Llega el Ramad¨¢n
Los musulmanes emigrados a Catalu?a inician hoy el periodo en el que ayunan mientras haya luz solar
Esta noche, cuando se divise en el cielo el primer hilillo de la luna nueva, comenzar¨¢ el Ramad¨¢n, el mes santo de los musulmanes, en el que deben purificarse y para ello ayunar durante las horas de luz. Muchas sectas musulmanas insisten en que la luna debe ser avistada f¨ªsicamente, aunque no hay nada escrito sobre ello en el Cor¨¢n. El ayuno empieza al amanecer y acaba cuando se pone el sol. Durante ese tiempo los creyentes se abstienen completamente de ingerir comidas y bebidas, de fumar y de practicar el sexo.
La costumbre es hacer una comida antes de comenzar el ayuno (suhoor) y otra tras la puesta de sol (iftar). El Ramad¨¢n es el noveno mes del calendario lunar isl¨¢mico, que es entre 11 y 12 d¨ªas m¨¢s corto que el gregoriano. Esto supone que el Ramad¨¢n se mueva a lo largo del a?o solar y que los periodos de ayuno cambien de estaci¨®n.
En Barcelona, cerca de La Rambla, est¨¢ la sede del Consejo Isl¨¢mico y Cultural de Catalu?a. All¨ª se re¨²nen los imames de las mezquitas catalanas. La Generalitat, a trav¨¦s de la Secretar¨ªa de Asuntos religiosos, cuida con mimo esta instituci¨®n, una herramienta clave para la integraci¨®n sin traumas de este colectivo, y un observatorio privilegiado para detectar y prevenir, o por lo menos solucionar, los conflictos que se puedan producir. El Gobierno catal¨¢n les imparte un curso de lengua y cultura catalana. Como parte de este curso, los imames han visitado el monasterio de Montserrat, donde fueron recibidos por el abad; el Parlament, donde fueron recibidos por su presidente, Joan Rigol, y tambi¨¦n han mantenido una entrevista con el presidente de ?mnium Cultural, Jordi Porta.
Se calcula que en Catalu?a hay entre 135 y 140 oratorios o mezquitas. Adem¨¢s de lugares de culto, son los centros neur¨¢lgicos de la vida social de las comunidades musulmanas en la emigraci¨®n. Mohammed Halhoul, natural de T¨¢nger y portavoz del consejo, explica en perfecto catal¨¢n que s¨®lo hay en Catalu?a algo m¨¢s de 35 imames. En el islam no hay jerarqu¨ªa, es el colectivo de fieles el que determina la organizaci¨®n de rezos y pr¨¢cticas. Las mezquitas se rigen por una junta con un presidente, y esa junta contrata a un imam cuya principal tarea es la de dirigir la oraci¨®n de los viernes.
Los imames que hay en Catalu?a son, mayoritariamente, de origen marroqu¨ª, al igual que la mayor¨ªa de los musulmanes, y de confesi¨®n malaquita, una de las cuatro grandes escuelas de interpretaci¨®n del Cor¨¢n. El oratorio y el imam ejercen un papel social de primera magnitud. La mezquita es el lugar en el que los emigrantes encuentran refugio y apoyo, al que acuden para buscar ayuda y consejo. De las limosnas se obtienen fondos para sacar a la gente de apuros.
La mezquita es tambi¨¦n el centro social de la comunidad. En ella se celebran las grandes fiestas (bodas o bautizos) y las circuncisiones. "Este tipo de celebraciones, en Marruecos, se lleva a cabo en las casas, pero aqu¨ª las casas son muy peque?as y por tanto se utiliza el oratorio", explica Mohamed Ressay, presidente del consejo, un hombre que lleva ya d¨¦cadas en Catalu?a, donde han nacido sus hijos y sus nietos.
El 11 de septiembre de 2001 y la intensificaci¨®n de los prejuicios que desde entonces deben soportar los musulmanes han afectado a la comunidad, aunque los imames quieran quitar hierro a la cuesti¨®n. "Lo parad¨®jico es que cuando la comunidad prospera y decide buscar un lugar m¨¢s adecuado para el oratorio, que lleva a?os existiendo en la ciudad, es cuando surgen los problemas con los vecinos, Se produce una visualizaci¨®n del colectivo", relata Halhoul. "En Viladecans hab¨ªa un oratorio peque?o en un piso. Cuando la comunidad pudo permitirse un lugar un poco mejor, en la misma manzana, fue cuando se cre¨® el conflicto", a?ade. El consejo se encarga de solucionar estos problemas, de inscribir los oratorios y de procurar que tengan los permisos en regla.
La gran mayor¨ªa de los musulmanes que emigran, sobre todo los que proceden del Magreb, no tienen intenci¨®n de volver a su pa¨ªs. Casi todos siguen queriendo ser enterrados en su pa¨ªs de origen. Entre otras razones, porque en Catalu?a s¨®lo hay tres cementerios con zona para musulmanes: Collserola (Barcelona), Manresa y Girona. De la importancia social y econ¨®mica de la comunidad en Catalu?a da idea el hecho de que ya son muchos los bancos y cajas de ahorros que, junto con la apertura de una cuenta corriente, ofrecen a sus clientes isl¨¢micos un seguro de repatriaci¨®n del cad¨¢ver.
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