El terrorismo polimorfo
Alimentaci¨®n
Una comisaria europea de la salud p¨²blica, o algo parecido, se ha sometido a un an¨¢lisis de sangre en el que se han detectado una treintena de restos de sustancias t¨®xicas debidas a la alimentaci¨®n. No piensen que esa se?ora no cuida su dieta, antes al contrario. Se trata de hacer ver que, literalmente, no sabemos lo que comemos. Los efectos del terrorismo alimentario son perdurables (en el doble sentido de su larga duraci¨®n y del inter¨¦s por que eso dure), incluso en ocasiones pueden manifestarse en la segunda o tercera generaci¨®n de los toxic¨®manos malgre-lui. Un amigo del instituto agroalimentario de la Universidad Polit¨¦cnica est¨¢ resuelto a ayunar de por vida a la vista de los resultados que ha observado en sus investigaciones. ?Hay que poner el grito en el cielo? Lo primero ser¨ªa que las autoridades sanitarias pusieran nuestro est¨®mago (y con ¨¦l otros ¨®rganos m¨¢s o menos internos a los que profesamos gran cari?o) a salvo.
Todo vale contra ?l
El terrorismo por excelencia es el terrorismo armado, aquel que se vale de las armas con el prop¨®sito de matar. Vale. Pero no todo puede valer contra esa mezcla de ingenuidad redentora y desesperaci¨®n exasperada. El actual partido en el gobierno gan¨® limpiamente sus elecciones mediante una campa?a feroz contra sus oponentes a partir de los esc¨¢ndalos propiciados por sus adversarios pol¨ªticos en la lucha contra el terrorismo armado de ETA, y sus correspondientes corrupciones. Por eso mismo, si el impulso era ¨¦tico, no se puede participar en la intervenci¨®n contra Irak y al mismo tiempo abstenerse de denunciar con la mayor contundencia la situaci¨®n de los prisioneros presuntamente talib¨¢n en el reducto ilegal de la base de Guant¨¢namo. ?Derechos humanos? ?Entiende este gobierno que su defensa es tan crucial para la democracia perdurable que en ning¨²n caso puede depender de la urgencia o de los intereses selectivos?
Tambi¨¦n en el empleo
Otra forma letal de terrorismo es la precariedad en el empleo de miles de j¨®venes y de mujeres, por m¨¢s que te¨®ricos de tanta experiencia como Arturo Virosque reclamen una y otra vez de los poderes p¨²blicos una mayor flexibilidad para los empresarios. Flexibilidad quiere decir que puedes contratar a quien quieras, cuando quieras, para lo que quieras, durante el tiempo que quieras, y mandarlo a hacer pu?etas cuando te de la gana. De ese modo tenemos miles de empresarios cargados de futuro, y millones de j¨®venes con la autoestima por los suelos. Un panorama desolador en lo que toca a un improbable futuro como horizonte vital y un mercado laboral en precario que se dir¨ªa dise?ado para a?adir a la explotaci¨®n masiva el acatamiento perpetuo de la sumisi¨®n. Bien entendido que ese terrorismo de la humillaci¨®n profundiza y extiende la desagregaci¨®n social y s¨®lo beneficia a empresarios con m¨¢s codicia que escr¨²pulos.
Y en las relaciones laborales
Hay tambi¨¦n otra manifestaci¨®n sutil del s¨ªndrome terrorista, de mucha relevancia entre directivos de medianas y grandes empresas, y de gran predicamento en los departamentos universitarios. Se trata de algo tan simple -aunque bien mirado, tan costoso- como renunciar a tener amigos entre los compa?eros de trabajo para sustituirlos por compinches eventuales de usar y tirar. El rendimiento de esa estrategia es obvio. Dado que a los amigos no se les hace malas pasadas, es requisito imprescindible carecer de ellos a fin de tener las manos libres para urdirlas, desarrollarlas y consumarlas. Y aquello de que quien tiene un amigo, tiene un tesoro, se relativiza en funci¨®n de la importancia del tesoro a obtener si se prescinde del afecto a los amigos. Es un s¨ªndrome adicto a esa miseria emocional que recurre a la ostentaci¨®n de estatus como factor activo de compensaci¨®n.
Una descripci¨®n
Dec¨ªa Sartre que un jud¨ªo es alguien a quien otros ven como jud¨ªo. ?Es el caso del terrorista vocacional o en ejercicio? ?Qu¨¦ es un terrorista? En principio, alguien que dispone de la intenci¨®n y de los medios para conseguir de otros una conducta favorable a sus intereses y contraria a la de sus v¨ªctimas, cualquiera que sea la intenci¨®n y la ¨ªndole de los medios que utiliza. Siempre ejerce violencia, porque tal es el requisito de su ¨¦xito. ?El terrorismo? La expresi¨®n siempre cruenta, armada o no, que desplaza el lugar del consenso hacia el terreno de una confrontaci¨®n ventajista. Multiforme y err¨¢tico en sus manifestaciones, empieza por instalarse en lo dom¨¦stico para desplazarse despu¨¦s hacia la barbarie de amplio espectro. Es otra expresi¨®n de lo que -con tanta fortuna- design¨® Hannah Arendt como "la banalidad del mal".
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