La oscura carrera de los laboratorios
Aunque as¨ª lo parezca, la verdadera y decisiva competici¨®n deportiva no se libra en estos momentos en las pistas de tenis, las canchas de baloncesto, los greens de golf, los campos de f¨²tbol, los vel¨®dromos o los estadios de atletismo. No. Los h¨¦roes y los villanos verdaderos, las personas que tienen en su mano el futuro del deporte, ya no se llaman Ra¨²l, Armstrong, LeBron James, Tiger Woods o Tim Montgomery, sino que responden a nombres tan desconocidos para el gran p¨²blico como sus caras, recluidas a peque?os c¨ªrculos, a estrechos pasillos; nombres como Don Catlin, Jacques de Ceaurriz, Jordi Segura o V¨ªctor Conte. Son norteamericanos, franceses o espa?oles, pero tienen un rasgo en com¨²n: trabajan en laboratorios. Como se sospechaba desde hace tiempo, y como los ¨²ltimos descubrimientos en California han confirmado estas semanas, el deporte, su futuro, est¨¢ en manos de la qu¨ªmica. De qu¨ªmicos malos, que trabajan en laboratorios clandestinos sintetizando y formulando nuevos productos, m¨¢s efectivos, m¨¢s milagrosos, para ayudar a los deportistas a hacer trampas, a ser m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos, m¨¢s altos, y de qu¨ªmicos buenos, que hacen horas extras de trabajo policial intentando descubrir los manejos subterr¨¢neos, anticiparse a las maniobras de los tramposos.
Restos de THG se encontraron en Chambers, el velocista que hab¨ªa dado un aceler¨®n a su carrera hasta convertirse en seria amenaza para los estadounidenses
En toda su historia, la prestigiosa revista cient¨ªfica Nature s¨®lo ha publicado nueve noticias o reportajes referidos al dopaje deportivo: dos de ellas han aparecido en las tres ¨²ltimas semanas, y ni siquiera la publicaci¨®n estadounidense, referencia en muchos ¨¢mbitos del mundo cient¨ªfico, dedic¨® tanto espacio a uno de los grandes avances de la lucha antidopaje -la puesta a punto de un m¨¦todo para detectar rastros de EPO en orina tras varias d¨¦cadas de investigaci¨®n- como el que ha gastado en el ¨²ltimo n¨²mero para resumir los ¨²ltimos acontecimientos californianos.
Aunque el trabajo oculto y silencioso, detectivesco y policial, hab¨ªa comenzado en mayo, no fue hasta octubre cuando el mundo del deporte tuvo que hacer un hueco en su jerga y sus centenares de nombres propios para acomodar a la ¨²ltima reci¨¦n llegada, una sigla de tres letras, THG, que identifica a la m¨¢s larga e impronunciable palabra: tetrahidrogestrinona. Detr¨¢s de las letras, de la te, de la hache y de la ge, una historia.
Contaba la historia, relatada en forma de par¨¢bola, que en mayo un entrenador de la ¨¦lite atl¨¦tica estadounidense -cuyo nombre no se ha dicho, aunque ha circulado en los ¨¢mbitos del atletismo estadounidense la posibilidad de que se tratara de John Smit, el entrenador de Michael Greene, o Trevor Graham, el ex de Marion Jones y Tim Montgomery-, celoso de los ¨¦xitos de un grupo de atletas concentrados en la zona de la bah¨ªa de San Francisco, envi¨® an¨®nimamente una jeringuilla con restos de un l¨ªquido sospechoso a la federaci¨®n de atletismo norteamericana. Este organismo lo remiti¨® autom¨¢ticamente al laboratorio antidopaje de Don Catlin en Los ?ngeles, un peque?o y triste edificio en un triste y gris pol¨ªgono industrial de las afueras que se convirti¨® durante cuatro meses en el centro m¨¢s importante de investigaci¨®n deportiva. Cuando analizaron la sustancia con espectrometr¨ªa de masas -que mide el peso molecular- y cromatograf¨ªa de gases -que calcula su volatilidad- comprobaron que el perfil que emit¨ªa les llevaba a una sustancia desconocida, a una sustancia que nadie pensaba que pudiera existir. Cuatro meses despu¨¦s, y tras lograr recorrer a la inversa el trayecto al que estaban acostumbrados, Catlin y sus colaboradores sintetizaron una sustancia que pensaban podr¨ªa corresponder a ese perfil, se la inyectaron a un babuino, analizaron su orina y... ?bingo! La THG, un esteroide anabolizante, otra testosterona sint¨¦tica m¨¢s, acababa de ser descubierta.
Carrera hacia el pasado
La carrera hacia el pasado continu¨®. Las semanas siguientes, Catlin se dedic¨® a descongelar las muestras de orina de diversas competiciones atl¨¦ticas para volverlas a pasar por sus cromat¨®grafos y espectr¨®metros, esta vez con el perfil de la THG bien memorizado. Y de nuevo pudo gritar ?bingo!, pero no s¨®lo una vez, sino cinco: la orina de cuatro atletas estadounidenses y uno brit¨¢nico hab¨ªa mostrado contener restos de THG. Entre ellos hab¨ªa grandes nombres. Estaba Regina Jacobs, que a los 40 a?os hab¨ªa sido capaz de convertirse en la primera mujer de la historia que bajaba de los cuatro minutos en los 1.500 metros en pista cubierta, y tambi¨¦n estaba el brit¨¢nico Dwain Chambers, el velocista que hab¨ªa dado un aceler¨®n a su carrera hasta convertirse en seria amenaza para los estadounidenses.
Un punto en com¨²n de todos ellos es que se mov¨ªan en el c¨ªrculo de San Francisco pr¨®ximo a dos personajes peculiares: V¨ªctor Conte, autoproclamado el nutricionista de las estrellas, due?o de los laboratorios Balco, una empresa dedicada a analizar la sangre de sus clientes para descubrirles d¨¦ficit en minerales y oligoelementos, d¨¦ficit perfectamente reparable con sus productos, sobre todo por su producto estrella, el ZMA, mezcla de zinc, magnesio y vitamina B6 que, si se toma en ayunas y antes de acostarse, tiene la especial propiedad de elevar la capacidad de generar testosterona end¨®genamente; y Remi Korchemni, exiliado ucranio que lleg¨® a Estados Unidos hace 20 a?os con todo su bagaje de entrenador de la escuela sovi¨¦tica. Balco, que seg¨²n la federaci¨®n de atletismo estadounidense est¨¢ detr¨¢s de la invenci¨®n de la THG, curiosamente hab¨ªa sufrido a primeros de septiembre un minucioso registro por parte del FBI y la polic¨ªa judicial de California, que buscaban pruebas no tanto de fabricaci¨®n secreta de anabolizantes, sino de lavado de dinero, evasi¨®n fiscal y fraude a Medicare, el sistema de financiaci¨®n p¨²blica de los medicamentos.
Un gran jurado ante el que testificar¨¢n conocidos clientes de Balco, como Barry Bonds -el Ra¨²l del b¨¦isbol estadounidense, el poseedor del r¨¦cord de home runs en una temporada-, Marion Jones o Tim Montgomery, decidir¨¢ finalmente si se puede proceder contra Balco; pero el ¨¦xito del laboratorio de Catlin ha dado argumentos a los optimistas, que proclaman que, en la eterna carrera entre polic¨ªas y ladrones del dopaje, la polic¨ªa se ha apuntado por fin un gran tanto. Los pesimistas, mientras tanto, no ven en ello sino una ratificaci¨®n de sus negros presagios: los tramposos son capaces hasta de sintetizar sustancias nuevas, con lo que nadie dice que en estos momentos sea otro anabolizante fabricado en un laboratorio clandestino, cuyo nombre a¨²n no conocemos, el producto de ¨¦xito en los mercados.
Orinas descongeladas
LA GRAN TAREA de revisi¨®n ha comenzado.
Al d¨ªa siguiente de que Catlin lograra descifrar e identificar la THG, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) envi¨® al mundo un ins¨®lito mensaje de esperanza: en pocas semanas, todos los laboratorios antidopaje homologados por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional en los cuatro rincones del mundo recibir¨ªan la informaci¨®n que les permitir¨ªa tambi¨¦n a ellos saber descifrar y encontrar la THG. Y este hallazgo no se centrar¨ªa s¨®lo en las orinas del futuro, sino en las de eventos pasados que se conservaban congeladas en los laboratorios durante varios meses antes de que las federaciones internacionales ordenaran destruirlas. Y aunque el comunicado sonaba a propaganda y rezumaba buenas intenciones y poco m¨¢s, curiosamente se ha hecho realidad. Y las federaciones internacionales, que habitualmente se manejaban con la lentitud de los grandes organismos burocr¨¢ticos, tambi¨¦n han sido curiosamente c¨¦leres a la hora de ordenar a los laboratorios una revisi¨®n completa de los an¨¢lisis de sus ¨²ltimos Mundiales. As¨ª, en el laboratorio de Barcelona ya han comenzado los trabajos en busca de THG en los 312 frascos de orina congelados del Mundial de Nataci¨®n disputado en julio pasado; en Par¨ªs, en el laboratorio de Ch?tenay Malabry, se analizan cerca de 400 muestras del ¨²ltimo Mundial de Atletismo de agosto, y en Los ?ngeles, en el laboratorio de Don Catlin, se ha comenzado a revisar orina m¨¢s antigua a¨²n, la de los participantes en los Juegos de Invierno de Salt Lake City 2002. Otras federaciones y organismos no han visto mayor necesidad, y as¨ª ni se reanalizar¨¢n los frascos del Tour o de la Vuelta Ciclista a Espa?a, o ni siquiera los de los ¨²ltimos Campeonatos de Espa?a de Atletismo.
Hay coincidencia general en que ser¨¢ muy poco probable que en estos segundos an¨¢lisis, exceptuando los de Par¨ªs, puedan detectarse positivos por THG. Seg¨²n los especialistas, el anabolizante de dise?o se distribuy¨® solamente en la zona de influencia de Balco, y no parece posible que hubiera tenido tiempo de expandirse a m¨¢s atletas que los estadounidenses y a m¨¢s deportistas que los practicantes de atletismo.
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