Filico
Quien se haya quedado sin ver la exposici¨®n de Koldo Chamorro (Vitoria, 1949) en la sala Zapater¨ªa de Pamplona, puede recuperarla este mes en la Universidad de Salamanca. Se trata de un reportaje centrado en el d¨ªa a d¨ªa de Filico, un amigo minusv¨¢lido del autor. Es uno de los 13 cap¨ªtulos que forman parte de un proyecto m¨¢s amplio sobre personas afectadas por enfermedades degenerativas o minusval¨ªas f¨ªsicas titulado Algo llueve sobre mi coraz¨®n.
Son fotograf¨ªas realizadas desde par¨¢metros aparentemente sencillos, con escasa incidencia en aspectos formales, en que se da prioridad a la narraci¨®n en s¨ª misma antes que a los aspectos est¨¦ticos. Cuando una actitud as¨ª llega de un fot¨®grafo considerado uno de los mejores de Espa?a, no deja de llamar la atenci¨®n. Chamorro, m¨¢s que curr¨ªculum cuenta con una biograf¨ªa excelente. Se?ala en sus textos que ha trabajado, entre otros, con Ansel Adams, Lucien Clerg¨¦, Brassai o Ernst Haas; ha sido becado por la Dotaci¨®n de Arte Castellblanc para realizar estudios fotogr¨¢ficos en el extranjero y, sin embargo, se enorgullece diciendo que es autodidacto desde 1965.
Desde par¨¢metros similares, cargados de vanidosas contradicciones, no es de extra?ar el desconcierto que pueden causar algunas de las expresiones (gr¨¢ficas o literarias) de este hombre. Sus postulados no son siempre del agrado del visitante medio de exposiciones. Son dif¨ªciles de comprender. No obstante, sus trabajos Galicia a p¨¦ de foto, La orilla del Mediterr¨¢neo o las numerosas colaboraciones con las m¨¢s prestigiosas revistas nacionales e internacionales avalan su trayectoria de reportero con carisma.
Desde su libertad de acci¨®n, en Filico se ha olvidado en gran parte del formalismo compositivo, lo mismo que del blanco y negro, quiz¨¢s por otorgarle connotaciones tenebrosas. Tambi¨¦n ha dejado atr¨¢s, seg¨²n ¨¦l mismo se?ala, el lucimiento personal, ya que, a su juicio, puede trastocar el contenido. Defiende su manera de realizaci¨®n en virtud de una obligatoria (imprescindible) ley del respeto al protagonista y a su inter¨¦s por la no ficci¨®n. No obstante en fotograf¨ªa, la ficci¨®n llega por s¨ª sola desde la puesta en escena o desde la elecci¨®n del momento y situaci¨®n de la toma.
As¨ª, el autor, sin llegar a convertirse en un intruso de la situaci¨®n que registra, pierde su ansiada objetividad y termina convirtiendo su trabajo en algo pr¨®ximo al documento dramatizado. As¨ª, lo de Chamorro resulta un esfuerzo muy loable, b¨²squeda de una nueva originalidad que ha terminado en un repertorio tautol¨®gico, donde las im¨¢genes, injustificadamente, repiten la misma idea de manera constante.
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