Una dosis de droga segura
Bilbao importa el exitoso modelo de la 'narcosala' de Ginebra, que funciona con normalidad en el centro de la ciudad
Einstein, Martine y Alain (que no se llaman as¨ª para preservar su identidad) dejaron de vagar por los rincones m¨¢s infectos de Ginebra donde sol¨ªan drogarse, incluso a plena luz del d¨ªa y a la vista de cualquiera. Ahora acuden todos los d¨ªas a la "sala de acogida y venopunci¨®n" Quai 9,
ubicada en el c¨¦ntrico barrio de Grottes de esa ciudad suiza, junto a la estaci¨®n de tren de Cornavin.
Estos tres toxic¨®manos que antes se inyectaban a la intemperie -tanto val¨ªa un portal, un aparcamiento o un ba?o p¨²blico- prefieren hoy picarse en una sala higi¨¦nica donde s¨®lo est¨¢n visibles para el equipo de 12 enfermeros y trabajadores sociales que atienden este centro abierto en diciembre de 2001 con el apoyo de las autoridades y aprobado en un referendo popular.
En Quai 9, los toxic¨®manos muestran la droga que van a consumir, reciben un kit con una jeringuilla y preservativos, esperan su turno en una dependencia-bar de acogida y despu¨¦s entran en la sala de inyecci¨®n, donde son vigilados por un enfermero. Tienen 30 minutos para pincharse y no pueden hacerlo en el cuello ni en los genitales. Est¨¢ prohibido el acceso a menores, comportarse con violencia y traficar o consumir droga en los alrededores. Por la narcosala de Ginebra han pasado desde su apertura 900 drogadictos -medio centenar al d¨ªa- y se han contabilizado 40.000 chutes que antes se realizaban en la calle. Esta cifra es a¨²n el 12% de los que se producen en Ginebra, que suma 3.000 drogadictos en una poblaci¨®n de 180.000 habitantes.
La mayor¨ªa de los vecinos del barrio en que ubica la narcosala no tienen quejas ni cuestionan sus ventajas: "Ha descendido la delincuencia y no son tan visibles las escenas de drogadictos tirados en las esquinas", asegura Christophe Mani, responsable de Quai 9. Al vecindario se le informa permanentemente del funcionamiento del centro y puede asistir a las reuniones de evaluaci¨®n.
Este proyecto, explica Mani, pretende "mejorar la calidad de vida de los drogadictos, inculcarles h¨¢bitos higi¨¦nicos y favorecer su acceso a los centros sociosanitarios". Algunos logran dar el salto al tratamiento con metadona y los menos son elegidos para seguir el programa de prescripci¨®n terap¨¦utica de hero¨ªna, creado en 1995 y dirigido por el psiquiatra Miguel Marset.
Desde noviembre, gentes como Einstein, Martine y Alain podr¨¢n acudir a diario a la "sala de consumo higi¨¦nico de hero¨ªna" de la calle Bail¨¦n, en el centro de Bilbao, un proyecto semejante al de Ginebra basado en la pol¨ªtica suiza de "reducci¨®n de da?os". Lo regentar¨¢ la ONG M¨¦dicos del Mundo, cuya responsable, Celina Pereda, cree que servir¨¢ para "regenerar un entorno muy degradado". "Vamos a demostrar a todo el vecindario que [la narcosala] s¨®lo traer¨¢ ventajas: menos jeringuillas abandonadas, menos transmisiones de enfermedades sexuales, m¨¢s higiene y mucha normalidad en la calle", a?ade.
Cuando se consolide la narcosala de Bail¨¦n, el Gobierno no descarta abordar en Euskadi un plan de tratamiento terap¨¦utico con hero¨ªna siguiendo el modelo suizo, como el que est¨¢ en marcha desde hace poco en Granada.
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