"La reforma del Gobierno ha hundido el barco de la fiscal¨ªa"
Si algo caracteriza a Jos¨¦ Mar¨ªa Mena es que siempre ha dicho lo que ha pensado. En privado y en p¨²blico. De las leyes vigentes y hasta de sus compa?eros, como cuando calific¨® de "vomitivo" el informe del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairi?o, que justificaba la dictadura chilena a prop¨®sito del caso del juez Garz¨®n contra Pinochet. Pero m¨¢s all¨¢ de las declaraciones, la fiscal¨ªa de Barcelona ha sido en Espa?a la avanzadilla de muchas iniciativas para mejorar la administraci¨®n de justicia. Lo fue en 1992, cuando se pusieron en marcha los juicios
r¨¢pidos, o despu¨¦s, con la creaci¨®n de fiscales especializados en medio ambiente, violencia dom¨¦stica o accidentes laborales. Los responsables fueron Carlos Jim¨¦nez Villarejo, primero, y despu¨¦s su sucesor, Jos¨¦ Mar¨ªa Mena. Ahora, ese modelo de fiscal est¨¢ en peligro por las reformas legales del Gobierno, asegura el fiscal jefe de Catalu?a.
"En los ¨²ltimos meses se ha producido un borbot¨®n de producci¨®n legislativa. La consecuencia de eso son los fiscales atados a la pata de la mesa del juez"
"La destituci¨®n de Carlos Jim¨¦nez Villarejo es uno de los disgustos m¨¢s grandes de mi vida. Es tan profundamente injusto que no tengo palabras"
"Comprendo que Pujol no nos tenga simpat¨ªa, ni a m¨ª ni a Villarejo, por el 'caso Banca Catalana'. La rabia que da eso no prescribe y la guardar¨¢ siempre"
Pregunta. ?No le sorprende haber repetido en el cargo?
Respuesta. A m¨ª me nombraron fiscal jefe y me han vuelto a nombrar. No sabr¨ªa dar explicaci¨®n de porqu¨¦. Yo me he limitado, como vulgarmente se dice, a echar la instancia. Y lo dem¨¢s me ha venido dado. Con los grandes problemas que han dado lugar a los desdichados incidentes de Madrid, desde all¨ª se ve lo de Catalu?a como una provincia. Si se me ha conservado en Barcelona es porque esto no es una plaza importante.
P. ?No le incomoda para su ejercicio profesional que el fiscal general del Estado tenga posiciones tan distintas y distantes de las suyas?
R. Yo he estado hasta 1982 con fiscales que eran como Jes¨²s Cardenal, salvo que don Jes¨²s les pasa por la izquierda. Cardenal es un fiscal jefe cl¨¢sico, como tantos otros. Y en esta relaci¨®n me he desenvuelto toda mi vida profesional.
P. ?Qu¨¦ opina de las ¨²ltimas y numerosas reformas legales que afectan tan directamente al papel del fiscal?
R. En los ¨²ltimos meses he notado un borbot¨®n de producci¨®n legislativa y hubiera sido deseable haber reflexionado un poco y hacer las cosas por otro orden. La consecuencia de todo eso son los fiscales atados a la pata de la mesa del juez. El fiscal puede estar en un sitio, pero no en dos o tres. En este momento hay 4.200 jueces en Espa?a y 1.700 fiscales. Y no hay m¨¢s que hablar. Hoy ya tenemos incidentes de quejas de jueces porque se se?alan juicios y no van los fiscales. Porque no hay. O quitan juicios o a?aden fiscales. La tendencia de que para todo hay que hacer juicios est¨¢ muy bien, pero hay que saber lo que se tiene. Con un equipo de cinco o seis no se puede jugar al f¨²tbol. Hacen falta 11. Y para un tipo determinado de encuentros que son los juicios hace falta una plantilla completa.
P. Parece que se quiere reducir la actuaci¨®n del fiscal a la peque?a delincuencia.
R. Con esas reformas nos estamos convirtiendo en lo que llamar¨ªa fiscal¨ªa antibagatela, es decir, centrada en perseguir delitos menores. Y la dedicaci¨®n exclusiva a las peque?eces dificulta muy notablemente la persecuci¨®n de las cosas importantes. En esta fiscal¨ªa, la mayor parte de los d¨ªas no hay fiscales para hacer asuntos importantes. Es decir, quedarse en el despacho 15 d¨ªas estudiando un caso.
P. Ahora, adem¨¢s, se ha limitado a seis meses el tiempo m¨¢ximo para que investigue el fiscal.
R. Distintos fiscales hemos utilizado la misma expresi¨®n: la reforma es un disparo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de la fiscal¨ªa. El barco de la investigaci¨®n fiscal se ha hundido. En estos momentos, las denuncias que se presentan en la fiscal¨ªa se remiten inmediatamente a los juzgados. S¨®lo puedo investigar hasta que haya un sospechoso porque, cuando lo tenga, he de informar al afectado. Cualquier ciudadano entiende que si la polic¨ªa hace una investigaci¨®n, no cabe en ninguna cabeza que busque al sospechoso y le diga que le est¨¢ investigando. Ahora, si la actuaci¨®n policial la dirige el fiscal, s¨ª que hay que avisarle.
P. O sea, que las leyes vigentes benefician m¨¢s que antes a la llamada delincuencia de cuello
blanco.
R. Siempre ha sido as¨ª, lo que pasa ahora es que se nota mucho. Es una situaci¨®n que genera efectos muy perniciosos. No podemos olvidar que detr¨¢s de la persecuci¨®n de determinados poderosos ha dejado de ser fiscal jefe anticorrupci¨®n Carlos Jim¨¦nez Villarejo. Y con un nexo causal entre su desaparici¨®n y ciertas actuaciones que son absolutamente sabidas. Por no citar a poetas antiguos, Joaqu¨ªn Sabina lo define muy bien cuando dice en una canci¨®n: "Que ser valiente no salga tan caro". Estamos en una situaci¨®n que si, por encima de todo, se hace lo que hay que hacer, se producen bajas.
P. Pocas personas conocen tan bien a Jim¨¦nez Villarejo como usted. ?Qu¨¦ impresi¨®n provoc¨® su relevo?
R. Una situaci¨®n as¨ª no se hab¨ªa producido nunca en la democracia espa?ola. Se destituy¨® a Jos¨¦ Aranda como fiscal jefe de la Audiencia Nacional cuando el caso de los llamados fiscales
indomables, un t¨¦rmino que no se merec¨ªan en absoluto porque ellos eran los domadores. La destituci¨®n de Villarejo es uno de los disgustos m¨¢s grandes que me he llevado en mi vida. Es como si me hubieran cortado un brazo, una sensaci¨®n horrible. Es tan profundamente injusto, innecesario y desacertado que no tengo palabras. La democracia siempre es relativa, y yo creo que ¨¦ste es uno de los momentos en que estamos en un camino hacia la democracia.
P. ?No tiene la sensaci¨®n de que con esas reformas y ciertos nombramientos en la c¨²pula judicial es cada vez m¨¢s tenue la separaci¨®n de poderes en Espa?a?
R. Ahora hay una gran cantidad de jueces de a pie que ejercen su funci¨®n con absoluta autonom¨ªa. La inmensa mayor¨ªa son de derechas, eso s¨ª, pero no se dejan manipular. El roce de poderes existe, y el poder ejecutivo tiende a comerse todo hueco que le quede delante, siempre ha sido as¨ª. Otra cosa es que en los ¨²ltimos dos o tres a?os hay una mayor exhibici¨®n del poder y es m¨¢s visible la situaci¨®n de hipertrofia del poder ejecutivo, pero recordando historias antiguas, cosas as¨ª ha habido siempre.
P. ?Se refiere a los Gobiernos del PSOE?
R. He dicho historias antiguas solamente, ?eh?
P. Se le ve muy cr¨ªtico y esc¨¦ptico con la situaci¨®n actual, y que coincide con las encuestas sobre la desconfianza de los ciudadanos en la justicia.
R. Desconfiar de la administraci¨®n de justicia actual en Espa?a es absolutamente razonable, pero no hay razones para desconfiar m¨¢s de la justicia que de otros servicios. La justicia no es de lo que peor funciona, y su lentitud obedece a un sistema de garant¨ªas y de recursos. Estados Unidos es un pa¨ªs muy eficaz y los procesos con pena de muerte tardan 15 a?os. Aqu¨ª no hay pena de muerte, pero no pasan 15 a?os. A veces hay que mirar alrededor, porque en la exposici¨®n de motivos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es de 1887, ya se plantean los mismos problemas que hay ahora. Se va mejorando, lo que pasa es que una sociedad democr¨¢tica es una sociedad exigente y cr¨ªtica, y eso es bueno estimularlo. Pero eso no quiere decir que estemos peor que hace 10 o 30 a?os. La democracia, sobre todo, es cara. Hay que poner dinerito para pagar plantillas de jueces y fiscales y nuevas prisiones. Y si se quieren sistemas alternativos a la pena, hay que buscar una plantilla de funcionarios.
P. El pacto de Estado para mejorar la justicia no ha servido para abordar esas situaciones.
R. Ser¨ªa muy buena cosa que hubiera un pacto, pero hasta ahora no lo he visto, no me he enterado de que exista ning¨²n pacto. Hasta el presente.
P. El PP y el PSOE firmaron un acuerdo en su d¨ªa que abordaba numerosas reformas.
R. No creo que eso fuera ning¨²n pacto.
P. A usted le nombr¨® el Gobierno del PP en 1996 tras ganar las elecciones, despu¨¦s de esperar varios meses porque el PSOE no lo hizo. ?Es cierto que le vet¨® el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch?
R. Casi nadie puede decir como yo que ha sido nombrado dos veces por el Partido Popular. Eso se lo debo agradecer a Belloch, al que conozco desde hace muchos a?os. No creo que ¨¦l tenga nada contra m¨ª. Los pol¨ªticos, con mucha frecuencia, incluso con el entorno que tienen m¨¢s afecto, tienen una cierta relaci¨®n de usar y tirar.
P. ?Est¨¢ diciendo que Belloch le dej¨® tirado?
R. No, pero usado s¨ª. Prefiero creer que no pod¨ªa nombrarme, lo que no s¨¦ es por qu¨¦, pero me doler¨ªa mucho que no quisiera.
P. Hablando del pasado menos reciente, c¨®mo ve ahora, veinte a?os despu¨¦s, el caso Banca Catalana, cuando Villarejo y usted se querellaron contra Jordi Pujol y otras personas. Siempre le ha incomodado hablar de aquello.
R. La ¨²nica incomodidad que recuerdo es la dificultad para entender la trama. Era una gente mucho m¨¢s lista que nosotros que hab¨ªa organizado muy bien su trama y con un nivel de perfecci¨®n dificil¨ªsimo de desentra?ar. Lo dem¨¢s ten¨ªa que ser lo que fue -la Audiencia Territorial de Barcelona archiv¨® la querella-, y era inimaginable que fuera de otro modo. Lo que no tiene sentido es que una instituci¨®n tan respetable, y tan de derechas, como el Banco de Espa?a presente un informe en el que deja clavad¨ªsimas las cosas, dice los autores, y que la fiscal¨ªa se tire para atr¨¢s o meta el informe en un caj¨®n. Eran dos y dos son cuatro y hab¨ªa que hacer lo que se hizo, porque para eso est¨¢n los fiscales. Luego vienen m¨¢s historias. Se acaba de publicar un libro sobre Pujol, Qu¨¨ direu de
mi, en el que se entrevista a cien personas. Uno soy yo, pero otros son Narc¨ªs Serra y Felipe Gonz¨¢lez, y se desprende muy claramente lo mucho que les desagrad¨® la posici¨®n de la fiscal¨ªa en el caso Banca
Catalana. A Villarejo y a m¨ª nos llam¨® el fiscal general de entonces, debatimos el asunto con el teniente fiscal del Tribunal Supremo y otros tres fiscales, y al acabar, Luis Bur¨®n dijo: "Es mi decisi¨®n que se interponga la querella". Nosotros volvimos y al d¨ªa siguiente se public¨® en la prensa. Y ah¨ª es donde se produce la cortina de humo de estos casos. El verdadero debate es si la querella era acertada y veraz en su relato de hechos, pero eso no lo ha vuelto a debatir nadie. S¨®lo se ha hablado de la filtraci¨®n. Me ha alegrado leer en ese libro que Felipe Gonz¨¢lez llam¨® a Pujol para ponerle en guardia y advertirle que se le estaba investigando. La c¨²pula del PSOE pensaba que les hicimos una faena, y pienso que les desagrad¨® mucho no poder controlar la situaci¨®n.
P. ?Cu¨¢l fue el momento m¨¢s delicado de aquel proceso?
R. El interrogatorio de los fiscales fue el momento m¨¢s aparatoso. Supongo que para el president fue humillante ser interrogado. Yo comprendo que el president no nos tenga simpat¨ªa. La rabia que da eso no prescribe y la guardar¨¢ siempre, pero nosotros a ¨¦l no le tenemos ninguna antipat¨ªa. Somos unos profesionales que hemos hecho lo que nos toca. Nosotros contra ¨¦l no tenemos nada, ni personal ni institucionalmente. Para nosotros solamente es un se?or que sale en unos papeles, que, seg¨²n los datos que nos dan, ha hecho eso y le tenemos que acusar. En las pel¨ªculas, los fiscales hacen del caso un asunto personal y tienen mucho af¨¢n de perseguir. Nosotros no tenemos esos problemas, nos pagan igual. Si no hubi¨¦ramos llevado el asunto de Banca Catalana, esos meses habr¨ªamos cobrado lo mismo y habr¨ªamos vivido notablemente mejor.
Hijo y nieto de fiscales y 11 a?os militante del PSUC
JOS? MAR?A MENA ?LVAREZ naci¨® en Villarcayo (Burgos) en 1936. Hijo y nieto de fiscal y bisnieto de magistrado, empez¨® a ejercer en 1964 en Santa Cruz de Tenerife. S¨®lo dur¨® tres a?os porque su manera de entender el oficio le llev¨® a pedir penas de c¨¢rcel para unos empresarios por la muerte de 14 trabajadores en un accidente laboral y por una estafa inmobiliaria. "Aquello era la Edad Media. Los afectados estaban emparentados con la fiscal¨ªa y amparados por la Administraci¨®n". Tambi¨¦n ejerci¨® como profesor de Derecho Penal y tuvo entre sus alumnos a Eligio Hern¨¢ndez, que despu¨¦s fue fiscal general del Estado. En abril de 1967 lleg¨® a Barcelona por un traslado forzoso y a los pocos meses empez¨® a militar en el PSUC, el hist¨®rico partido de los comunistas catalanes y referencia obligada del antifranquismo. De aquella ¨¦poca arranca su amistad con Carlos Jim¨¦nez Villarejo. En 1972 fue desterrado a Lleida "por tener amistad con personas desafectas al Movimiento Nacional", seg¨²n dec¨ªa el expediente de la ¨¦poca. "Era verdad, ten¨ªa amistades en el antifranquismo, porque el Tribunal Supremo desestim¨® el recurso que present¨¦", asegura Mena. Tras la muerte de Franco, regres¨® a Barcelona en 1975, y el d¨ªa que se aprob¨® la Constituci¨®n se dio de baja por escrito en el PSUC, lo mismo que hizo Villarejo.
Ambos se hicieron cargo en 1984 de investigar un caso que les ha perseguido desde entonces como una sombra: Banca Catalana. La falsa leyenda sobre ambos fiscales difundida por c¨ªrculos interesados es que actuaron a las ¨®rdenes del Gobierno del PSOE. "Nada m¨¢s lejos de la realidad. La orden de querellarse la dio el fiscal general Luis Bur¨®n tras varias horas de reuni¨®n, y mucho antes, Felipe Gonz¨¢lez ya advirti¨® a Pujol que le est¨¢bamos investigando. A los socialistas nunca les gust¨® aquella querella", recuerda Mena. "Adem¨¢s, se olvida que ninguno de los dos pedimos ese caso, sino que nos lo encarg¨® el fiscal jefe de entonces, Alejandro Sanvicente".
De aquella ¨¦poca quedan las pintadas en las calles de Barcelona "Volem fiscals catalans" ("Queremos fiscales catalanes"). Y la imagen de Mena, con su inseparable pipa de entonces saliendo de interrogar a Pujol en la casa del Canonges, la residencia oficial. En 1996 regres¨® al Palau de la Generalitat, en una breve visita de cortes¨ªa institucional, al ser nombrado fiscal jefe de Catalu?a, pero Pujol no permiti¨® la foto. "El encuentro apenas dur¨® unos minutos. El president me dijo: "Supongo que sabr¨¢ que su nombramiento no me satisface". Yo le agradec¨ª la franqueza y le dije que antes, ahora y en el futuro, lo ¨²nico que hago es cumplir la ley. Me mir¨® atentamente, se levant¨® y abri¨® la puerta, y nos mir¨® a los tres. A m¨ª, al fiscal general del Estado, Carlos Granados, y a la consejera de Justicia, N¨²ria de Gispert. Eso es lo que se llama dar puerta".
La querella contra Pujol fue la primera escenificaci¨®n sonada de que Mena y Villarejo ser¨ªan rigurosos en considerar a todos iguales ante la ley. Pero el archivo del caso tambi¨¦n dej¨® claro que una cosa es el principio de legalidad que gu¨ªa a los fiscales, y otra distinta, las decisiones judiciales. "La gran mayor¨ªa de los jueces que votaron en contra del procesamiento de Pujol ni siquiera se miraron el resumen que hab¨ªa preparado la fiscal¨ªa", recuerda Mena.
Luego vinieron otros esc¨¢ndalos en los que ambos fiscales se labraron fama de azote de la burgues¨ªa catalana, como los casos Planasdemunt, Bertr¨¢n de Queralt, Casinos, Estevill o De la Rosa. En uno de esos juicios y en una actuaci¨®n muy poco habitual, Mena retir¨® la acusaci¨®n. Fue en el caso de las escuchas ilegales del Cesid, que sent¨® en el banquillo, entre otros, al agente Miguel Mart¨ªnez Ruiz, El Lobo. "En el juicio nos quedamos sin pruebas y no nos qued¨® m¨¢s remedio que actuar as¨ª o arriesgarnos al esc¨¢ndalo de una sentencia absolutoria", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Mena.
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