El Athletic remonta con un derroche de fe y fuerza

Un c¨®rner, en teor¨ªa, es una oportunidad de gol para el equipo que lo tira. Pues no. Si se saca flojo y bajito, al primer palo, donde hay m¨¢s gente, y se desguarnece la defensa porque todos quieren rematar, ocurre lo que ayer en San Mam¨¦s: que entre tres futbolistas del M¨¢laga arman un contragolpe sin rival alguno que les moleste y lo rematan en el ¨¢rea peque?a con Etxeberria como central tard¨ªo. Un desprop¨®sito fruto de un ansia desproporcionada si se tiene en cuenta que la jugada se produjo en el minuto 3.

As¨ª las cosas, todo estaba predestinado al asedio. Ni el M¨¢laga iba a dar un paso al frente ni el Athletic un paso atr¨¢s. As¨ª que el partido se jug¨® en la mitad del campo, con una profusi¨®n de remates tan avasalladora como ineficaz. Entre el minuto 13 y el 41, el Athletic remat¨® diez veces contra la porter¨ªa del debutante Calatayud, que se luci¨® dos veces y suspir¨® el resto, agradecido tambi¨¦n al ¨¢rbitro cuando anul¨® un gol de Ezquerro, que marc¨® en posici¨®n legal.

El partido implant¨® otra teor¨ªa: la del muro, el pico y la pala. El muro era el M¨¢laga, comandado por los grandullones Litos y Fernando Sanz, obsesionados con Urzaiz; el pico era Etxeberria, m¨¢s zascandil que nunca, pero desafortunado en el remate, y la pala el joven Iraola, con una producci¨®n de centros malgastados por impericia, infortunio o Calatayud.

El Athletic se abrum¨® por la falta de tiempo, pero el M¨¢laga entendi¨® que su actitud numantina s¨®lo tend¨ªa al suicidio. No le conven¨ªa jugar a la ruleta rusa confiando en que el Athletic malgastara una veintena de disparos. Gan¨® metros y quiso tocar el bal¨®n, pero ni su actitud preconcebida ni su condici¨®n f¨ªsica aguantaban tantos empellones. Y el Athletic, aturdido tras el descanso, encontr¨® el gol en la jugada cl¨¢sica: centro de Etxeberria, como extremo, y cabezazo de Urzaiz.

Era el Athletic en estado puro: voraz, incisivo, apresurado, desatado, sobre todo cuando Valverde dio entrada a Jonan Garc¨ªa y traslad¨® a Etxeberria a la banda. Por ah¨ª empez¨® a morir el M¨¢laga. Por su conservadurismo y por la cabeza de Urzaiz y el zapato de Tiko, que culmin¨® la remontada.

Un partido cl¨¢sico, entre un equipo afortunado con un gol sorpresa, pero timorato, y otro encorajinado y con fe. Normalmente, suele ganar el segundo. Es lo cl¨¢sico.