Exploraci¨®n de hidrocarburos e I + D
La industria del petr¨®leo vive permanentemente acosada por la imprevisible evoluci¨®n del precio de su mercanc¨ªa b¨¢sica y no le queda m¨¢s remedio que adaptarse a un ambiente de volatilidad extrema o perecer. Hace 20 a?os, dicha industria experimentaba un crecimiento sin precedentes: el precio del petr¨®leo estaba por las nubes y la contrataci¨®n de personal se disparaba por momentos. Pero s¨®lo unos a?os despu¨¦s, entre 1985 y 1986, el declive y posterior colapso de los precios del crudo golpeaba duramente a las compa?¨ªas. Para reducir costes y mantener el valor de las acciones se acometieron dr¨¢sticas reducciones de plantilla. Sin embargo, hoy sabemos que la magnitud de la crisis era tal que las petroleras s¨®lo pudieron capear el temporal gracias a su decidida apuesta por el conocimiento y la innovaci¨®n tecnol¨®gica como f¨®rmula para encontrar nuevas v¨ªas de rebajar costes y mejorar los m¨¢rgenes. El ejemplo de lo acontecido en el sector de exploraci¨®n y producci¨®n resulta particularmente ilustrativo al respecto.
En 1981, cuando los precios del crudo alcanzaron su m¨¢ximo hist¨®rico, el coste que para la industria estadounidense supon¨ªa encontrar y poner a punto para la producci¨®n un barril equivalente de petr¨®leo promediaba (una vez corregida la inflaci¨®n en t¨¦rminos del 2000) los 32 d¨®lares, mientras que el 2000 se situaba alrededor de los 5 d¨®lares. Durante el mismo periodo, el conjunto de los pa¨ªses productores que no pertenecen a la OPEP fueron capaces de rebajar los costes de 22 a poco m¨¢s de 6 d¨®lares por barril. Los avances en el campo de los sistemas inform¨¢ticos y su aplicaci¨®n a campos como la geof¨ªsica, la caracterizaci¨®n geol¨®gica de yacimientos, los sondeos dirigidos y la organizaci¨®n de empresas, permitieron encontrar y explotar campos de petr¨®leo y gas que poco antes resultaban invisibles o no eran rentables, utilizar m¨¦todos de producci¨®n mucho m¨¢s eficientes y operar con mucho menos personal.
Sin embargo, los datos del 2002 han venido a recordarnos que no conviene dormirse en los laureles. Un reciente an¨¢lisis realizado sobre 12 grandes compa?¨ªas del sector muestra que, tras invertir en exploraci¨®n y producci¨®n 51.000 millones de d¨®lares, los costes que mencionaba en el p¨¢rrafo precedente se incrementaron hasta alcanzar los 7,22 d¨®lares. El an¨¢lisis tambi¨¦n muestra que en el 2002 la reposici¨®n de las reservas de crudo y gas alcanz¨® un valor cercano al 101% de la producci¨®n, un valor muy inferior al 119% promediado en los ¨²ltimos 10 a?os.
Todo apunta a que el impulso aportado por la innovaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica de finales de los a?os ochenta y principio de los noventa empieza a disiparse y a que, como en el pasado, la industria tendr¨¢ que subir un nuevo pelda?o en la escalera del conocimiento y desarrollo tecnol¨®gico. Durante m¨¢s de 100 a?os, desde su nacimiento en 1860, la exploraci¨®n se centr¨® b¨¢sicamente en la interpretaci¨®n geol¨®gica del subsuelo de ¨¢reas en las que se detectaban emanaciones superficiales de hidrocarburos. Durante las dos d¨¦cadas siguientes (1960-1980) el progreso exploratorio pivot¨® en torno al desarrollo de la s¨ªsmica de reflexi¨®n: una poderosa herramienta que permit¨ªa obtener im¨¢genes e interpretar la estructura y composici¨®n del subsuelo, tanto en tierra firme como bajo los fondos marinos. Los ochenta y los noventa vieron el desarrollo de la s¨ªsmica en tres dimensiones y la monitorizaci¨®n temporal (o s¨ªsmica en cuatro dimensiones) de los yacimientos. Actualmente asistimos al irresistible empuje de las t¨¦cnicas de visualizaci¨®n y, posiblemente, en la pr¨®xima d¨¦cada, el futuro del sector petrolero pase por el desarrollo de t¨¦cnicas geof¨ªsicas y de teledetecci¨®n que permitan la detecci¨®n directa de las acumulaciones de hidrocarburos albergados en el subsuelo. A menudo, las inexcusables carencias en materias de responsabilidad social y sensibilidad medioambiental llevan a identificar la industria del petr¨®leo y el gas con una industria vieja y de bajo perfil tecnol¨®gico. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Se trata de una industria de muy alta tecnolog¨ªa y en constante innovaci¨®n. Un simple dato les ayudar¨¢ a comprender mejor esta aseveraci¨®n: la insaciable voracidad energ¨¦tica de nuestra civilizaci¨®n requiere perforar anualmente una longitud equivalente a 10 veces el di¨¢metro de nuestro planeta. Todo un reto para los cient¨ªficos. Especialmente para los que trabajamos en el campo de las Ciencias de la Tierra.
Mariano Marzo es catedr¨¢tico de Estratigraf¨ªa y profesor de Recursos Energ¨¦ticos (Universidad de Barcelona).
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