El serm¨®n de Kiko Arg¨¹ello
El fundador del Camino Neocatecumenal, el movimiento m¨¢s numeroso del catolicismo, dibuja en Madrid un panorama apocal¨ªptico del mundo y del hombre
Kiko Arg¨¹ello, rigurosamente de negro, acaba de quitarse la chaqueta. Lleva una hora hablando y abandona la mesa presidencial con un enorme y barroco crucifijo dorado en la mano izquierda, y un potente micr¨®fono en la derecha. En¨¦rgica la voz, y ronco; apasionado el tono y la mirada m¨ªstica o risue?a mientras habla ora al crucifijo, ora al p¨²blico, y tambi¨¦n hacia el techo, como buscando palabras hermosas que se le escapan. Ha empezado hablando de su vida: los a?os mozos en Madrid, hijo de una familia acomodada -"de padres bienestantes", dice-, estudiante de Bellas Artes, pintor, m¨²sico y "perdido, sin rumbo, adicto a Sartre y rodeado de comunistas" en las aulas y entre los amigos. "Demasiado narcisista. Pensando en quitarme la vida: por el absurdo. Leyendo a Sartre", explica Arg¨¹ello, al principio con voz queda y temblorosa.
"Hay que replantearse la est¨¦tica de las iglesias. La est¨¦tica es fundamental. Evita los suicidios"
"?Un horror! El Tercer Mundo y los pobres... Como si el hombre no tuviera esp¨ªritu"
Como aperitivo de una charla que pronto se convirti¨® en encendido serm¨®n, la mayor¨ªa de las veces apocal¨ªptico, Arg¨¹ello relat¨® ayer su conversi¨®n al catolicismo tras irse a vivir "a una barraca infecta" en Palomeras Altas, en los arrabales de Madrid, donde habitaba una sirvienta de sus padres, maltratada por "un marido pendenciero que s¨®lo hac¨ªa caso a mis consejos", dijo el futuro fundador. "En aquella barraca compart¨ª la vida con las ratas, y los perros vagabundos me daban calor. Me fui all¨ª no para ayudar, no para hacer obras sociales, sino para ponerme a los pies de Cristo. Con la Biblia, con una guitarra. Con fr¨ªo, con much¨ªsimo fr¨ªo. All¨ª encontr¨¦ a Cristo crucificado", dijo.
Kiko Arg¨¹ello lleg¨® a las diez de la ma?ana a la sede de la Fundaci¨®n San Pablo-CEU rodeado de severas medidas para espantar aglomeraciones. Quienes no entraron en el sal¨®n principal seguir¨¢n el discurso por televisi¨®n en varias salas del edificio universitario, o por Internet. "Imprescindible acreditarse", hab¨ªa advertido la organizaci¨®n. Y nada de entrevistas. "Kiko Arg¨¹ello no suele conceder entrevistas". Tampoco habr¨¢ coloquio tras la conferencia, al contrario que en los d¨ªas anteriores. Y los fot¨®grafos deben abandonar la sala en tres minutos. El fundador del Camino Neocatecumenal acababa de llegar de Roma, donde reside, y ma?ana volver¨¢ a Italia porque ha sido convocado por la Conferencia Episcopal de aquel pa¨ªs "para que les explique el Camino", dice.
La conferencia estrella del V Congreso de Cat¨®licos y Vida P¨²blica, que ha convocado este fin de semana a varios miles de personas, fue en realidad un largo serm¨®n. Kiko Arg¨¹ello hab¨ªa sido invitado para hablar de La belleza que salva el mundo, un asunto acorde con el lema del congreso, ?Qu¨¦ cultura? Pero dej¨® claro desde el comienzo cu¨¢les era sus intenciones. "No soy un conferenciante, soy un predicador. ?Ay de m¨ª si no predicase! Por esto dej¨¦ la pintura. En principio dije que no iba a venir, pero despu¨¦s el obispo me llam¨® y, en fin, que Jes¨²s nuestro se?or me ayude".
Mediado el serm¨®n, salpicado de citas de pensadores y artistas modernos, en su mayor¨ªa ateos, y, sobre todo, de salmos, par¨¢bolas o pasajes del Antiguo Testamento, Arg¨¹ello increpa al auditorio. "?Se me oye bien? Es que est¨¢is tan calladitos". Risas. Contin¨²a: "Es que no s¨¦ qu¨¦ estaba diciendo" [Le apuntan: 'La intuici¨®n, la intuici¨®n, seg¨²n Bergson']. "Ah, s¨ª. Eso. Bergson, claro. Intent¨¦ creer y no pod¨ªa creer. Todo lo que me dec¨ªa en Bellas Artes un cura, que era inteligente, s¨ª, todo parec¨ªan pamplinas. La angustia existencial, pamplinas. Pero no quiero escandalizar. Estoy en una universidad. La culpa es vuestra que me hab¨¦is invitado".
A veces se acerca a las primeras filas y escoge interlocutor. "Este se?or de aqu¨ª, ?en qu¨¦ cree, si acaso cree?". El se?or, sorprendido, no replica. Risas apagadas. Ahora le toca a un cura. "Este cura de ac¨¢", interpela. "Este cura, a ver: a lo mejor necesita de una palabra porque es un pecador muy grande". Y regresa con el crucifijo hacia la mesa presidencial. Nuevos susurros del p¨²blico. Kiko Arg¨¹ello se vuelve ahora hacia los estrados que acogen, a su izquierda, con solemnidad acad¨¦mica, a algunos de los patronos de la Fundaci¨®n Universitaria San Pablo-CEU, ilustres militantes de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas creada en las primeras d¨¦cadas del siglo pasado por el cardenal ?ngel Herrera Oria. El predicador interpela con desparpajo a Marcelino Oreja, primer ministro de Asuntos Exteriores en los gobiernos de Adolfo Su¨¢rez. "Este hermano, a ver: ?tiene vida interna? ?La tiene? Que lo demuestre. La fe no es de todos. No a todos los encuentra Dios dignos de tener la fe". Al lado de Oreja se sentaba Carlos Mayor Oreja, ex consejero del Gobierno de Alberto Ruiz-Gallard¨®n en Madrid.
Para entonces ya ha citado a Sartre, al Dostoievski de Los idiotas -"la belleza salvar¨¢ al mundo"-, a Nietzsche, tambi¨¦n a Camus y su libro La peste -con ¨¦ste, y m¨¢s tarde en "la barraca infecta", descubri¨® "la miseria marcada por los pecados del mundo", dijo-; a los fil¨®sofos Bergson y Pascal, o a Plat¨®n, adem¨¢s de a pintores o escultores como Kandinsky o Henry Moore, m¨¢s otros del pop-art. "Lo que me hubiera gustado es dar una conferencia sobre arte, sobre pintura, sobre escultura". De pronto se para y sale de nuevo al proscenio. Pregunta: "?Conoc¨¦is a Henry Moore? Un escultor ingl¨¦s. Muy importante, s¨ª. Ten¨¦is que haceros un poco de cultura". Nuevas risas. En realidad, estaba hablando de que "no cualquier curva es est¨¦tica, porque en la est¨¦tica hay un profundo secreto: el amor".
El entusiasmo de Arg¨¹ello por el arte -"?sab¨¦is qui¨¦n es Oscar Wilde? Dijo que la naturaleza imita al arte. El artista te ense?a a ver la naturaleza. Ves una maceta de girasoles y dices: 'Mira, se parecen a los girasoles de Van Gogh"- fue poco a poco dejando paso a su idea, muy sombr¨ªa, del catolicismo. "Toda la cultura, de izquierdas, y Dios abandonado por los artistas, con una Iglesia que se hab¨ªa quedado solo con las ancianas, llena de viejos, y con los pobres". Esa Iglesia necesita "nuevas estructuras". "La Iglesia hoy no tiene ninguna est¨¦tica. El islam sabe hacer mezquitas, doradas, hermosas. La est¨¦tica es fundamental. Evita los suicidios. Hay que replantearse la est¨¦tica de las iglesias; se lo he dicho a cien obispos que se han reunido conmigo para hablar sobre eso. Hay que hacer comunidades cristianas donde se exprese la belleza, porque el hombre ha sido creado para ser amado".
De la belleza, sin embargo, pronto pasar¨¢ al libro del Apocalipsis. Y a Hitler. Incluso a Mac Luhan: "?Sab¨¦is qui¨¦n es, no? Dijo que el medio es el mensaje, pero nosotros no queremos copar las universidades ni la televisi¨®n". Ley¨® m¨¢s tarde el pasaje apocal¨ªptico de la c¨¦lebre ramera con que fornicaron los reyes de la tierra. Dijo: "Uf, muchachos, lo que me toca leer: vestida de p¨²rpura, escarlata, las impurezas de la prostituta, la madre de todas las rameras, de todos los prost¨ªbulos y de todas las abominaciones de la tierra. La gran Babilonia. La gran ciudad: Babilonia, Roma, New York".
Arg¨¹ello pidi¨® librarse de esa "gran ciudad" porque representa el caos, las eutanasias, el suicidio, la uniformidad. "El ser m¨¢s profundo del hombre est¨¢ muerto". Y cit¨®, casi a gritos, los divorcios, la muerte y a los padres que s¨®lo tienen dos hijos "y hablan como algunos curas de una paternidad responsable, cuando la paternidad responsable es lo contrario: dar la vida al ser humano: diez, doce hijos, los que Dios mande". Tambi¨¦n arremeti¨® contra los te¨®logos de la pobreza: "?Un horror! S¨®lo el Tercer Mundo y los pobres. Como si el hombre no tuviera esp¨ªritu", dijo. De pronto, Kiko Arg¨¹ello se para. Respira hondo unos segundos. Baja los brazos. Y termina de golpe: "Rezad por m¨ª". Tras un largo silencio, inicia el rezo del Padre Nuestro. Y se fue, tan protegido de alborotos como hab¨ªa llegado.
M¨¢s de un mill¨®n de seguidores
Fue en 1964 cuando Kiko Arg¨¹ello, que entonces ten¨ªa 25 a?os y era un pintor de ¨¦xito entre la burgues¨ªa madrile?a, puso en marcha en uno de los barrios m¨¢s pobres de la capital, Palomeras Altas, el Camino Neocatecumenal, acompa?ado en el empe?o por Carmen Hern¨¢ndez, que acababa de llegar de misiones en Bolivia y recal¨® en otra barraca de la misma barriada. El mundo cat¨®lico los conoce por los kikos.
Arg¨¹ello inici¨® su carrera eclesi¨¢stica tras una conversi¨®n novelesca y ejerciendo primero de predicador de los Cursillos de Cristiandad. Tambi¨¦n pasa por ser un buen m¨²sico. Algunos le se?alan ya como el nuevo Ignacio de Loyola, el vasco que fund¨® los jesuitas para ayudar a la Iglesia de Roma y de Trento en su primera gran crisis.
Kiko Arg¨¹ello y Carmen Hern¨¢ndez viven ya en Roma, como los grandes fundadores religiosos, y cuentan "al cien por cien", dijo ayer el fundador, "con el apoyo de Juan Pablo II", que dio el visto bueno a los estatutos del Camino el verano pasado.
Tenidos por el ala m¨¢s conservadora del catolicismo, los kikos suman m¨¢s de un mill¨®n de fieles, repartidos por 105 pa¨ªses, 16.700 comunidades, 883 di¨®cesis y 4.900 parroquias. Tambi¨¦n cuentan con 52 seminarios, 731 presb¨ªteros, 63 di¨¢conos, 1.500 seminaristas y algunas universidades (como la San Antonio de Murcia), adem¨¢s de con la complacencia demostrada de numerosos prelados, entre otros la del cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Mar¨ªa Rouco.
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