Costa-Gavras rescata 'Hanna K.' del silencio a que fue reducida
Ayer fue aqu¨ª el d¨ªa de Costa-Gavras y del primer filme espa?ol, La suerte dormida, realizado por la guionista, debutante como directora, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, que muestra solvencia y sabe dar vuelo a buenos trabajos de Adriana Ozores, Jos¨¦ Soriano y F¨¦lix G¨®mez. Por su parte, Costa-Gavras estren¨® Hanna K., su gran pel¨ªcula maldita, hecha en 1983 y luego reducida al olvido y el silencio.
La suerte dormida es el primer filme espa?ol en concurso. Cuenta la historia ver¨ªdica de la muerte de un minero v¨ªctima de la codicia y las ilegalidades cometidas por los due?os de la mina donde trabajaba. Y combina el relato de este desastre con un ejercicio introspectivo en el dolorido personaje de la abogada que indaga en la tela de ara?a empresarial y jur¨ªdica que deja impune, como casi todas, esta infame tragedia obrera cotidiana.
La pel¨ªcula est¨¢ bien realizada en el sentido mec¨¢nico. Gonz¨¢lez-Sinde logra solidez y soltura en el continuo y sabe dar libertad y comodidad a los tres int¨¦rpretes principales, que son quienes verdaderamente sostienen la pel¨ªcula, arrancando de ellos chispas de sinceridad y credibilidad. Pero, como conjunto, La suerte dormida no es convincente. La da?a un desequilibrio: no hay engarce org¨¢nico entre los dos hilos argumentales que combina; por un lado, el drama interior de la abogada, que acaba de perder a su marido y su hijo en un accidente de coche que ella conduc¨ªa; y, por otro, la investigaci¨®n de ese referido crimen patronal, que sirve a la mujer para afrontar su propio dolor.
El dispositivo secuencial, derivado del gui¨®n de Bel¨¦n Gopegui y la propia directora, descansa m¨¢s en lo que los personajes nos cuentan que en lo que les vemos hacer. La acci¨®n carece de crescendo y la intriga se resiente de un exceso de verbalizaci¨®n de los sucesos. Pero, sobre todo, hay una mayonesa cortada en el in¨²til intento de fusi¨®n de los dos sucesos matrices, desencadenantes, que tienen antecedentes tan claros como Erin Brockovich y Azul, relatos que se mueven sobre acordes muy distintos, casi opuestos y ciertamente no f¨¢ciles de reducir a uno.
Fuera del concurso, el d¨ªa gir¨® alrededor de Costa-Gavras y su desconocida Hanna K. El cr¨ªtico e historiador catal¨¢n Esteve Riambau present¨® De traidores y h¨¦roes, un di¨¢fano y admirable libro con pinta de indispensable para el conocimiento de la figura de Costa-Gavras, que hoy cerr¨® su tiempo en la Seminci flanqueado por Jorge Sempr¨²n, sin el que no se entiende plenamente su obra, de talla imperecedera por las im¨¢genes, completamente necesarias, de La confesi¨®n, Missing, La caja de m¨²sica.
Y ahora de Hanna K., filme premonitorio del desastre palestino, que fue rodada hace dos d¨¦cadas y sigue casi in¨¦dita, a causa del falso anatema de antisemita que le colg¨® la extrema derecha sionista. Recuerda el cineasta: "Todos mis filmes se han estrenado m¨¢s o menos regularmente en las salas, tanto de Francia como de todo el mundo. Hanna K. no se estren¨® casi en ning¨²n pa¨ªs salvo Francia, donde recibi¨® amenazas de bomba que obligaron a desalojar los cines. Aunque con respaldo de la Universal, en EE UU se estren¨® en una sola sala, una semana". Fue este silencio peaje de la osad¨ªa de presagiar la inmensa tragedia de Palestina, lo que da hoy a este viejo filme in¨¦dito una desazonadora vigencia.
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