Meg Ryan desnuda su cuerpo y su talento en un truculento 'thriller' de Jane Campion
La estadounidense Meg Ryan parec¨ªa estancada en un modelo de comedia dulce hecho a su medida. Pero el tiempo ha erosionado a la risue?a mujer ani?ada que la hizo c¨¦lebre en el mundo y experimenta en el truculento thriller, dirigido por la australiana Jane Campion, En carne viva, un vuelco de imagen arriesgado y comprometedor, que la actriz saca adelante con valent¨ªa, sinceridad y talento. Tambi¨¦n hay riesgo en el melodrama brit¨¢nico, dirigido por la danesa Lone Scherfig, Wilbur se quiere suicidar, que pone en pie un complejo tri¨¢ngulo de amor y fraternidad.
La buena y hermosa actriz que llev¨® siempre dentro Meg Ryan se ha perdido durante un largo tiempo irreparable en un cine inferior a ella, pudoroso hasta la pacater¨ªa, hecho a la medida de una eterna muchacha amistosa, due?a de una deslumbradora mirada azul y una sonrisa angelical. En su g¨¦nero habitual, la comedia, se encerr¨® en personajes con los que casi nunca se asom¨® al riesgo.
Y hay que decir casi porque en Hurlyburly dio un brusco giro a su imagen en un personaje epis¨®dico bronco y fugaz, del que su director, Anthony Drazan, extrajo un poderoso desgarro y dolor en estado puro. Pero lo que all¨ª fue un breve episodio, ahora, dirigida por Jane Campion, se transforma en un car¨¢cter tumultuoso y lleno de riesgos, que Meg Ryan sostiene de principio a fin con una composici¨®n a cara lavada y muy solvente, que no elude la dificultad de la sinceridad en las escenas de sexo.
En su composici¨®n -bien apoyada por un sabio tenebrismo de Jane Campion y por un reparto excelente, en el que saltan los nombres de Mark Ruffalo, Kevin Bacon y de la magn¨ªfica Jennifer Jason Leigh-, Meg Ryan tira a la papelera el sabido dibujo de su c¨¦lebre sonrisa contagiosa, que ya peligra en convertirse en mueca de un cantor con olor a naftalina, y afronta el gesto duro, grave y gastado de una mujer a la deriva que es atrapada simult¨¢neamente por un instante de plenitud sexual y por el abismo de un horrible crimen.
El tono oscuro y t¨¦trico de este thriller no se parece a la degradante masclet¨¢ ahora en boga en Estados Unidos y Europa. Recupera Campion algunos rasgos del estupendo cine negro norteamericano de los a?os sesenta y setenta, por lo que al ver esta pel¨ªcula puede chocar y poner fuera de onda a los buscadores de angelitos de Charlie y otros suced¨¢neos del estruendoso pimpampum inform¨¢tico. Y la cineasta australiana, despu¨¦s de tanto tiempo de hacer pel¨ªculas con el pie cambiado, recupera con En carne viva el buen pulso con que sostuvo Un ¨¢ngel en mi mesa y El piano, un comienzo que ya parec¨ªa irrecuperable.
Otro thriller estadounidense con original y vigoroso enfoque, pero de desarrollo posterior irregular, es The cooler, dirigida por el hasta ahora buen guionista Wayne Kramer, que como director se queda por debajo de s¨ª mismo y deja que sostenga la pel¨ªcula el buen William H. Macy y, sobre todo, la desconocida y fascinante Maria Bello, que parece estar abriendo de par en par las puertas del cine futuro.
Otro tanto hay que decir del tr¨ªo de protagonistas brit¨¢nicos de Wilbur quiere suicidarse -Jamie Sives, Adrian Rawlins y Shirley Henderson-, que es un buen y elegante melodrama dirigido por la danesa Lone Scherfig, que hace dos a?os gan¨® la Espiga de Oro, m¨¢ximo premio de este festival, por su divertid¨ªsima Italiano para principiantes. Pero ahora la directora danesa adopta un gesto y una mirada serios e incluso adustos y, lejos de hacernos re¨ªr, convierte su humor en fuente de alta tensi¨®n dram¨¢tica. Lone Scherfig hizo sus primeras pel¨ªculas siguiendo el austero estilo impuesto por el movimiento Dogma, al que estuvo adscrita desde que comenz¨® a hacer cine, y en Wilbur quiere suicidarse hace cine convencional, noble y vivo, desarrollando una arriesgada situaci¨®n en la que dos hermanos comparten sin saberlo la misma mujer y la misma llamada de la muerte.
Y con este filme, el iran¨ª Sangre y oro, dirigido por Jafar Panahi, y la extra?a y muy irregular trilog¨ªa -Una pareja estupenda, La huida y Despu¨¦s de la vida- dirigida por el belga Lucas Belvaux, se cierra una edici¨®n cinematogr¨¢ficamente muy rica de la Seminci, que se clausurar¨¢ esta noche con la entrega de los premios y la proyecci¨®n del ¨²ltimo, y ciertamente extraordinario, filme de Woody Allen, Todo lo dem¨¢s.
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