El catal¨¢n ha pivotado sobre la educaci¨®n y la cultura
El objetivo identitario y la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica han impulsado la actuaci¨®n de los sucesivos Gobiernos de CiU
El fomento del catal¨¢n y el objetivo identitario ha planeado sobre las pol¨ªticas de los Gobiernos de CiU en materia de educaci¨®n y de cultura. Pero ha sido la televisi¨®n auton¨®mica, TV-3, con el cien por cien de programaci¨®n en lengua catalana desde hace 20 a?os el primer instrumento de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica de Catalu?a.
- Educaci¨®n y cultura, herramientas de identidad.
"En estos momentos, Catalu?a tiene el porcentaje m¨¢s alto de sector privado educativo de toda Espa?a, el 42%, frente al 30% de media", asegura Carles Mart¨ªnez, del sindicato USTEC-STES, que impugn¨® las subvenciones p¨²blicas a centros privados de ¨¦lite. Fabricio Caivano, fundador de la revista Cuadernos de Pedagog¨ªa, lamenta que las reivindicaciones de CiU "pivotaran siempre sobre la lengua y no sobre la construcci¨®n de un modelo propio". Precisamente la educaci¨®n ha sido el foco de los mayores conflictos a prop¨®sito de la lengua en una sociedad que, sin embargo, nunca ha puesto en crisis su modelo pac¨ªfico de convivencia. En 1992 se dict¨® una circular imponiendo el catal¨¢n como lengua vehicular en la ense?anza sin esperar, como hasta entonces, a que este asunto lo decidiera el consejo escolar de cada instituci¨®n. Ello provoc¨® movimientos de padres hasta que el Tribunal Superior de Justicia aval¨® la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica con tal de que la Generalitat garantizara la "asistencia personalizada" a los ni?os castellanohablantes. Los a?os noventa marcaron un vaiv¨¦n en la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica con intentos de primar la coerci¨®n frente al fomento. La segunda ley de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, que finalmente se desdibuj¨® en sus exigencias m¨¢s criticadas, se aprob¨®, por ejemplo, sin consenso. No la apoyaron ni el PP, por excesiva, ni ERC, por tibia. El catedr¨¢tico Francesc de Carreras, firmante del Foro Babel, afirma que el balance de estos a?os es de degradaci¨®n en el respeto de los derechos ling¨¹¨ªsticos. Para otros expertos, el catal¨¢n sigue siendo la lengua d¨¦bil y mientras la Constituci¨®n impone el deber de conocer el castellano, para las otras lenguas cooficiales s¨®lo habla del "derecho" a conocerlas.
Ahora, m¨¢s del 94,5% de la poblaci¨®n entiende el catal¨¢n y un 49,8% lo escribe
El discurso pujolista sobre la inmigraci¨®n ha procurado no fomentar la xenofobia
La divisi¨®n pol¨ªtica de los noventa en cuanto al catal¨¢n no existi¨® al inicio del mandato de Pujol. La primera responsable de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica del Gobierno de la Generalitat, Aina Moll, llev¨® la primera ley del catal¨¢n con el total consenso. "Mi situaci¨®n era at¨ªpica", recuerda Moll. "Era una independiente. En mi etapa no hubo grandes escaramuzas pol¨ªticas. Pero ocho a?os despu¨¦s todo ten¨ªa que ser distinto. La normalidad democr¨¢tica hace m¨¢s l¨®gico que el Gobierno ponga personas de su partido y que se entre en una situaci¨®n de debate donde cada uno defiende sus posturas". Ahora, m¨¢s del 94,5% de la poblaci¨®n entiende el catal¨¢n y un 49,8%, lo escribe.
La pol¨¦mica est¨¢ en el grado de uso social de esta lengua. Jordi Roig¨¦ es el actual responsable de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. Durante su mandato no se ha aplicado ninguna sanci¨®n. Roig¨¦ est¨¢ convencido de que, en este terreno, las leyes tienen que crecer al mismo ritmo que la voluntad de la poblaci¨®n. Uno de los factores que m¨¢s han ayudado a la normalizaci¨®n del catal¨¢n ha sido TV-3, que naci¨®, hace 20 a?os, en contra de los designios del Gobierno central que quer¨ªa una televisi¨®n "antropol¨®gica y complementaria". M¨¢s respetuosa con sus obligaciones de televisi¨®n p¨²blica que otros ejemplos espa?oles, el gran problema de TV-3 es su deuda: m¨¢s de 763 millones de euros.
El objetivo identitario ha contaminado en demas¨ªa las otras pol¨ªticas del pujolismo. Uno de los ejemplos claros de ello es su pol¨ªtica cultural. Esta supeditaci¨®n de la cultura a la defensa de la identidad, de ra¨ªz rom¨¢ntica, ha comportado otras asimilaciones: por ejemplo, la autom¨¢tica identificaci¨®n de la cultura con la lengua. En octubre de 1985, el consejero Joan Rigol impuls¨® un pacto cultural con todos los partidos para sacar la cultura de las escaramuzas pol¨ªticas. Apenas dur¨® un par de meses. "Despu¨¦s de ello se abri¨® camino la pr¨¢ctica de la peque?a subvenci¨®n, con la dispersi¨®n de recursos y el clientelismo que ello ha comportado", comenta el editor, escritor y cr¨ªtico literario Josep Maria Castellet.
- Inmigraci¨®n, factor de crecimiento y tensi¨®n.
Uno de los sectores m¨¢s desvalidos en este tema, y tantos otros, es el de la inmigraci¨®n extracomunitaria. Catalu?a super¨® el a?o pasado el umbral de los 6,5 millones de habitantes, una cifra que los dem¨®grafos calculaban para 2030. La inmigraci¨®n la ha pulverizado. Miguel ?ngel Assomba, portavoz de SOS Racismo, admite que la Generalitat fue pionera en 1993 al crear un plan interdepartamental para aunar esfuerzos en la pol¨ªtica de integraci¨®n. Otra cosa es que tuviera ¨¦xito en el intento. El discurso pujolista sobre la inmigraci¨®n ha procurado no fomentar la xenofobia, destacando las aportaciones positivas, pero en cercan¨ªas electorales se incrementan los mensajes sobre la necesidad que tienen los catalanes de no perder la identidad -con llamamientos a una mayor natalidad- porque, en el fondo, seg¨²n el profesor de la Universidad de Barcelona Miquel Caminal, "Pujol y el Gobierno de CiU no ve a los inmigrantes como ciudadanos, sino como mano de obra".
Catalu?a ha vivido brotes de violencia urbana y xen¨®foba. Al margen de las explicaciones socioecon¨®micas, la mirada de la ciudadan¨ªa se ha dirigido al aparato policial. El despliegue de los mossos, que cubren el 70% del territorio y dentro de dos a?os llegar¨¢ a Barcelona, ha provocado que varios alcaldes se quejen de que en el tr¨¢nsito, mientras unos se van y otros llegan, ha habido vac¨ªos con menos polic¨ªa y m¨¢s inseguridad. Tarragona, la ¨²ltima provincia a la que llegar¨¢n los mossos, con 459 delitos por cada 10.000 habitantes, no s¨®lo supera en esta estad¨ªstica a Barcelona (238 delitos por 10.000 habitantes) sino a Madrid (317).
- ?xito en sanidad, tropiezo en geriatr¨ªa. El Gobierno de Pujol ha construido a lo largo de estos a?os una red sanitaria de primera, descentralizada y accesible, pero que ahora se enfrenta a su sostenimiento econ¨®mico. La red sanitaria que la Generalitat recibi¨® ten¨ªa apenas cinco grandes hospitales p¨²blicos y una depauperada red de ambulatorios. Pero esa grave carencia, se convirti¨® en una oportunidad que permiti¨® crear, en palabras de Ramon Massaguer, secretario general de Sanidad, "una red mixta integrada por grandes hospitales p¨²blicos de alta tecnolog¨ªa y una extensa red de centros comarcales que pod¨ªan escapar al cors¨¦ de la estatalizaci¨®n y ser gestionado por entidades de derecho privado". Nadie discute que ¨¦ste es uno de los grandes activos de la herencia del pujolismo. Xavier Trias fue su hacedor. Pero intereses econ¨®micos y profesionales se impusieron a una planificaci¨®n basada en las prioridades asistenciales. En el ¨¢rea metropolitana de Barcelona hay seis equipos p¨²blicos y cinco privados que efect¨²an operaciones a coraz¨®n abierto. En Berl¨ªn, dos.
En Barcelona hay un gran n¨²mero de camas hospitalarias de alta tecnificaci¨®n ocupadas por ancianos que deber¨ªan estar en residencias que no existen, lo que ha criticado profusamente la oposici¨®n. "?No s¨¦ por qu¨¦ nos critican tanto!", expone dolida Irene Rigau, consejera de Bienestar Social. "Hemos doblado el presupuesto en cuatro a?os, hemos creado 7.000 plazas, damos 240 euros de ayuda al mes a familias con ingresos inferiores a 36.000 euros anuales para que sus ancianos envejezcan en casa. ?Por qu¨¦ no se reconoce?" Catalu?a cuenta con 48.191 plazas en residencias para ancianos, pero el 60% son privadas y el 40% tienen financiaci¨®n p¨²blica. La proporci¨®n, seg¨²n Rigau, se ajusta al canon europeo. Pero a las p¨²blicas s¨®lo acceden personas con recursos muy escasos. La clase media est¨¢ obligada a abrazar la oferta privada, que cobra de media unos 1.500 euros al mes.
Con informaci¨®n de Josep Maria Mart¨ª Font, Tom¨¤s Delcl¨®s, Teresa Cendr¨®s, Agust¨ª Fancelli, Milagros P¨¦rez Oliva, ?ngels Pi?ol, Miquel Noguer y Sebasti¨¢n Tobarra.
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