Falsedades hist¨®ricas sobre Dal¨ª
Una consecuencia del gran dominio que las fuerzas conservadoras tuvieron en el proceso de transici¨®n de la dictadura a la democracia en Espa?a y de su continuada influencia en los medios de informaci¨®n ha sido el silencio sobre las enormes violaciones de los derechos humanos realizados por la dictadura franquista, una de las m¨¢s sangrientas que han existido en Europa occidental en el siglo XX (junto con la dictadura nazi en Alemania y la fascista en Italia). Por cada asesinato pol¨ªtico del r¨¦gimen de Mussolini, el de Franco realiz¨® 10.000. En total, 192.684 personas fueron ejecutadas o murieron en la c¨¢rcel durante el periodo 1939-1944 y m¨¢s de 30.000 desaparecieron (Michael Richards. Tiempo de silencio. La Guerra Civil y la cultura de la represi¨®n en la Espa?a de Franco 1939- 1944). Seg¨²n estudios de pol¨ªtica comparada, la dictadura franquista fue la m¨¢s represiva que ha existido en tiempo de paz en la Europa occidental del siglo XX. Tal dictadura continu¨® asesinando hasta el ¨²ltimo a?o de vida del dictador, asesinatos -llamados fusilamientos- dictados por tribunales militares. A partir de 1963, el infame Juzgado y Tribunal del Orden P¨²blico (TOP) sentenci¨® a 22.660 personas, luchadores por la libertad en su gran mayor¨ªa (Juan Jos¨¦ del ?guila. El TOP. La represi¨®n de la libertad, 1963-1977). Esta represi¨®n, que dur¨® hasta el ¨²ltimo a?o de la dictadura, era la defensa de un r¨¦gimen altamente corrupto frente a una creciente oposici¨®n y movilizaci¨®n popular en su contra. El 60% de sentencias del TOP se realizaron en el periodo 1974-1976, siendo Espa?a el pa¨ªs europeo donde hubo m¨¢s huelgas pol¨ªticas en aquel periodo. Estos y otros datos cuestionan esta imagen falsa tan extendida en los medios de informaci¨®n de que la dictadura fue mediocre pero benigna en sus ¨²ltimos a?os sin que apenas hubiera resistencia popular contra ella.
La mayor¨ªa de los j¨®venes en Espa?a, conocedores de las brutalidades realizadas por las dictaduras argentina y chilena, desconocen lo ocurrido en su propio pa¨ªs, que fue m¨¢s horroroso, represivo y brutal de lo que pas¨® en aquellos pa¨ªses. En Chile (de cuyo gobierno de la Unidad Popular fui asesor) y en Argentina ha habido despu¨¦s de las dictaduras Comisiones de la Verdad, y tanto civiles como militares han sido procesados a pesar de la Ley de Amnist¨ªa y Punto Final que las dictaduras y sus aliados pol¨ªticos aprobaron para protegerse. En Chile, por ejemplo, el general Pinochet fue procesado con 240 agentes de la dictadura, incluyendo 26 generales, cuatro de los cuales terminaron en la c¨¢rcel. En Espa?a, sin embargo, ning¨²n militar o civil ha sido procesado, ni siquiera expedientado por las enormes violaciones de derechos humanos que cometieron. Baltasar Garz¨®n y otros jueces espa?oles que han encabezado la persecuci¨®n de violadores de derechos humanos en Am¨¦rica Latina, han permanecido, sin embargo, extraordinariamente silenciosos sobre los violadores de derechos humanos en este pa¨ªs, incoherencia que ha sido se?alada por varios observadores internacionales. Los procesados y asesinados por la dictadura contin¨²an siendo "criminales" en la jurisprudencia actual, que no ha modificado el veredicto dictado por los tribunales franquistas. En cuanto a los desaparecidos, el Gobierno conservador espa?ol ha hecho caso omiso de la petici¨®n de la Agencia de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para que ayude a los familiares de tales desaparecidos a encontrarlos. Contin¨²an, pues, desaparecidos.
S¨®lo ¨²ltimamente, 25 a?os despu¨¦s de la dictadura, comienza a haber una t¨ªmida recuperaci¨®n de la memoria de lo que fue y signific¨® el franquismo, recuperaci¨®n que se centra excesivamente en la figura del dictador en lugar de sus colaboradores, olvid¨¢ndose de que tal dictadura pudo llevar a cabo su enorme represi¨®n gracias no s¨®lo a sus aparatos represivos,
sino tambi¨¦n a sus aparatos y personalidades econ¨®micas, culturales, ideol¨®gicas y art¨ªsticas que la sostuvieron. Tales personajes eran plenamente conscientes y sab¨ªan de aquella enorme represi¨®n. Entre ellos estaba el pintor Dal¨ª, al que, en una obra teatral reciente, Daaal¨ª, de Albert Boadella, se presenta err¨®neamente como apol¨ªtico, definici¨®n que, adem¨¢s de ser falsa, oculta la actitud beligerante que Dal¨ª adopt¨® en apoyo de la dictadura. Alab¨® el golpe militar que interrumpi¨® el proceso democr¨¢tico el 18 de julio de 1936, defendi¨® la represi¨®n franquista como necesaria "para limpiar el pa¨ªs de las fuerzas destructoras de lo mejor de Espa?a". Se refiri¨® en m¨²ltiples ocasiones al dictador en t¨¦rminos sumamente elogiosos, lleg¨® a extremos como aplaudirle felicit¨¢ndole por firmar sentencias de muerte en contra de los que eran defensores de la libertad y de la democracia. Se autodefini¨® como admirador del fundador del partido fascista, Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, adopt¨® el discurso fascista en su defensa del r¨¦gimen, traicion¨® y denunci¨® a muchos de sus amigos, como Luis Bu?uel, por su oposici¨®n a la dictadura. Todos estos datos no aparecen ni en la obra Daaal¨ª ni en las hagiograf¨ªas que est¨¢n apareciendo este A?o Dal¨ª, en que se le homenajea, contribuyendo as¨ª a la falsificaci¨®n de nuestra historia. Algunos promotores del A?o Dal¨ª, como Baltasar Porcel (La Vanguardia, 10-9- 2003), han intentado relativizar la importancia del apoyo de Dal¨ª al franquismo indicando que si Picasso, que fue "estalinista" (la expresi¨®n que Porcel utiliza), ha sido homenajeado, Dal¨ª, que fue franquista, tambi¨¦n puede ser homenajeado en Espa?a, olvidando que Picasso ayud¨® a las fuerzas democr¨¢ticas y que su cuadro Guernica es un s¨ªmbolo internacional del horror del franquismo, mientras que Dal¨ª apoy¨® y defendi¨® la dictadura, y fue uno de sus m¨¢ximos defensores en el mundo art¨ªstico internacional. Como bien dijo Arthur Miller en su denuncia y condena del escritor estadounidense Ezra Pound, que apoy¨® al r¨¦gimen de Mussolini, "el artista no puede utilizar su arte como escudo frente a la denuncia por su comportamiento fascista. Una cosa es evaluar su arte y otra es evaluar al que lo produce". Homenajear a Dal¨ª como persona, como lo est¨¢ haciendo el establishment catal¨¢n y espa?ol, es, adem¨¢s de un insulto a las v¨ªctimas de aquella dictadura, un indicador m¨¢s de la gran insensibilidad democr¨¢tica que hay en Espa?a.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.