Los ap¨®stoles de la Gran Tribulaci¨®n
Los reuni¨® en el lugar llamado en hebreo Armaged¨®n. Y el s¨¦ptimo derram¨® su copa en el aire; entonces sali¨® del santuario una voz potente que ven¨ªa del trono y dec¨ªa: "Hecho est¨¢". (Apocalipsis 16: 16-17).
Si una persona cree que estamos en los ?ltimos D¨ªas, que la segunda venida de Jesucristo es inminente, entonces, seguramente, la ocupaci¨®n estadounidense de Irak le parecer¨¢ l¨®gica. Si cree que Sat¨¢n anda suelto sobre la Tierra y que en un futuro no muy lejano se producir¨¢ la gran batalla de Armaged¨®n entre el Cristo y el Anticristo, el ¨²ltimo acto de la historia humana, que anunciar¨¢ el nuevo milenio, entonces el apoyo incondicional de Estados Unidos a Ariel Sharon tiene sentido. En la derecha cristiana estadounidense, en el propio Gobierno de Bush, son muchos los que creen en ese futuro, y esa gran epopeya de proporciones divinas es la que inspira su pol¨ªtica en Oriente Pr¨®ximo.
Si una persona cree que la segunda venida de Jesucristo es inminente, entonces, casi seguro que la ocupaci¨®n estadounidense de Irak le parecer¨¢ l¨®gica
Un general del Pent¨¢gono dice que la guerra contra el terrorismo es "una batalla contra Sat¨¢n"; los terroristas atacan a EE UU porque es una naci¨®n cristiana
Importa poco saber si Bush tiene verdadera fe en esta visi¨®n catacl¨ªsmica del futuro o se limita a contentar a los creyentes para lograr sus objetivos pol¨ªticos personales. El caso es que la derecha cristiana (a cuyos miembros se califica ¨²ltimamente de "teoconservadores", para distinguirlos de los neoconservadores, los partidarios del capitalismo liberal) est¨¢ presente en la pol¨ªtica exterior estadounidense. Un general del Pent¨¢gono, William G. Boykin, ha resumido su posici¨®n en una serie de discursos recientes, en los que afirma que la guerra contra el terrorismo es una "batalla contra Sat¨¢n" y que los terroristas atacan a Estados Unidos porque es una naci¨®n cristiana. No obstante, a Boykin le consuela su convicci¨®n de que su Dios es m¨¢s grande que el Dios musulm¨¢n (que no es m¨¢s que un ¨ªdolo) y que el presidente Bush ha sido elegido por ese Dios para afrontar esta crisis. En el Congreso, los conservadores han defendido las declaraciones del general.
Conservadurismo extremo
La derecha cristiana, caracterizada por el extremo conservadurismo de sus ideas pol¨ªticas, est¨¢ formada por grupos fundamentalistas que se extienden por las confesiones tradicionales del protestantismo. Pero su cuerpo y alma los constituyen los 16 millones de personas de la Convenci¨®n Baptista Sure?a y los televangelistas, los predicadores evang¨¦licos que ejercen su ministerio a trav¨¦s de programas televisivos de emisi¨®n diaria o semanal.
Los grandes televangelistas son nombres muy conocidos en Estados Unidos. Billy Graham, amigo personal de la familia Bush, predica ante enormes concentraciones de gente, a veces durante semanas enteras, en lugares como el Madison Square Garden. Su hijo Franklin dirige la Bolsa del Samaritano, una organizaci¨®n cristiana que en la actualidad se dispone a entrar en Irak como una organizaci¨®n humanitaria m¨¢s. Pat Robertson presenta el Club de los 700, que todos los d¨ªas ven alrededor de un mill¨®n de estadounidenses. Al parecer, Dios le dijo a Robertson hace unos a?os que presentara su candidatura a la presidencia, pero hasta ahora no ha tenido ¨¦xito. Jerry Falwell emite La hora del viejo evangelio y se hizo cargo de los mensajes televisivos de Alabemos al Se?or cuando su fundador, Jim Bakker, tuvo que ingresar en prisi¨®n para cumplir una larga condena.
Como en otros lugares, el fundamentalismo en EE UU constituye una reacci¨®n religiosa extremista ante la avalancha de la modernidad, el avance del racionalismo y el m¨¦todo cient¨ªfico en todos los campos de estudio. El desaf¨ªo de los descubrimientos geol¨®gicos de Charles Lyell y la teor¨ªa de la evoluci¨®n de Charles Darwin sacudi¨® el mundo cristiano. Los nuevos hallazgos dejaban claro que la Biblia no era compatible con la ciencia.
La cr¨ªtica alemana especializada empeor¨® a¨²n m¨¢s las cosas al revelar las contradicciones existentes en los textos b¨ªblicos y la autor¨ªa m¨²ltiple de libros que hasta entonces se hab¨ªan atribuido a un gran profeta, por ejemplo Mois¨¦s; con ello refutaba la idea de que la Biblia estaba escrita por la mano de Dios, como en la escena del Monte Sina¨ª en Los diez mandamientos, de Cecil B. De Mille. El cristianismo dominante (las principales confesiones hist¨®ricas de este pa¨ªs) aprendi¨® a adaptarse, e incluso puede decirse que encontr¨® mayor riqueza espiritual en la Biblia como met¨¢fora, con su sabidur¨ªa y su poes¨ªa espiritual, que en la Biblia como relato literal.
Los cristianos fundamentalistas (que en t¨¦rminos num¨¦ricos quiz¨¢ constituyen hoy la corriente "dominante") emprendieron una v¨ªa distinta. Su nombre procede de una serie de panfletos llamados Los fundamentos, publicados entre 1910 y 1915, sufragados por dos hermanos que se hab¨ªan enriquecido con el petr¨®leo, y enviados gratuitamente a predicadores, pastores, maestros de escuelas dominicales y dirigentes juveniles de todo el pa¨ªs. Entre los fundamentos figuraban la infalibilidad de la Biblia y la inminencia de la segunda venida de Jes¨²s.
En el cristianismo fundamentalista no iba a haber lugar para las dudas. En vez de medir la Biblia seg¨²n los criterios de la ciencia, hay que juzgar la ciencia en funci¨®n de la verdad absoluta de la Biblia. Y, aunque el hecho de que Galileo afirmara que el Sol es el centro del universo no irrita a los fundamentalistas, s¨ª lo hace la teor¨ªa de la evoluci¨®n. El famoso proceso conocido como Scopes-Monkey, de 1925, enfrent¨® a Darwin, encarnado en la figura del profesor de biolog¨ªa John T. Scopes -que hab¨ªa violado las leyes de Tennessee al ense?ar la evoluci¨®n en sus clases- contra nada menos que el ex congresista, secretario de Estado y candidato presidencial William Jennings Bryan, que, adem¨¢s de todas esas cosas, era fundamentalista. El juicio fue una gran derrota de imagen para el fundamentalismo, y muchos de sus seguidores, desde entonces, han preferido la "educaci¨®n en casa" para sus hijos. El fundamentalismo no ten¨ªa que haber sobrevivido. Los soci¨®logos lo consideraban una reacci¨®n autom¨¢tica a la modernidad por parte de los grupos m¨¢s amenazados por ella, desde el punto de vista ideol¨®gico y econ¨®mico. Los progresos educativos iban a cortar el fundamentalismo de ra¨ªz, o eso cre¨ªan. Pero la sorpresa (desde esta perspectiva) fue que el fundamentalismo no s¨®lo sobrevivi¨®, sino que tiene una situaci¨®n floreciente en la primera econom¨ªa del mundo, el pa¨ªs en el que est¨¢n las mejores universidades y con una poblaci¨®n, en general (a juzgar por el n¨²mero de t¨ªtulos), bien preparada.
M¨¢s a¨²n, aunque la base del fundamentalismo la constituyen los habitantes con menos formaci¨®n y rentas m¨¢s bajas de los pueblos del Cintur¨®n B¨ªblico (una franja de tierra que recorre el medio oeste y el sur del pa¨ªs), la situaci¨®n social de sus adeptos ha mejorado paralelamente a la situaci¨®n del fundamentalismo. Ya no es posible explicar el fundamentalismo con argumentos de clase.
Lo que distingue al fundamentalismo estadounidense de otros fundamentalismos cristianos es su interpretaci¨®n de la historia y los acontecimientos actuales. A mediados del siglo XIX lleg¨® a Estados Unidos una nueva corriente de pensamiento llamada "dispensacionalismo premilenario", llevada por un viajero brit¨¢nico, John Nelson Darby, de los Hermanos de Plymouth. El dispensacionalismo cree que la historia humana est¨¢ formada por "dispensaciones" (periodos temporales ¨²nicos que se caracterizan por la forma que tiene Dios de relacionarse con los seres humanos en cada momento), que se suceden con arreglo al plan divino de Dios y culminan en una gran cat¨¢strofe (la expulsi¨®n del para¨ªso, el diluvio, etc¨¦tera).
La base intelectual consiste, en parte, en descifrar las "claves" complejas y ocultas de las profec¨ªas b¨ªblicas, sobre todo los libros de Daniel y el Apocalipsis. Para iluminar el significado de las revelaciones, los fundamentalistas recurren a instrumentos como la Biblia de Scofield.
En la actualidad estamos viviendo la pen¨²ltima dispensaci¨®n -una ¨¦poca de gran maldad y pruebas terribles- antes de la segunda venida de Jes¨²s, y la ¨²ltima antes del milenio, es decir, los mil a?os de reinado de Cristo sobre la tierra. Veremos la ascensi¨®n de un Anticristo que dirigir¨¢ las iglesias ap¨®statas del mundo, una "bestia" correspondiente, es decir, un dirigente pol¨ªtico que reunir¨¢ a las naciones derivadas del Imperio Romano en un nuevo imperio (mencionado en el Apocalipsis como "Babilonia"), y el combate entre estas fuerzas perversas y los santos.
La presencia incontrolada del Anticristo, a menudo fundido con la bestia (e identificado, en diversas ¨¦pocas, como el Papa, el Kaiser, Adolfo Hitler e incluso Mija¨ªl Gorbachov, por la mancha morada de la cabeza), sembrar¨¢ todos los males posibles en la tierra.
Cristo contra Sat¨¢n
Seg¨²n la ortodoxia, que representa, por ejemplo, el Seminario Teol¨®gico de Dallas, los ?ltimos D¨ªas no son el peor periodo. El peor, denominado la Gran Tribulaci¨®n, no se producir¨¢ hasta despu¨¦s del Arrebato, el momento en el que Jes¨²s venga a acoger a los fieles cristianos, que ascender¨¢n a las nubes para sentarse junto a ¨¦l en el cielo. Entonces comenzar¨¢ la Gran Tribulaci¨®n, con la que se har¨¢n realidad todas las profec¨ªas del Antiguo Testamento, se juzgar¨¢ a los jud¨ªos y Cristo luchar¨¢ contra Sat¨¢n. Israel ser¨¢ el gran campo de batalla. En Jerusal¨¦n, la C¨²pula de la Roca ser¨¢ destruida y se volver¨¢ a construir un templo en el lugar donde estaba el de Salom¨®n. La Gran Tribulaci¨®n culminar¨¢ con la gran batalla de Armaged¨®n, el espantoso final de los malvados y los infieles y el fin de la dispensaci¨®n o, lo que es lo mismo, el comienzo del milenio.
Es decir, seg¨²n la ortodoxia, las profec¨ªas del Antiguo Testamento no est¨¢n haci¨¦ndose realidad todav¨ªa. No obstante, durante estos ?ltimos D¨ªas s¨ª podemos ver "los signos de los tiempos" que, aunque todav¨ªa no hacen realidad lo profetizado, parecen preparar el terreno. Adem¨¢s, muchos fundamentalistas no tienen claros los l¨ªmites entre los ?ltimos D¨ªas y la Gran Tribulaci¨®n. De modo que es posible que ahora estemos viviendo este ¨²ltimo periodo.
Las ideas milenaristas son anteriores al dispensacionalismo de Darby. William Miller, de Nueva York, predijo que la segunda venida se producir¨ªa entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844. Cuando no fue as¨ª, volvi¨® a hacer sus c¨¢lculos y predijo una nueva fecha, el 22 de octubre de 1844. Este nuevo fracaso desemboc¨® en la disoluci¨®n de sus seguidores, los Milleristas. La tradici¨®n de fijar fechas, exactas o aproximadas, contin¨²a todav¨ªa. Yo crec¨ª prepar¨¢ndome para los d¨ªas finales; el nombre oficial de la iglesia a la que pertenec¨ªa mi familia era Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ?ltimos D¨ªas. Recuerdo que ten¨ªa la esperanza de que el final no llegara antes de cumplir 16 a?os (la edad para obtener el permiso de conducir en EE UU), porque quer¨ªa conducir un coche antes de que la historia llegara a su fin.
Es un tema que goza de gran popularidad en la literatura religiosa estadounidense; la muestra m¨¢s reciente del g¨¦nero es Bible Code, que supuso un gran ¨¦xito de ventas. Su autor asegura que un matem¨¢tico israel¨ª ha descifrado la clave para entender las profec¨ªas ocultas de la Biblia, que, sorprendentemente, se refieren a nuestra ¨¦poca e incluyen hechos trascendentales, como el Holocausto, y otros que han tenido menos influencia en la historia mundial (sobre todo desde el punto de vista de unos profetas que vivieron hace aproximadamente 3.000 a?os), como la elecci¨®n del presidente Bill Clinton.
Su continuaci¨®n, Bible Code II, comienza con el atentado del 11 de septiembre contra el World Trade Center e inicia una "cuenta atr¨¢s" hasta el Armaged¨®n. El autor del libro habl¨® hace poco con los responsables de los servicios de espionaje en el Pent¨¢gono para explicarles c¨®mo afectaba a la b¨²squeda de Osama Bin Laden.
Predecir la fecha de la segunda venida es delicado. En cambio, interpretar los "signos de los tiempos" no es tan dif¨ªcil. Los fundamentalistas ven signos de los tiempos en todas partes. Seg¨²n cada contexto hist¨®rico concreto, han sido signos las hambrunas, la guerra fr¨ªa, el Mercado Com¨²n, la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, el feminismo, la homosexualidad e incluso la elecci¨®n de Clinton.
Otro "signo" se halla en los movimientos a favor de un gobierno mundial (de ah¨ª su desprecio hacia Naciones Unidas), que, seg¨²n ellos, no son m¨¢s que conspiraciones para arrebatar a los estadounidenses las libertades otorgadas por Dios y desbaratar sus objetivos. En su d¨ªa, los fundamentalistas tambi¨¦n alzaron la voz contra la Liga de Naciones.
En mi Estado natal, Utah, una peque?a ciudad llamada La Verkin aprob¨® hace alg¨²n tiempo una ley anti-ONU que impide gastar dinero municipal en apoyo de la organizaci¨®n, proh¨ªbe los emblemas de Naciones Unidas en edificios oficiales y exige a cualquier ciudadano que trabaje para la ONU que presente un informe anual y exhiba un letrero en el que se diga "Aqu¨ª trabaja Naciones Unidas". Por lo visto, los habitantes de La Verkin se inspiraron en un tejano que fue sometido a consejo de guerra, en 1996, por negarse a llevar la gorra y la insignia de la ONU cuando le destinaron a la misi¨®n de paz en Macedonia.
No obstante, el principal signo de los tiempos consiste en el regreso de los jud¨ªos a Palestina, la creaci¨®n del Estado de Israel y las conquistas territoriales de la Guerra de los Seis D¨ªas, en 1967. Seg¨²n los fundamentalistas, la vuelta de los jud¨ªos a la tierra que les dio Dios y su persecuci¨®n a manos de todas las naciones del mundo son el preludio de la segunda venida. Por tanto, para quienes creen que el regreso de Jes¨²s es inminente, estos acontecimientos ofrecen una prueba asombrosa de que la profec¨ªa b¨ªblica es cierta.
Hace poco dediqu¨¦ una tarde a recorrer varias p¨¢ginas web de fundamentalistas. Adem¨¢s de encontrar numerosas organizaciones cristianas sionistas, dedicadas a Israel y los jud¨ªos y a recaudar fondos para ellos (constantemente me ofrec¨ªan la oportunidad de hacer donaciones a trav¨¦s de la red), me enter¨¦ de que James Inhofe, senador por Oklahoma, pronunci¨® el a?o pasado un discurso ante el Senado estadounidense sobre las "Siete razones por las que Israel tiene derecho a la tierra". En otras palabras, por qu¨¦ los jud¨ªos merecen ser due?os de las tierras y los palestinos no. Junto a argumentos seudointelectuales relacionados con pruebas arqueol¨®gicas, hist¨®ricas y similares (que, por cierto, equivaldr¨ªan a justificar la devoluci¨®n de Estados Unidos a los indios americanos), Inhofe concluy¨® con la raz¨®n n¨²mero siete: "Porque lo dijo Dios".
O, como argumenta Ron Cantrell en Unholy War, a prop¨®sito de las disputas sobre l¨ªmites territoriales en Oriente Pr¨®ximo, "algunas fronteras no las cre¨® el hombre, sino que se decretaron desde el cielo. Estaban bajo la arena y s¨®lo era preciso limpiarlas y restaurarlas como en la antig¨¹edad. La naci¨®n de Israel yac¨ªa tapada por el polvo isl¨¢mico, a la espera del momento perfecto decidido por Dios. Cuando el aliento de su esp¨ªritu se llev¨® la arena, se abri¨® un nuevo cap¨ªtulo de la historia espiritual".
Coincidencia
La tierra a la que "tiene derecho" Israel es muy extensa. Los cristianos sionistas coinciden con los halcones israel¨ªes a la hora de rechazar el plan de tierras por paz para resolver el conflicto palestino-israel¨ª. Pat Robertson, cuando el cap¨ªtulo de Chicago de la Organizaci¨®n Sionista de Am¨¦rica concedi¨® el Premio a la Amistad del Estado de Israel, declar¨®: "Sent¨ª una alegr¨ªa inmensa el 5 de junio de 1967, cuando o¨ª que hab¨ªa estallado la guerra con el fin de recuperar Jerusal¨¦n para Israel. Era la profec¨ªa de Jesucristo hecha realidad". "Y ahora", a?adi¨®, en referencia a la iniciativa de tierras por paz, "Naciones Unidas... ha dicho: no creemos en la palabra de Dios. Haremos lo contrario. Y EE UU ha sido el primero en decir que queremos volver a arrebatar Jerusal¨¦n Este a la naci¨®n jud¨ªa, a pesar de las palabras de Jesucristo".
Jerry Falwell, que recibi¨® de Menahem Beguin la Medalla Jabotinsky del Centenario por su amistad con Israel, dijo que el hecho de que Isaac Rabin firmase los acuerdos de Oslo era "no s¨®lo un error", sino tambi¨¦n "un pecado".
La p¨¢gina web del Centro Internacional del Sionismo Cristiano destaca la importancia del Monte del Templo y la "necesidad absoluta de construir el Tercer Templo, descrito por el profeta Ezequiel, antes del regreso del Mes¨ªas". Tal vez ¨¦sa sea la raz¨®n de que el senador de Oklahoma disculpe la visita de Ariel Sharon a la explanada y asegure que fueron los palestinos los que "calcularon minuciosamente" los acontecimientos para provocar todos los disturbios posteriores, y no el primer ministro israel¨ª.
M¨¢s de una p¨¢gina web dice que Occidente tiene que dejar de prometer un Estado a los palestinos, y en dos ocasiones he le¨ªdo que las naciones que no defiendan a Israel ser¨¢n "maldecidas". Ojo, puede que todo esto parezca projud¨ªo, pero no hay que olvidar que lo que est¨¢ previsto es que, una vez en Israel, los jud¨ªos se convertir¨¢n al cristianismo. Quienes no lo hagan, perecer¨¢n. Algunas cosas no cambian nunca.
No hace falta decir que las p¨¢ginas de la derecha cristiana no tienen buena opini¨®n de los palestinos ni de los musulmanes. El jefe de la Convenci¨®n Baptista Sure?a dijo en una ocasi¨®n que Mahoma era "un ped¨®filo pose¨ªdo por el demonio". Falwell le llam¨® "terrorista". Al hablar de la guerra del presidente Bush contra el terrorismo, Robertson record¨® a su p¨²blico que "todos son de confesi¨®n musulmana, todos y cada uno de ellos".
Ahora se trata de saber si la situaci¨®n actual no es m¨¢s que otra presencia temporal en el centro de la atenci¨®n, o si la derecha cristiana perdurar¨¢.
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