Ideas para un debate pol¨ªtico
1. En el proceso de globalizaci¨®n de hoy en d¨ªa no se puede construir un discurso pol¨ªtico serio sin tener una idea clara del lugar y del papel de Espa?a en el mundo. La derecha la tiene, aunque no la comparta. El PP ha optado por romper el consenso logrado en la transici¨®n en pol¨ªtica exterior e intenta imponer su visi¨®n unilateral de las cosas. Con la megal¨®mana idea de sacar a Espa?a del rinc¨®n de la historia -como si no hubiera sido la derecha la que la meti¨® en ese agujero-, apuesta por el alineamiento incondicional con Bush y por desmarcarse de las europe¨ªstas Francia y Alemania. Con ese envite, lo ¨²nico que ha conseguido es sacar a Espa?a del n¨²cleo central de la construcci¨®n europea con da?o para nuestros intereses econ¨®micos y pol¨ªticos. Al lanzar la idea de la intervenci¨®n preventiva -como hizo Aznar ante los militares-, no s¨®lo se rompe el acuerdo parlamentario sobre la defensa nacional y la doctrina de Naciones Unidas, sino que ello supone una amenaza para el norte de ?frica y conduce a un rearme espa?ol, al margen de la defensa de la UE. Esta pol¨ªtica tan radical divide a los espa?oles y, en consecuencia, nos debilita. La izquierda, cuando llegue al poder, deber¨ªa resituar a Espa?a en el n¨²cleo duro de la UE, junto con los pa¨ªses que desean una Europa pol¨ªtica fuerte y cada vez m¨¢s aut¨®noma. La UE, y Espa?a en ella, tiene que apostar por el multipolarismo cooperativo, que s¨®lo es posible desde la autonom¨ªa de las partes. Atlantismo y europe¨ªsmo no son conceptos antit¨¦ticos, salvo que sometamos el segundo al primero como sucede ahora. Espa?a debe trabajar por la paz preventiva, y est¨¢ en su inter¨¦s un sistema autom¨¢tico de respuesta europea a las amenazas externas.
2. Nuestra Constituci¨®n habla de una democracia avanzada. La que en realidad existe atraviesa una fase de baja intensidad. Un Parlamento sumido en la impotencia, un Poder Judicial mediatizado por el Gobierno y una fiscal¨ªa a las ¨®rdenes de ¨¦ste, una televisi¨®n p¨²blica manipulada hasta l¨ªmites desconocidos. No hay manera de que se creen comisiones de investigaci¨®n independientes que examinen al Gobierno, ni que la fiscal¨ªa haga lo propio cuando sea menester, ni que haya debates en los medios, entre los candidatos, con el fin de que el personal se entere de lo que cada cual propone. La democracia espa?ola necesita remozarse y fortalecerse si no quiere acabar marchitada por el uso del tiempo y el avance de los poderes no democr¨¢ticos. Las comisiones de investigaci¨®n deben ser un instrumento regulado de control en manos de la oposici¨®n y no del Gobierno. La presidencia del Congreso debe renunciar a su condici¨®n partidaria y ser garante de los derechos de todos. El fiscal general deber¨ªa ser elegido por el Parlamento por una mayor¨ªa que obligase al consenso y por un ¨²nico mandato. Una televisi¨®n p¨²blica regida por un consejo de personas independientes, un director general nombrado por las C¨¢maras con mayor¨ªa de consenso y un solo mandato, y debates televisivos entre candidatos mejorar¨ªan nuestra vida p¨²blica. Hay que arrimar los partidos a la gente, transform¨¢ndolos en partidos de los ciudadanos, que son quienes los sostienen v¨ªa impuestos; con l¨ªderes designados mediante elecciones primarias por afiliados y simpatizantes inscritos en un censo, y los candidatos a diputados, adem¨¢s de figurar en la lista del partido, deber¨ªan estar adscritos a un distrito determinado, lo que acercar¨ªa los electores a los elegidos y disuadir¨ªa a los partidos de poner mastuerzos en las listas.
3. La cohesi¨®n social, garantizada por el Estado de bienestar, es una se?a de identidad de las democracias europeas. No es cierto que aqu¨¦l sea insostenible, ni que obstaculice la productividad. Son tesis ideologizadas formuladas desde la derecha. El PP ha degradado la cohesi¨®n social al precarizar el empleo -33% de los contratos-, hacer inaccesible la vivienda, reducir el gasto en sanidad y educaci¨®n y abandonar a la suerte de las familias a los ancianos y ni?os de corta edad. La afirmaci¨®n de que la creaci¨®n de empleo es la mejor pol¨ªtica social es una simpleza si no se explicita qu¨¦ tipo de empleo y qu¨¦ condiciones rodean a ese empleo. Espa?a sigue siendo un pa¨ªs atrasado en pol¨ªticas sociales. Una pol¨ªtica de progreso deber¨ªa abordar cuatro grandes cuestiones: empleo, vivienda, ancianidad e infancia. Las normas laborales necesitan ser reformadas para estimular el empleo estable, convendr¨ªa disuadir fiscalmente a los que tengan viviendas vac¨ªas m¨¢s all¨¢ de un cierto tiempo, construir m¨¢s habitaciones de protecci¨®n social y, si se desea crear un mercado de alquiler, hay que modificar la LAU que garantice al inquilino que a los cinco a?os no se encontrar¨¢ con la disyuntiva de abandonar la vivienda o abonar lo que al arrendador le plazca. Espa?a necesita como el comer una potente red de asistencia a la ancianidad, ya sea domiciliaria y/o residencial y de guarder¨ªas para ni?os de 0 a 3 a?os, condici¨®n para que la mujer acceda al mercado laboral sin angustias.
4. Una econom¨ªa competitiva para la creaci¨®n de riqueza y empleo no se consigue s¨®lo con ladrillo y turismo, y adem¨¢s, rebajando la cobertura social. Razonan bien los que sostienen que el modelo econ¨®mico fomentado por el PP tiene los pies de barro. Espa?a sigue en la cola de Europa en gastos en I+D+i, en inversi¨®n en educaci¨®n por habitante, en infraestructuras de telecomunicaci¨®n, en la introducci¨®n de la sociedad del conocimiento. Hay que invertir dos veces m¨¢s que en la actualidad, pero, sobre todo, hay que elaborar un aut¨¦ntico plan de I+D+i a nivel estatal en el que participen las administraciones p¨²blicas y la iniciativa privada, con objetivos claros, sectores prioritarios a desarrollar, as¨ª como dise?ar la colaboraci¨®n internacional que nos interesa.
No soy partidario de subir los impuestos por una raz¨®n muy sencilla: porque los que abonamos los tributos que nos corresponden pagamos muchos impuestos. El problema fiscal de Espa?a es que existe un fraude fiscal escandaloso y creciente desde que gobierna el PP. Hay que cegar las posibilidades "legales" de enga?ara Hacienda con la reforma legislativa que proceda y hay que declarar una guerra a sangre y fuego contra el fraude fiscal. Me indigna saber que ?s¨®lo 150.000 espa?oles declaran ingresos superiores a 10 millones de pesetas! Dicho esto, no comparto la idea de que tengamos que mantener el d¨¦ficit cero. Si queremos sacar adelante las mejoras sociales y de productividad indicadas, no podemos confiar s¨®lo en el ahorro de las administraciones o en la lucha contra el fraude. Espa?a puede permitirse 1,5 o 2 puntos de d¨¦ficit -no m¨¢s- siempre que lo gaste con fines productivos.
5. Un Estado garante de la seguridad es condici¨®n de la libertad y el bienestar. La seguridad p¨²blica en Espa?a se ha deteriorado en los ¨²ltimos a?os. El Ministerio del Interior se ha centrado en la necesaria lucha antiterrorista y ha descuidado el resto. La inseguridad ciudadana afecta sobre todo a las capas modestas de la sociedad que no tienen m¨¢s protecci¨®n que lo p¨²blico. La derecha relaciona delincuencia e inmigraci¨®n, lo que es falso. Las diferentes mafias extranjeras que pululan por nuestras ciudades y costas no est¨¢n formadas por inmigrantes. Es imprescindible aumentar las dotaciones policiales, ordenar un despliegue de ¨¦stas muy diferente al actual, unificar el mando y la coordinaci¨®n de los cuerpos y fuerzas de seguridad y crear una aut¨¦ntica polic¨ªa federal a nivel europeo. No tiene sentido que a los inmigrantes sin papeles se les expulse del pa¨ªs y que mafiosos de diferentes naciones operen en Espa?a sin mayor problema.
El servicio p¨²blico de la justicia no funciona como es debido, empieza a estar trufado por la corrupci¨®n, y el pacto de Estado PP-PSOE no ha servido para gran cosa. La justicia necesita una poderosa inversi¨®n en medios materiales y humanos que sit¨²e la ratio juez-habitante al nivel de pa¨ªses m¨¢s avanzados, hay que racionalizar las leyes de procedimiento para hacerlas m¨¢s ¨¢giles, y hay que crear las figuras del juez y el fiscal ayudante con el fin de aumentar la productividad de ¨¦stos y exigir niveles mucho m¨¢s altos de eficiencia judicial.
6. Una Espa?a que asuma su pluralidad es garant¨ªa de estabilidad y convivencia. Al margen de los sentimientos de pertenencia, que inciden en la esfera de lo privado, la cuesti¨®n radica en lograr que la mayor¨ªa de los ciudadanos, de cualquier territorio del Estado, prefieran formar parte de Espa?a y de Europa, por cuanto es m¨¢s beneficioso para su realizaci¨®n personal y colectiva que no pertenecer a ellas. Las relaciones del Gobierno del PP y del PNV en Euskadi se han deteriorado hasta l¨ªmites peligrosos. Es como si la l¨®gica perversa de los dos nacionalismos se hubiese desatado y no tuviesen otro destino que el choque frontal. Ambos se han radicalizado desde diferentes ¨®pticas. Uno, neg¨¢ndose al di¨¢logo, frenando el desarrollo estatutario, identificando nacionalismo con violencia; el otro, radicalizando su discurso, aproxim¨¢ndose a las tesis abertzales hasta plantear la ruptura con la CE y el Estatuto. La propuesta de Ibarretxe no es una reforma del Estatuto, sino un proyecto constituyente que parte de la soberan¨ªa del pueblo vasco, que la CE no reconoce. El PNV, con su propuesta, parte en dos a la sociedad vasca, pues los no nacionalistas, as¨ª como la mayor¨ªa de ?lava y Navarra, jam¨¢s aceptar¨¢n un planteamiento de esa naturaleza. Pero la situaci¨®n se complica ante el inmovilismo del PP. Una cosa es que la CE y los Estatutos s¨®lo puedan ser reformados mediante el consenso, y otra es que, despu¨¦s de 25 a?os, no se pueda cambiar ni una coma. La reforma del Senado como C¨¢mara territorial; la presencia de las autonom¨ªas en los Consejos europeos; mayores poderes a los Tribunales Superiores de Justicia, respetando al Supremo como unificador de doctrina; selecciones deportivas propias, etc¨¦tera, son cambios hacederos que no atentan contra la cohesi¨®n territorial, sino quiz¨¢ todo lo contrario. En todo caso, convendr¨ªa evitar que los nacionalismos identitarios y dogm¨¢ticos nos conduzcan a momentos indeseables. Espa?a no ha sido nunca un Estado unitario, salvo periodos dictatoriales, pero tampoco el Imperio Austro-H¨²ngaro. Nos hemos situado, en la democracia, en la l¨®gica federal, que es la l¨®gica europea. Manteng¨¢monos ah¨ª, sin maximalismos ni estridencias, para lo que quiz¨¢ sea imprescindible que ambos nacionalismos pierdan La Moncloa y Ajuria Enea.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente de Fundaci¨®n Alternativas.
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