Suicidas estrat¨¦gicos
Habitualmente se identifica al terrorista suicida con el fan¨¢tico religioso que se inmola matando. Pero algunos nuevos datos pueden arrojar otra visi¨®n: son armas de precisi¨®n, utilizadas con fines estrat¨¦gicos. De hecho, las autoridades israel¨ªes as¨ª las consideran. En Irak, est¨¢ creciendo este tipo de atentados contra tres clases de objetivos: el ocupante americano (mat¨¢ndole y dando la impresi¨®n de que EE UU no controla la situaci¨®n); los que colaboran con ellos (la nueva polic¨ªa iraqu¨ª); y las organizaciones internacionales, gubernamentales o no (como la ONU o la Cruz Roja ) para socavar todo apoyo y toda legitimidad al cambio de Irak.
Aunque la ley isl¨¢mica proh¨ªbe el suicidio y matar inocentes, a menudo (pero no siempre) hay una componente religiosa en este tipo de "racionalidad de la irracionalidad" (en terminolog¨ªa de Thomas Schelling) de los suicidas, que no se limita al mundo isl¨¢mico. Sin duda el terrorismo religioso ha crecido: seg¨²n el experto Bruce Hoffmann, de 11 grupos terroristas identificados en 1968, a?o del "advenimiento del terrorismo internacional y moderno", ninguno ten¨ªa un car¨¢cter religioso. En 1996 eran m¨¢s de una cuarta parte, de un n¨²mero mucho mayor. Pero no hay pauta fija. Avishai Margalit en un estudio sobre estos suicidas, ve que entre ellos hay de todo: j¨®venes y no tan j¨®venes, con educaci¨®n superior o no, hombres y mujeres, de familias pobres y acomodadas, y recuerda que ning¨²n suicida palestino ha expresado como raz¨®n para tal acto su situaci¨®n econ¨®mica o la de su pueblo, sino, m¨¢s a menudo el deseo de "venganza espectacular" y de "poner fin a la ocupaci¨®n", israel¨ª en este caso.
Esto entronca con las interesantes y a contracorriente conclusiones de un detallado estudio sobre "la l¨®gica estrat¨¦gica del terrorismo suicida" del profesor Robert A. Pape de la Universidad de Chicago (publicado en la American Political Science Review en agosto pasado). Primera conclusi¨®n: mientras el terrorismo se reduc¨ªa en el mundo (666 ataques en el mundo en 1987, 348 en 2001) el n¨²mero de ataques suicidas ha aumentado desde 1980 hasta 2001: 188 en este periodo (31 en los ochenta; 104 en los noventa; 53 en tan s¨®lo 2000 y 2001). Y con una creciente efectividad: 13 muertes de promedio por atentado (exceptuado el 11-S), frente a menos de una en otros actos terroristas. Seg¨²n estos c¨¢lculos, los suicidas quiz¨¢s representan s¨®lo el 3% de todos los atentados terroristas pero se cobran un 48% del total de muertes. Segunda conclusi¨®n: el objetivo central de estos suicidas, en campa?as organizadas, es obligar a las democracias liberales (y algunas no liberales como Rusia), a retirar sus fuerzas militares de territorios que consideran ocupados. Y lo han conseguido en parte en L¨ªbano (con la salida de los franceses, los estadounidenses y finalmente los israel¨ªes), lo que ha reforzado el valor de este tipo de ataque para estos movimientos y futuros perpetradores.
Si, como dice Pape, esta "l¨®gica estrat¨¦gica" es la que anima a estos suicidas, entonces la guerra contra el terrorismo de EE UU, puede estar mal encaminada, pues ni las acciones militares ofensivas ni las concesiones acaban logrando acallar a estos terroristas. "Conquistar pa¨ªses puede desorganizar operaciones terroristas a corto plazo, pero es importante reconocer", concluye Pape, "que la ocupaci¨®n de m¨¢s pa¨ªses puede incrementar el n¨²mero de terroristas que nos ataquen". Efectivamente, Irak se ha convertido en el centro de gravedad de esta guerra contra EE UU, ocupante. El problema para Washington, y en general las fuerzas que cooperan con ellos, es que en Irak no puede evidentemente negociar con un enemigo que desconoce ni, como hace Israel (sin lograr parar los atentados) usar t¨¦cnicas de asesinatos selectivos, o de castigos colectivos (que ya cuestionan algunos de sus militares). No s¨®lo le falta informaci¨®n a los ocupantes en Irak, sino que seguir tal pol¨ªtica enajenar¨ªa a¨²n m¨¢s a la poblaci¨®n iraqu¨ª. Es la paradoja de EE UU, puesta de relieve por The New York Times: al menos de momento, no puede elegir entre un Irak m¨¢s seguro (lo que requiere represi¨®n), y un Irak m¨¢s abierto (que deja m¨¢s espacio a este tipo de terrorismo suicida y movimientos de resistencia).
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