impregnada de frescor y una gran ingenuidad".
"El teatro es una epopeya, una aventura que no es ¨²nicamente mental, invitamos al espectador a unirse con nosotros a vivir otra realidad durante unas horas, a que canalice su voluntad a trav¨¦s de otra energ¨ªa, aqu¨ª es donde vemos la gran diferencia con el cine". Y a?ade, "por eso el teatro es un ritual sagrado, en el teatro no s¨®lo hay comunicaci¨®n con el p¨²blico, tambi¨¦n hay comuni¨®n, en el escenario se consigue la confianza del p¨²blico, en cine en cambio hay que masticar la comida y d¨¢rsela al espectador triturada, a lo que hay que unir que al no ser el teatro una obra grabada siempre depender¨¢ de la energ¨ªa del p¨²blico, de la sala, de la luz...", dice Lepage que agacha la cabeza avergonzado, como si hubiera hecho algo muy malo, cuando se le pregunta si ¨¦l va mucho al teatro. "No", responde.
Lepage, al que muchos consideran el director m¨¢s ocupado del planeta, dice que esto ocurre, -lo de no ir al teatro y lo de su fama- porque juega con varios proyectos simult¨¢neamente: "Hago cosas diferentes, pero son vasos comunicantes y la soluci¨®n a un problema que puedo encontrar en el cine o en el teatro, lo encuentro en el circo o en la ¨®pera, necesito retos m¨²ltiples y aunque no todos los proyectos que uno se trae entre manos desembocan en grandes ¨¦xitos siempre hay un par de ellos con resultados extraordinarios, al menos para mi", dice este hombre que en poco m¨¢s de un a?o ha estrenado una pel¨ªcula, ha dirigido un espect¨¢culo para Peter Gabriel, prepara un espect¨¢culo con el Cirque du Soleil, una ¨®pera con la Royal Opera de Londres, (1984, de Orwell, con Lorin Maazel como director musical) y una Celestina, para septiembre de 2004 con Nuria Espert: "Una obra que me fascina desde joven y con los a?os por fin he encontrado a mi Celestina".
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