Ideas y m¨¢s ideas
Los europeos andan muy ufanos ¨²ltimamente con el jazz m¨¢s creativo que se est¨¢ haciendo en nuestro continente, mientras lamentan, con la boca peque?a, que en Estados Unidos est¨¦n tan secos de ideas. Monumental falacia que un concierto del pianista Jas¨®n Moran, 28 a?os, es capaz de desbaratar con cuatro notas y un acorde.
El neoyorquino admite que tiene como imagen de cabecera un p¨®ster de un escuadr¨®n del que ha escapado un soldado, y cuyo lema reza: "La rutina es el enemigo". En Moran habita un improvisador may¨²sculo que ha estudiado los conciertos para piano de Rachmaninov y va de copas con su vecino rapero: para ¨¦l no hay incongruencias ni mezclas imposibles. Lo demostr¨® cuando ensambl¨® el dramatismo de The field of the dead, perteneciente a la obra Alexander Nevsky op. 78, de Prokofiev, con la fina iron¨ªa de Fire waltz, de Mal Waldron, aunque en realidad todo su concierto discurri¨® sobre una sucesi¨®n de apasionantes secuencias unidas por una l¨®gica alambicada pero aplastante.
Jason Moran & The Bandwagon
Jason Moran (piano y samplers), Tarus Mateen (bajo el¨¦ctrico) y Nasheet Waits (bater¨ªa). Clamores Jazz. Madrid, 8 de noviembre.
Moran no puso torniquetes a su inventiva y la mostr¨® desde el primer sonido un collage pregrabado que inclu¨ªa desde coros infantiles a locuciones radiof¨®nicas, al que se sum¨® su tr¨ªo como continuaci¨®n natural de un veraz relato contempor¨¢neo. A partir de ah¨ª, se pudo escuchar una buena parte del extraordinario contenido en su ¨²ltimo disco, Jas¨®n Moran presents the bandwagon (Blue Note): retazos evanescentes de Brahms y Schumann, pinceladas monkianas y blues de ley. Moran desafi¨® en su estreno madrile?o los clasicismos conocidos para crear uno propio.
Casi tan imaginativos como su patr¨®n estuvieron Tarus Mateen y Nasheet Waits. El primero tambi¨¦n ha deshecho algunos nudos desde que ha cambiado el tradicional contrabajo ac¨²stico por un par de guitarras bajas semiac¨²sticas que, bien repantigado sobre la silla, se apoy¨® en la cadera. Por su parte, Waits demostr¨® que proviene de familia de bater¨ªas (su padre, el malogrado Freddie Waits, fue un espl¨¦ndido percusionista); perfectamente erguido sobre su banqueta, bati¨® los parches con certero sentido de la din¨¢mica y dosific¨® los ritmos con juicio escrupuloso.
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