Dejan la cultura sin plumas y cacareando

Era sabido que los presupuestos de la Generalitat para 2004 iban a confeccionarse seg¨²n el acreditado criterio del t¨ªo Paco y sus rebajas. Corren tiempos de austeridad, como antes los hubo de prodigalidad. Una cosa lleva a la otra y el nuevo Consell sab¨ªa que tocaba apretarse el cintur¨®n hasta que comenzase a escampar la deuda acumulada. Hasta aqu¨ª, ninguna sorpresa. Qui¨¦n m¨¢s qui¨¦n menos de los consejeros preve¨ªa que se le congelar¨ªan las dotaciones o, en el peor de los casos, se le redujesen levemente. No hay gestor p¨²blico que admita administrar una parcela subalterna, aunque la realidad y las estrategias coyunturales del Gobierno delaten lo contrario. A ver qui¨¦n es el guapo que le mete la tijera a la sanidad, o a la educaci¨®n, o, como es nuestro caso, al ambicioso plan de viviendas protegidas que se acaba de anunciar a toda orquesta y con el que se comprometi¨® personalmente el presidente Francisco Camps. Estos son cap¨ªtulos justamente privilegiados.

No ha sido privilegiado en esta ocasi¨®n, evidentemente, el de cultura. De manera oficial se estima que ha sufrido una reducci¨®n del 13%, lo que ya ser¨ªa notable. Sin embargo, algunos responsables de este departamento cifran la merma en un 30% largo, a expensas de que se haya modificado en el curso de la reuni¨®n celebrada ayer con el grupo parlamentario del PP para preparar el debate presupuestario. No obstante, resulta dudoso que los eventuales retoques y a?adidos que se concedan in extremis maquillen lo que es una evidencia: que la cultura, o amplios segmentos de su promoci¨®n, ha sido la gran sacrificada en lo que tiene todos los visos de ser, y valga la anfibolog¨ªa, un ajuste de cuentas.

Por lo pronto, est¨¢ claro que se ha asfixiado una de las dimensiones m¨¢s relumbrantes de la pol¨ªtica cultural, cual es la promoci¨®n de exposiciones y de artistas pl¨¢sticos valencianos, y probablemente se habr¨¢n ido al garete no pocos de los compromisos suscritos con entidades y municipios. El Consorcio de Museos tambi¨¦n est¨¢ abocado a ralentizar su dinamismo, que por otra parte ya ven¨ªa padeciendo tarascadas desde la misma Diputaci¨®n de Valencia, inclinada ahora a recuperar su autarqu¨ªa en lo que a muestras pl¨¢sticas se refiere. Aguanta el tipo, por lo que se deduce, el IVAM, pero vuelve a marginarse el Museu San Pius V, nuestra primer pinacoteca, que se queda con lo justo para no cerrar las puertas. La Biblioteca Valenciana, asimismo, habr¨¢ de pedir limosna para financiar sus muy justitos servicios.

En fin, que se ha entrado a saco en los dineros de la cultura, que tan brillantes servicios ha venido rindi¨¦ndole al PP presidido por Eduardo Zaplana. Al Consell anterior, decimos, en tanto que plusval¨ªa electoral y vitola de lujo, y a los agentes culturales, todo hay que decirlo, pues han gozado como nunca de unos vi¨¢ticos y de un trampol¨ªn inimaginable. Pero se acab¨® lo que se daba, y ello nos sugiere una pregunta que gravita en los cen¨¢culos art¨ªsticos y asimilados. ?Se trata de un recorte o de un despiadado jaque mate a la pol¨ªtica de Consuelo Ciscar, responsable de estas funciones? Dejar la cultura desplumada de presupuesto y cacareando no ha sido, a nuestro entender, una consecuencia de la racionalizaci¨®n del gasto y de las inversiones p¨²blicas.

A¨²n admitida la coherencia y necesidad de los recortes en aquellos ep¨ªgrafes presupuestarios que menos contestaci¨®n c¨ªvica pueden provocar -y la cultura es uno de ellos, por mucha temperatura pol¨ªtica que se le otorga- lo bien cierto es que en estas circunstancias la oportunidad se ha conciliado con el c¨¢lculo interesado para desactivar una de las perlas de la corona zaplanista, que era precisamente la relevancia que ha tenido su pol¨ªtica cultural, aquende y allende de las fronteras, por m¨¢s que lo haya querido ocultar una cr¨ªtica implacable y dom¨¦stica. Desde el acuerdo o la discrepancia, la cultura auton¨®mica ha tenido dos adalides preeminentes, y ambos responden al mismo linaje: los Ciscar. Solo que en ese caso, apuntando contra la titular actual de ese negociado, se est¨¢ apuntando contra el ex molt honorable y ministro de Trabajo. Es su guerra.

Desde ahora habr¨¢ que seguir con cuido las andanzas del consejero de Cultura, Esteban Gonz¨¢lez, buido, sutil y encandilador.