El Gulag escondido de Corea del Norte
Miles de prisioneros son obligados a trabajar en campos de concentraci¨®n
Caer en desgracia dentro del Partido. Limpiar mal el polvo del retrato de Kim Jong Il o el de su padre, el fallecido Kim Il Sung. Intentar escapar del pa¨ªs a China. Lograr salir del ¨²ltimo reducto estalinista del planeta pero ser repatriado. Quedar embarazada de un hombre chino. Tararear en casa una canci¨®n pop de la vecina Corea del Sur. Querer comer y para ello tener que robar.
Por delitos como ¨¦stos, unas 200.000 personas est¨¢n detenidas en campos de trabajo y concentraci¨®n en Corea del Norte (con una poblaci¨®n de 22 millones). Las torturas y las ejecuciones est¨¢n a la orden del d¨ªa. Las muertes por hambre y agotamiento son alt¨ªsimas.
Son datos hechos p¨²blicos esta semana en un informe desarrollado por el Comit¨¦ Estadounidense de Defensa de los Derechos Humanos en Corea del Norte, un grupo privado basado en Washington. "Con una dieta digna de econom¨ªas de guerra, torturas, palizas y condiciones de vida infrahumanas, el r¨¦gimen norcoreano practica una forma de castigo colectivo donde miembros de tres generaciones de la misma familia cumplen desde condenas de por vida a penas de meses por cr¨ªmenes pol¨ªticos", asegura David Hawk, autor del informe, titulado El Gulag escondido: los campos de prisioneros de Corea del Norte.
En valles aislados entre las monta?as de Corea del Norte existe escondido a los ojos del mundo un enorme Gulag. Al menos 36 campos de prisioneros diseminados por todo el pa¨ªs. Se denominan Kwan-li-so (campos de trabajo para delitos pol¨ªticos) y Kyo-hwa-so (campos de trabajo para condenas de larga duraci¨®n). En ellos se purgan desde cadenas perpetuas por delitos criminales a semanas de reeducaci¨®n en centros de detenci¨®n por haber escapado a China.
David Hawk, ex investigador de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ha entrevistado a m¨¢s de 30 antiguos prisioneros y ex guardas de estos campos de concentraci¨®n. "Muchos de los cautivos no esperan vivir lo suficiente como para cumplir en su totalidad la condena. Sencillamente, miles de ellos no sobreviven", se lee en el informe. "Son esqueletos andantes, hombres minimizados, tullidos cubiertos de harapos", relata uno de los ex guardianes sobre su impresi¨®n el primer d¨ªa que entr¨® en uno de los campos.
Kim Tae Jin fue prisionero en el campo n¨²mero 15, en Yadok. Su trabajo consist¨ªa en meterse hasta la cintura en un r¨ªo helado y recoger piedras del fondo para construir un dique. "Era un plan asesino", asegura Kim Tae Jin, "se mor¨ªa de fr¨ªo y si no era as¨ª se te ca¨ªan los dedos de los pies y de las manos congelados".
El mejor trabajo, el trabajo m¨¢s deseado era el que se hac¨ªa con el ganado. "Entonces, los prisioneros ten¨ªan la oportunidad de robar la comida de los animales o de recoger los granos que a ¨¦stos se les ca¨ªan de la boca", se lee del testimonio de Kim Yong, un ejecutivo de una compa?¨ªa que acab¨® en un campo por enemistarse con la superioridad.
Kim Tae Jin fue golpeado hasta el desmayo. Pero hab¨ªa otra tortura peor que la que le aplicaban sus carceleros. Al no poder lavarse las pulgas y los piojos se lo com¨ªan vivo. Para no morir de hambre, Kim comi¨® ra¨ªces, plantas, ratas y serpientes. Fue obligado a presenciar cinco ejecuciones p¨²blicas.
Las mujeres norcoreanas embarazadas que huyeron a China y fueron repatriadas sufren una doble tragedia. Un prisionero relata en el informe c¨®mo una mujer fue forzada a trabajar hasta parir para luego "ahogar al reci¨¦n nacido con una toalla". Miles de norcoreanas repatriadas de China son obligadas a abortar o a presenciar el asesinato de sus beb¨¦s despu¨¦s de parir si los padres son extranjeros.
Este informe llega en un momento en que EE UU est¨¢ presionando a China para que ponga punto y final a las repatriaciones de los que huyen de Corea del Norte a aquel pa¨ªs debido a las represalias que sufren posteriormente y justo cuando el Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano se dispone a escuchar el testimonio de Hwang Jang Yop, el desertor norcoreano m¨¢s importante para Estados Unidos. El mes pr¨®ximo, Amnist¨ªa Internacional har¨¢ p¨²blico un informe sobre Corea del Norte en el que denunciar¨¢ el uso de la ayuda alimenticia internacional como un arma pol¨ªtica.Siete de los campos de trabajo han sido identificados por fotos v¨ªa sat¨¦lite. Durante a?os, seg¨²n informa The New York Times, el Gobierno de Estados Unidos ha dispuesto de im¨¢genes sobre los campos de mejor resoluci¨®n que las aportadas en el informe. Pero las autoridades norteamericanas declinaron publicarlas, aparentemente, por miedo a revelar la capacidad de los sat¨¦lites esp¨ªas estadounidenses sobre Corea del Norte, un Estado que asegura estar en disposici¨®n de poder construir bombas nucleares.
Hawk espera que su informe circule entre todos los pol¨ªticos que est¨¢n involucrados en las conversaciones con Corea del Norte y que estas informaciones conduzcan a una mayor presi¨®n sobre el estado de los derechos humanos en ese pa¨ªs. Hawk asegura que cualquier acuerdo en materia de seguridad y cooperaci¨®n para la pen¨ªnsula de Corea debe llevar consigo que todas las partes -incluida Corea del Norte- manifiesten un profundo respeto por los derechos humanos. EE UU, China, Jap¨®n, Corea del Sur y Rusia han llevado a cabo conversaciones inconclusas el pasado agosto con Corea del Norte sobre su ambici¨®n nuclear. Una segunda ronda de negociaciones todav¨ªa no tiene fecha pero se espera que tenga lugar antes de finales de a?o.
"Los campos de concentraci¨®n de Corea del Norte fueron construidos siguiendo la doctrina y el modelo estalinista y contin¨²an en ese camino", explica Anne Applebaum, autora del libro Gulag: Una historia, en la introducci¨®n del informe. "Y como en los tiempos de Stalin, los l¨ªderes norcoreanos no quieren que nadie conozca los detalles, ya que ciertas revelaciones no s¨®lo da?ar¨ªan su reputaci¨®n internacional, sino que tambi¨¦n podr¨ªan poner en peligro su propio r¨¦gimen".
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