Tr¨¢mite perezoso
El Madrid aprovecha un gol en fuera de juego de R¨¢ul para imponerse a un d¨¦bil Partiz¨¢n, que apenas dio se?ales de vida
Sin demasiado entusiasmo, el Madrid cumpli¨® con un tr¨¢mite administrativo. Gan¨® entre los bostezos del personal, que se enfad¨® un poco en el segundo tiempo. Al Madrid le dio un ataque de pereza y comprometi¨® la victoria. Pero el Partiz¨¢n no aprovech¨® sus dos ocasiones, una de las cuales exigi¨® una tremenda estirada de Casillas. Las dos oportunidades no impidieron pensar que el Partiz¨¢n es muy poca cosa en estos d¨ªas. El f¨²tbol yugoslavo, tan pr¨®digo en magn¨ªficos jugadores, ha entrado en crisis. El atomizado universo de los Balcanes no favorece la producci¨®n de futbolistas. La vieja factor¨ªa, que tantas estrellas ha dado a los equipos europeas, no produce jugadores interesantes. Basta ver al Partiz¨¢n que pas¨® por el Bernab¨¦¨², donde se asisti¨® a un entrenamiento con bastante gente en las gradas y mucho vips en el palco.
REAL MADRID 1 - PARTIZAN 0
Real Madrid: Casillas; M¨ªchel Salgado, Pav¨®n, Ra¨²l Bravo, Roberto Carlos; Helguera, Beckham; Figo, Ra¨²l, Zidane (Solari, m. 79); y Ronaldo (Portillo, m. 79).
Partizan: Pantic; Savic, Djordjevic (Brnovic, m. 88), Malbasa, Ognjanovic, Rzaza; Duljaj, Ilic, Drulovic, Nadj (Cakar, m. 90); Iliev.
Goles: 1-0. M. 37. C¨®rner que saca Beckham, cabecea Figo y Ra¨²l, tambi¨¦n de cabeza, acaba de colocar el bal¨®n junto al poste derecho.
?rbitro: Massimo Bussacca (Suiza). Amonest¨® a Beckham, Djordjevic y Guti.
Gran entrada en el Bernab¨¦u. Kofi Annan, secretario general de la ONU, y el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, asistieron al partido.
La ovaci¨®n del Bernab¨¦u a Casillas signific¨® un reproche al resto del equipo
Esta clase de partidos no le alteran el pulso al Madrid, que domina perfectamente los c¨®digos de la Copa de Europa. Sus jugadores han visto mucho mundo y han ganado todo o casi todo. El Partiz¨¢n no representa ning¨²n obst¨¢culo para este Madrid, que tore¨® de sal¨®n. No necesit¨® m¨¢s. Se ocup¨® del partido con tranquilidad, sin prisas, convencido de la victoria. Ten¨ªa razones para hacerlo. El Partiz¨¢n no dej¨® un detalle en toda la noche. Equipo limitad¨ªsimo, visiblemente asustado por la magnitud del rival, el Partiz¨¢n dedic¨® la primera parte a evitar una tunda. Evit¨® atravesar el medio campo y estuvo a punto de provocarle un resfriado a Casillas, que no recibi¨® un remate, ni nada que se lo pareciera.
Antes de que el Madrid le permitiera un respiro, y eso ocurri¨® en el arranque del segundo tiempo, el Partiz¨¢n aguant¨® con m¨¢s suerte que estilo el asedio del Madrid. En realidad, fue un asedio a la fuerza. El Partiz¨¢n retrocedi¨® con toda su gente hasta el ¨¢rea y esper¨® noticias de Ronaldo y compa?¨ªa. No faltaron remates, pero el gol tard¨® en llegar. Hab¨ªa algo parecido a la indiferencia en el juego del Madrid, que llegaba al ¨¢rea con tanta facilidad que no se sent¨ªa exigido. La ausencia de tensi¨®n impidi¨® una mayor raci¨®n de goles. Se vieron detalles de Zidane, el acostumbrado empuje de Beckham, las frecuentes apariciones de un rejuvenecido Figo, la descarga constante de Roberto Carlos, pero todo sin emoci¨®n, con m¨¢s academia que pasi¨®n.
En la grada se asist¨ªa al partido con m¨¢s inter¨¦s por celebrar los lujos de Zidane que por alentar al equipo. No lo necesitaba. Cuando Ra¨²l -en fuera de juego- ayud¨® a convertir en gol el cabezazo de Figo, se dio por supuesto que el encuentro estaba acabado. Nada de lo que se hab¨ªa visto en el Partiz¨¢n merec¨ªa la pena. Un aroma rancio presid¨ªa su f¨²tbol, con marcajes individuales, sin otro plan que acantonarse en el ¨¢rea. Otras intenciones no se le vieron. Fue despu¨¦s, tras el descanso, cuando el Partiz¨¢n se atrevi¨® a sacar la cabecita. Sin excesos, pero suficiente para dar noticias de la existencia de Casillas. El zurdo Drulovic, un veterano curtido en mil batallas, estuvo a punto de marcar en un contragolpe. Era el t¨ªpico momento que el Madrid concede a los rivales m¨¢s d¨¦biles. El equipo estaba parado, adormecido, sin aparente motivaci¨®n. En el juego de ataque la pelota iba de pie a pie sin ning¨²n vigor. En el aspecto defensivo no hab¨ªa ning¨²n inter¨¦s en hacer los deberes. Y como el Madrid no puso la distancia suficiente en el marcador, el Partiz¨¢n se anim¨® m¨¢s lo previsto. El encuentro se convirti¨® en un ida y vuelta con muchas ocasiones del Madrid y alg¨²n alfilerazo del Partiz¨¢n, que puso a prueba la agilidad de Casillas en un estupendo remate de Iliev. El portero se estir¨® como un gato, sac¨® la mano y desvi¨® la pelota casi en la escuadra. El p¨²blico salud¨® la intervenci¨®n con entusiasmo. El Bernab¨¦u quiere al chico, entre cuyas virtudes figura un grado de atenci¨®n al partido que no es tan com¨²n en muchos de sus compa?eros. La ovaci¨®n a Casillas signific¨® un reproche al resto del Madrid. Con raz¨®n. La gente quer¨ªa goles, los ve¨ªa claros y no recib¨ªa la correspondencia del equipo, que gan¨® por la menor diferencia y con el menor esfuerzo posible.
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