El Depor se topa con su bestia rojinegra

Una suma de misterios y casualidades alimenta el f¨²tbol, donde no siempre es posible encontrar explicaciones racionales para todo. Lo del Deportivo con el Mallorca, por ejemplo, excede de cualquier an¨¢lisis t¨¦cnico, deportivo o psicol¨®gico. Cuatro veces se enfrentaron ambos equipos la pasada campa?a, y el Depor no fue capaz de ganar ni una sola vez. Anoche se volvieron a encontrar en las peores circunstancias para el Mallorca, hundido en la cola y obligado a frenar en campo ajeno al l¨ªder del campeonato, que ven¨ªa de limpiarse al temido Valencia. Contra toda esa l¨®gica se alz¨® el misterio del f¨²tbol. El Mallorca se llev¨® el triunfo y dej¨® al Depor convencido de que en su trayectoria se ha interpuesto una bestia rojinegra.

El f¨²tbol, como las mareas, tiene flujos y reflujos. Riazor hab¨ªa disfrutado el s¨¢bado de la pleamar de un intenso y apasionante duelo ante el Valencia, y anoche le toc¨® apechugar con la resaca de un encuentro tirando a mustio y de juego plano. Fue una de esas ocasiones en que la estad¨ªstica no enga?a. El primer remate del Deportivo entre los tres palos de la meta contraria no lleg¨® hasta el minuto 43, un dato revelador de la indigencia que hab¨ªa aquejado a la fase inicial del choque. Aunque sus movimientos de la v¨ªspera parec¨ªan insinuar lo contrario, Irureta prefiri¨® conceder a una tregua a Fran, el h¨¦roe contra el Valencia. Y fue como si con ¨¦l se hubiese evaporado la energ¨ªa que recorri¨® Riazor el pasado s¨¢bado.

El Depor empez¨® correcto, manejando bien la pelota en el medio y percutiendo por la derecha con un activo V¨ªctor. Pero el Mallorca no dio s¨ªntomas del estado comatoso que se le presupon¨ªa antes del partido. Empez¨® muy t¨ªmido, volcado en cerrar las rutas al Depor y en atosigarle en el centro del campo. Lo consigui¨® en buena medida. Valer¨®n anduvo mucho m¨¢s espeso que de costumbre y apenas pudo conectar con un Trist¨¢n que regresaba a la titularidad y que volvi¨® a mostrar su versi¨®n m¨¢s irregular. V¨ªctor se fue apagando en la derecha, mientras Luque, muy voluntarioso, destapaba sus dificultades para manejarse como extremo en el lado contrario. En cuanto el Mallorca comprob¨® que su dispositivo de contenci¨®n funcionaba sin chirridos, se aventur¨® a empresas mayores. No es que el Deportivo se sintiese especialmente agobiado en su propio terreno, pero tuvo ocasi¨®n de verificar que al rival, pese a su p¨¦sima coyuntura, no le faltan buenos futbolistas. Eto'o es uno de ellos, por supuesto, y tambi¨¦n Stankovic, al que los a?os no han echado a perder la precisi¨®n de su toque. Un remate muy cl¨¢sico en ¨¦l, desde el v¨¦rtice izquierdo del ¨¢rea y buscando el palo contrario, se estrell¨® contra la madera como un ominoso aviso para el Depor. Tambi¨¦n Luque rematar¨ªa al palo un rato despu¨¦s, pero en su caso la acci¨®n tuvo m¨¢s que ver con el azar, porque aquello era un centro mal dirigido.

En esta clase de choque siempre se espera que el descanso tenga un efecto estimulante para el que le van peor las cosas. Y as¨ª pareci¨® cuando el Depor irrumpi¨® con una estampida por la banda de Luque culminada con uno de esos centros que son medio gol si el delantero la engancha bien, lo que no fue el caso de Trist¨¢n. El alarde se qued¨® en nada, y el partido retorn¨® a su perfil anterior, con un Depor en tono bajo y un Mallorca bien estructurado que sigui¨® proporcionando sustos epis¨®dicos. Hasta que Irureta perdi¨® la paciencia y recurri¨® a Fran. El sustituido no fue Luque sino el desorientado Valer¨®n. Y el capit¨¢n, en lugar de su refugio habitual en la izquierda, se puso al mando de las operaciones. El cambio tuvo un efecto inmediato, como prueba de esa sorprendente vitalidad que est¨¢ exhibiendo Fran en el crep¨²sculo de su carrera.

Parad¨®jicamente quien m¨¢s se benefici¨® de su ingreso fue Luque, su te¨®rico rival por el puesto de extremo. El p¨²blico empez¨® a respirar tranquilo, confiado en que el Depor impondr¨ªa finalmente su autoridad. Pero cuando menos se la aguardaba, ya en el tramo final, apareci¨® el poder de la bestia rojinegra. Su v¨ªctima fue Romero, quien cometi¨® el error de empujar levemente a Correa, con grandes dotes teatrales para la ca¨ªda. Eto'o convirti¨® el penalti y al Depor se le borr¨® el dulce sabor del liderato.