Rostrop¨®vich regala a la familia real un concierto con esencias rusas y espa?olas
El m¨²sico actu¨® anoche en el Teatro Real con motivo del 65? cumplea?os de la Reina
Fue un concierto de empat¨ªa, de celebraci¨®n, de armon¨ªa entre dos pueblos que, seg¨²n Mstislav Rostrop¨®vich, sienten especial devoci¨®n. Los aromas y los sonidos de la creatividad rusa y espa?ola sirvieron anoche, en el Teatro Real de Madrid, como regalo de este m¨²sico universal a la reina Sof¨ªa en su 65? cumplea?os, que se celebr¨® el domingo. Pero la m¨²sica de Glinka, Prok¨®fiev, Rimski Korsakov y Dvorak, entre otros, dio pie a que tambi¨¦n se celebrara la noticia de la pr¨®xima boda del pr¨ªncipe Felipe con Letizia Ortiz, que acudieron al espect¨¢culo.
La m¨²sica de Mija¨ªl Glinka (1804-1857) empez¨® a sonar con 12 minutos de retraso sobre la hora prevista, las ocho de la tarde. El motivo fue el revuelo que caus¨® la llegada de la familia real. Junto a los Reyes, don Felipe y los duques de Lugo, ayer apareci¨® la esperada prometida del Pr¨ªncipe. Unas 500 personas se agolpaban a las puertas del Teatro Real para ver a Letizia Ortiz, la futura Princesa de Asturias, que anoche hizo en la plaza de Oriente su primera aparici¨®n p¨²blica al lado del Pr¨ªncipe. Fue salir del coche y empezar los aplausos y los piropos. En la entrada posaron ante una monta?a de fot¨®grafos acreditados. Era la primera vez que Letizia se pon¨ªa delante de las c¨¢maras como protagonista de una noticia y no como presentadora de la misma. Llevaba un traje de chaqueta blanco y pantal¨®n negro y se le notaba algo nerviosa. Pero el Pr¨ªncipe no le solt¨® la mano o la cintura en ning¨²n momento.
Luego entraron al vest¨ªbulo del coliseo y tambi¨¦n por primera vez, dos minutos antes del concierto, hab¨ªa m¨¢s gente fuera de la sala que dentro. Vamos, es que dentro no hab¨ªa nadie, tan s¨®lo los m¨²sicos de la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid esperaban en el escenario junto al maestro Jes¨²s L¨®pez Cobos, que fue el encargado de tocar el himno a la entrada al palco de la familia real.
Nada m¨¢s pisar el ¨²ltimo escal¨®n del vest¨ªbulo, el p¨²blico aplaudi¨® a los novios, a los Reyes y a los duques de Lugo, que acompa?aron tambi¨¦n a la pareja.
Ya dentro, y despu¨¦s de haber recibido numerosas felicitaciones en su camino hacia el palco, son¨® el himno y despu¨¦s comenz¨® el concierto.
Rostrop¨®vich empez¨® interpretando Recuerdo de una noche de verano en Madrid, una pieza de Glinka de inequ¨ªvocos aires espa?oles que el compositor cre¨® tras su paso por Espa?a a mitad del siglo XIX. Luego lleg¨® una obra de mucho calado y tensi¨®n dram¨¢tica, La noche de verano, de Prok¨®fiev, escrita 100 a?os despu¨¦s que la anterior, a mediados del siglo XX. La fascinaci¨®n de los rusos por Espa?a ha sido constante, como recordaba Rostrop¨®vich el mi¨¦rcoles pasado cuando comenz¨® los ensayos para su regalo especial a la Reina. Entonces, aseguraba que quer¨ªa conseguir que la orquesta sonara con la misma pasi¨®n que los rusos interpretan la m¨²sica espa?ola. A juzgar por los aplausos de anoche, lo consigui¨®.
Despu¨¦s, llegaron Dos tangos de Alb¨¦niz, de Rodion Schedrin, una obra llena de embrujo, ritmo y sonoridad ex¨®tica que se estren¨® en 1997 en Florida por Rostrop¨®vich y la Orquesta Sinf¨®nica de Londres. Era la obra m¨¢s moderna del repertorio y la que dio paso al famoso Capricho espa?ol, de Rimski Korsakov, que cerr¨® la primera parte del concierto, dedicada exclusivamente a los homenajes de los creadores rusos a Espa?a.
Despu¨¦s lleg¨® una pausa larga de 35 minutos en la que la familia real se encontr¨® con el maestro Rostrop¨®vich. El descanso se alarg¨® porque Rostrop¨®vich en la segunda parte interpretaba una de las piezas que m¨¢s fama le han dado en la carrera del que se considera el mejor violonchelista vivo. Era el Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, de Antonin Dvorak. Fue una petici¨®n especial a la que Rostrop¨®vich no se neg¨® pese a que no suele dirigir y tocar su violonchelo en un mismo concierto. Pero ayer lo hizo y dio la batuta para la segunda parte a L¨®pez Cobos. ?l agarr¨® su instrumento y transport¨® con sus cuerdas y su arco al p¨²blico hacia los territorios de sus sonidos m¨¢s m¨¢gicos.
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