El voto del miedo
?Qu¨¦ pasar¨¢ el domingo? Muchos electores se lo preguntan y no saben c¨®mo responderse. La publicaci¨®n de sondeos preelectorales distorsiona la percepci¨®n: uno ya no sabe si piensa lo que piensa o piensa lo que le dicen los sondeos. Y hay ciudadanos que se inclinan a votar por lo que les apetece o les interesa, pero los hay que votan preocupados por decantar el resultado en una u otra direcci¨®n.
La tendencia general de los sondeos apuntaba hace una semana a un empate entre CiU y el PSC, pero al mismo tiempo indicaba que el bloque de derechas perd¨ªa la ventaja de un esca?o que obtuvo en 1999. Tan ajustado apunte mantiene la incertidumbre y, en algunas franjas sociales, provoca ansiedad. La pregunta ?qu¨¦ pasar¨¢ el domingo? puede expresar curiosidad en unos casos, ansiedad en otros, pero angustia o miedo en los dem¨¢s.
Hay una f¨®rmula para guiarse y saber qu¨¦ est¨¢ sucediendo. No se publican encuestas, pero los grandes partidos disponen de indicadores diarios sobre la evoluci¨®n de la opini¨®n electoral y a ellos adecuan sus mensajes. Observar c¨®mo evolucionan estos mensajes es una buena gu¨ªa para saber qu¨¦ est¨¢ pasando.
Lo m¨¢s sobresaliente de estos ¨²ltimos d¨ªas, cuando los indecisos van decant¨¢ndose, es que CiU ha tocado a rebato de verdad. Ha dicho ya que si gana Maragall, Catalu?a perder¨¢ su autonom¨ªa. Es decir, la patria est¨¢ en peligro. A un partido nacionalista no le queda nada m¨¢s por invocar. Si acaso, le queda por afirmar que si gana la izquierda desaparecer¨¢ la propiedad privada. No lo ha dicho Mas, pero s¨ª su aliado de estos ¨²ltimos a?os, el PP. La versi¨®n actual de esta advertencia es la que ha lanzado Piqu¨¦ al avisar que la izquierda traer¨¢ paro y subidas de impuestos.
S¨®lo cuando se sabe que se est¨¢ perdiendo se lanzan este tipo de apelaciones. Se dirigen a retener a electores del propio ¨¢mbito pol¨ªtico o ideol¨®gico de los que se teme una infidelidad. Es lo que hizo Adolfo Su¨¢rez en 1979 en una dram¨¢tica apelaci¨®n televisiva -cuando hab¨ªa una sola televisi¨®n- y lo que en 1982 repiti¨® Landelino Lavilla, en ambos casos para evitar la victoria del PSOE. Es lo que hizo Felipe Gonz¨¢lez en 1996 con la campa?a del doberman, en la que se advert¨ªa del riesgo que corr¨ªan los pensionistas si ganaba el PP.
No hay garant¨ªa alguna de que la apelaci¨®n al miedo evite la derrota. A Su¨¢rez le sali¨® bien en 1979, pero a Lavilla no le ahorr¨® en 1982 un desastre total. A Gonz¨¢lez no le evit¨® la derrota, por muy dulce que le pareciera.
El recurso al miedo indica que quien lo utiliza est¨¢ desesperado y sabe que sus propuestas en positivo no le aseguran la victoria. Al rev¨¦s, quien cree que puede ganar con su proyecto se dedica a explicarlo, y eso es lo que est¨¢n haciendo Maragall, Carod y Saura. Esto es lo que hoy, a dos d¨ªas de la votaci¨®n, hay sobre el tablero. Queda por ver si Mas y Pujol est¨¢n como Su¨¢rez en 1979, Lavilla en 1982 o Gonz¨¢lez en 1996.
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