"Es necesario un nuevo contrato social"
Carlos Rom¨¢n del R¨ªo (M¨¢laga, 1944) es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada y director del Instituto de Desarrollo Regional (IDR). Fue el ponente del apartado sobre nuevas tecnolog¨ªas en la presentaci¨®n del documento de Estrategias y propuestas de la segunda modernizaci¨®n.
Pregunta. ?Qu¨¦ es ser moderno?
Respuesta. Ser moderno es muchas cosas. Por ejemplo, que nadie pase hambre es una cosa muy moderna. Pero eso es una declaraci¨®n de principios. Con lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo ser moderno es no dejar que el cambio tecnol¨®gico simplemente nos suceda, sino tomar alguna decisi¨®n, porque un cambio de esta magnitud tiene muchas ventajas y muchos inconvenientes. Ahora hay unas cartas que jugar, jugu¨¦moslas. No se trata de inhibirnos ni de forzar la situaci¨®n.
"La tendencia del Estado-mam¨¢ es una filosof¨ªa que debiera abandonarse"
P. ?Y qu¨¦ est¨¢ pasando?
R. Tambi¨¦n hay muchas opiniones sobre eso. En el Consejo Asesor hab¨ªa quien dec¨ªa que es s¨®lo un cambio tecnol¨®gico m¨¢s. Yo creo que no es s¨®lo eso. Mi funci¨®n al principio all¨ª fue establecer ideas claras sobre lo que es la nueva econom¨ªa, la econom¨ªa digital, y sus impactos sobre la sociedad. La contrapartida a la nueva econom¨ªa es la sociedad de la informaci¨®n. Es decir, una sociedad que usa habitualmente todas las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las comunicaciones y las usa de una manera inconsciente. ?Eso es revolucionario? La palabra es lo de menos, pero s¨ª supone un cambio muy profundo, muy amplio y que afecta a muchas cosas, empezando por el mundo interior de la empresa.
P. Usted suele decir que tener una p¨¢gina web o llevar la contabilidad con un ordenador no vale para nada.
R. S¨ª vale, pero no basta. Hay que tener claros esos conceptos. Una cosa es el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las comunicaciones en el proceso de producci¨®n y otra ver c¨®mo afectan a nuestra vida, a nuestra felicidad. Hay teor¨ªas que abogan por la desconexi¨®n, que mantienen que como ese proceso no se puede hacer en pie de igualdad siempre van a salir perdiendo los m¨¢s d¨¦biles. En el caso de Andaluc¨ªa eso es absurdo.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por el nivel de desarrollo que ya tenemos y por nuestra inserci¨®n en la Uni¨®n Europea. Pero eso es una cosa y otra aceptar acr¨ªticamente la transici¨®n hacia ese nuevo modo de producir y de vivir. A m¨ª me parece que profesionales de las ciencias sociales no pueden limitarse a decir: ?Venga, vamos a aumentar la eficiencia productiva! Pues, ?por supuesto!, pero como una condici¨®n absolutamente necesaria, pero tambi¨¦n absolutamente insuficiente. ?se ha sido mi caballo de batalla en toda la historia ¨¦sta de la segunda modernizaci¨®n.
P. En todo el documento late la idea de que la sociedad andaluza debe depender menos de la Administraci¨®n y debe volar sola, pero tampoco hay muchos empresarios dispuestos a ello.
R. El Estado tiene un papel importante que jugar, pero, por supuesto, otro Estado: eficiente, transparente, que rinda cuentas de lo que hace. Hasta ahora lo que se ha venido manteniendo es la tendencia del Estado-mam¨¢, es decir, la protecci¨®n a la industria naciente y tambi¨¦n la protecci¨®n a la industria moribunda, so pretexto del da?o social inmediato. ?sa es una filosof¨ªa que debiera abandonarse. Esto es duro, fuerte, pero la Administraci¨®n lo que tiene que hacer es llevar el tim¨®n de ese tr¨¢nsito hacia la modernizaci¨®n, hacia la nueva econom¨ªa y la sociedad de la informaci¨®n, primando a los empresarios que son m¨¢s eficientes, m¨¢s competitivos, pero tambi¨¦n intentando compensar los desequilibrios, porque el cambio tiene muchas consecuencias sociales y no me parece ni justo ni razonable ignorarlas.
P. ?C¨®mo se compensan esos desequilibrios?
R. Una vez decidido que Andaluc¨ªa tiene que hacer la transici¨®n hacia la sociedad de la informaci¨®n y la nueva econom¨ªa las preguntas son: ?cu¨¢les son los costes?, ?esto qui¨¦n lo paga? Por ejemplo, la nueva empresa necesita un trabajo m¨¢s flexible, m¨¢s m¨®vil en el sentido espacial, pero evidentemente tiene efectos sobre la sociedad o la familia. Por supuesto, no podemos seguir pensando en la persona, funcionario o no, que tiene un puesto de trabajo para toda la vida. La sociedad de la informaci¨®n requiere la firma de un nuevo contrato social. Vamos a negociar qui¨¦n paga los costes de esto. Los costes de todo tipo. ?Ser¨¢ necesario dar m¨¢s cancha a las nuevas formas de salario? ?Qu¨¦ tipo de gasto social se dedica a la familia?
P. ?Cu¨¢l es el papel del Estado entonces?
R. El papel que le toca no es el de dejar que decida el mercado, que es la tesis neoliberal, sino el de intervenir de otra manera, organizar la discusi¨®n de qu¨¦ es lo que tenemos que hacer y convocar a empresarios, sindicatos, ecologistas, a todas las organizaciones sociales. La nueva econom¨ªa y la sociedad de la informaci¨®n tienen ventajas e inconvenientes. Por un lado, aumentan la productividad, la globalizaci¨®n y la flexibilidad; pero por otro, tambi¨¦n los desequilibrios, una cierta p¨¦rdida de la identidad cultural propia y una situaci¨®n laboral m¨¢s precaria.
P. Al marcar en algunos aspectos un horizonte de 20 a?os, ?no se deja a mucha gente fuera? Si no se dominan el ingl¨¦s o las nuevas tecnolog¨ªas o no se tiene un talante emprendedor pues...
R. No proponemos eso, pero ¨¦se es uno de los costes a pagar. La sociedad de la informaci¨®n no puede dejar tiradas en el camino a las personas que no est¨¢n en condiciones de incorporarse. Cada vez menos poblaci¨®n trabajadora va a sostener a m¨¢s poblaci¨®n no trabajadora y si se prolonga la vida, tambi¨¦n se puede prolongar la edad laboral. ?sa es una de las cosas que hay que negociar. Por eso me parece mal limitarnos s¨®lo a la nueva econom¨ªa. Por supuesto, vamos a la nueva econom¨ªa, a la dotaci¨®n en infraestructuras, en telecomunicaciones, a no subvencionar a empresas que est¨¢n en crisis. Vale y, adem¨¢s, ?esto qui¨¦n lo paga? ?Por qu¨¦ los sindicatos no juegan un papel activo en la b¨²squeda y la distribuci¨®n del nuevo empleo? ?Y los empresarios? Pues igual tienen que aceptar algunas cosas como el periodo sab¨¢tico de los trabajadores, porque si hay que saber manejar un ordenador, ya que si no est¨¢s fuera de la nueva econom¨ªa, pues habr¨¢ que ense?arlos y mandarlos a un sitio donde aprendan. Y, claro, mientras tanto hay que comer...
P. ?Y qui¨¦n paga eso?
R. Habr¨¢ que repartir la carga de otra manera entre los diferentes agentes sociales. Y el Estado, que somos todos, ah¨ª no tiene m¨¢s papel que como mediador, administrador u orientador.
P. ?El Gobierno andaluz pertenece a la era industrial en vez de a la tecnol¨®gica?
R. En t¨¦rminos generales, s¨ª. Est¨¢ m¨¢s en la econom¨ªa industrial que en la de la informaci¨®n, con absoluta certeza y seguridad, pero obras son amores. Nos han convocado. Si es un brindis al sol no lo s¨¦. En cualquier caso, a m¨ª me parece que lo que nosotros tenemos que hacer es esto. Yo no tengo ninguna capacidad para influir nada m¨¢s que diciendo lo que opino y defendiendo mis ideas.
P. ?Es esc¨¦ptico respecto al recorrido del documento?
R. No, porque el documento es razonable y bastante objetivo. Mi miedo es que sea utilizado como arma arrojadiza y que digan: 'Oiga, usted no ha hecho lo que dec¨ªa el Consejo Asesor en la p¨¢gina tal'. Una limitaci¨®n que s¨ª veo es que el documento no est¨¦ suficientemente debatido. Me explico: no es que quisiera que la gente hablara de la segunda modernizaci¨®n, con el papel en la mano, en el autob¨²s. No, no es eso. Pero que la gente hablara de estas cosas tiene sentido. Y no es un documento para el debate social. Tiene una gran limitaci¨®n, es demasiado t¨¦cnico y sofisticado y todo esto se puede decir de manera m¨¢s normal, m¨¢s did¨¢ctica.
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