T¨¦vez, ?el nuevo Maradona?
De origen chabolista, el '10' del Boca Juniors reconoce a sus 19 a?os que ser¨ªa "un cartonero m¨¢s" si no fuera por su t¨¦cnica y su picard¨ªa con el bal¨®n
El cuento cl¨¢sico del f¨²tbol argentino se escribe una y otra vez. La pasi¨®n y el deseo de los que nunca se recuperar¨¢n de su ausencia prueban ahora el bot¨ªn de Diego Armando Maradona en el pie de Carlos T¨¦vez, el pibe de 19 a?os, 170 cent¨ªmetros y 74 kilos, 10 del Boca Juniors, el mejor de su generaci¨®n. Hasta se hacen encuestas entre los hinchas sobre si El Apache, como le llaman, es o no el nuevo Dieguito. Pero T¨¦vez no es un cuento. Tiene su propia historia.
Los analistas se sumergen en hondas cavilaciones. Le cabe el origen humilde, se ajusta a los c¨¢nones de la cantera de crianza -bald¨ªos, clubes de barrio futbolero, el baby del m¨ªtico Parque que provee a Argentinos Juniors, All Boys..., el c¨¦lebre Rub¨¦n Maddoni, que le echa el ojo y le lleva a las inferiores del Boca...- y todo encaja. Se destaca por los frenos, los enganches, la t¨¦cnica, el regate y la picard¨ªa del potrero. Es noble, solidario, buen compa?ero, goleador... Aguanta los golpes, encara siempre, se ajusta al perfil de quien seguramente ser¨¢ un ¨ªdolo popular en el equipo del que es fan¨¢tico... Pero, lamentablemente, todos los botines de Maradona que se exhiben en el museo itinerante montado en Buenos Aires le quedan anchos. Y los pies rara vez crecen hacia los costados.
?Para qu¨¦ insistir, entonces, si ¨¦l est¨¢ muy contento con ser T¨¦vez desde que hace cuatro a?os dej¨® de usar el apellido de su madre, Mart¨ªnez? Fue cuando su padre, el alba?il Segundo T¨¦vez, finalmente lo reconoci¨® como hijo suyo y de Adriana Mart¨ªnez. "La vida es dura, amigo. Con la filosof¨ªa, poco se gana. Si quiere ver la vida color de rosa, eche 20 centavos en la ranura", escrib¨ªa el poeta argentino Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n a mediados del siglo pasado. Dur¨ªsima es todav¨ªa la vida en el complejo de edificios del oeste de Buenos Aires conocido como Fuerte Apache. El barrio, llamado Ej¨¦rcito de los Andes, se convirti¨® en una cueva de delincuentes que espantaron a los buenos vecinos y tomaron de rehenes a los dem¨¢s.
Ah¨ª adentro, en ese laberinto de pasadizos, humillaciones y vidas sacrificadas, se hizo pibe, hombre y jugador el mono Carlitos, que lleva en las marcas de la cara y el cuello, quemado con agua hirviendo en un accidente casero; en los dientes partidos y en el alma el recuerdo imborrable de la miseria, el olvido, la desprotecci¨®n, los fr¨ªos desesperantes y el hambre.
Desde que hace dos a?os el Boca le alquilase una amplia casa para toda la familia en el barrio suburbano de Versailles, El Apache disfruta de ver a sus padres sin urgencias econ¨®micas y a sus cuatro hermanos jugando a la pelota en el patio. En su habitaci¨®n tiene posters de Ronaldo y Maradona, la camiseta del Boca firmada por sus compa?eros, un aut¨®grafo de Riquelme, su ¨ªdolo; banderines, copas y medallas. Todo lo que hasta hoy so?aba.
Pero no olvida. Sus mejores amigos son los que ya lo eran "en el Fuerte", donde tambi¨¦n le mataron a otros. Regresa al barrio como quien nunca se fue de all¨ª. Se reconoce villero (los que viven en barrios de chabolas) en el sentimiento, le gusta la m¨²sica de bailanta y admite que, de no haber sido futbolista profesional, ser¨ªa "un cartonero m¨¢s", recolector de pl¨¢sticos, papeles y desechos ¨²tiles en los botes de basura. Termin¨® la escuela primaria, pero se educ¨® en la Apache: "Todos mis valores los aprend¨ª ah¨ª: el respeto, la humildad, el sacrificio, el saber valorar las cosas...".
El Boca, invicto y puntero, s¨®lo empat¨® tres partidos de los diez disputados. En dos no jug¨® T¨¦vez. Es el goleador del equipo, del torneo, y el protagonista de las mejores jugadas. El entrenador del equipo argentino que va a disputar en diciembre la Copa del Mundo sub 20 le reclama, pero ¨¦l quiere jugar la Intercontinental que el Boca, campe¨®n de Am¨¦rica, debe afrontar ante el Milan, campe¨®n de Europa, en diciembre en Tokio. No se entera ni quiere saber nada todav¨ªa de las ofertas que le hacen los clubes importantes de Europa.
Su sue?o es "salir campe¨®n del mundo con el Boca y la selecci¨®n". Cuando se le escucha hablar as¨ª, con la ingenuidad y la inocencia de quien a¨²n sigue sintiendo el f¨²tbol "como en el potrero", es inevitable recordar y comparar. En eso s¨ª que es id¨¦ntico a Maradona. "Lo ¨²nico que tengo de ¨¦l son las ganas de jugar al f¨²tbol", advierte con humildad quien tambi¨¦n en diciembre recibir¨¢ el premio de la cadena de televisi¨®n Fox al mejor jugador latinoamericano del a?o.
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