Sociolog¨ªa, s¨ª, pero...
Hace ahora casi diez a?os que la Generalitat Valenciana ordenaba acad¨¦mica y organizativamente la actividad docente del Bachillerato. Con este motivo establec¨ªa el curr¨ªculum de materias optativas. Una de las novedades reside en que por primera vez aparece la sociolog¨ªa dentro de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales. Los alumnos pod¨ªan elegir en segundo dos materias optativas de una oferta tan abierta que incluye la sociolog¨ªa pero tambi¨¦n otras de tanta afinidad como la educaci¨®n f¨ªsica o la inform¨¢tica.
Se resolv¨ªa as¨ª de manera cicatera la incertidumbre creada en los a?os previos a la aprobaci¨®n de la reforma sobre si la sociolog¨ªa se impartir¨ªa en los distintos ciclos de la educaci¨®n no universitaria o en alguno, en todos los cursos de cada uno de ellos o en uno s¨®lo, si tendr¨ªa car¨¢cter obligatorio u optativo, ... El desenlace resulta, adem¨¢s, muy parad¨®jico porque buena parte de las introducciones a la reforma educativa invocan que la sociolog¨ªa es una de las "bases" fundamentales del dise?o curricular que se quiere llevar a cabo. Buena dosis de ret¨®rica que se refleja no s¨®lo en esta presencia m¨ªnima de la sociolog¨ªa en el curr¨ªculum, sino tambi¨¦n en una determinada "instrumentalizaci¨®n" de su saber porque si bien es cierto que se recurre al dato de esta naturaleza para justificar el desdoblamiento de ciclos, el tratamiento singular de alguno de ellos... sin embargo, se abandona a la hora de articular y explicar los mismos procesos de ense?anza-aprendizaje. En ese momento, s¨®lo hay "etapas de desarrollo", "representaciones", "capacidades", "actitudes"... ; es decir, dimensiones del ¨¢mbito individual del proceso. Fuera quedan todas las dimensiones relativas al ¨¢mbito de lo social pero que tambi¨¦n constituyen esos procesos: el poder, la autoridad, la organizaci¨®n de la actividad educativa, su divisi¨®n funcional, la ordenaci¨®n del tiempo acad¨¦mico... Como escribe Fern¨¢ndez Enguita, la instituci¨®n escolar permanece indiscutida y de este modo, queda fuera de la sociolog¨ªa; la responsabilidad de cualquier problema se desplaza hacia el lado del individuo, y as¨ª se expande la sicolog¨ªa. Con ello, no s¨®lo es dif¨ªcil comprender plenamente la instituci¨®n escolar, sino que asimismo se intentan sustraer los conflictos que encierran los procesos que conlleva, as¨ª como, el "aprendizaje" de la democracia. Bien se puede escribir que se trata de una manera peculiar de entender la instituci¨®n escolar en la que, con frecuencia, subyace una consideraci¨®n interesada de lo social donde la sociedad deseable emerge como un todo arm¨®nico.
A pesar de su relegaci¨®n administrativa, ha constituido una oportunidad para que algunos cientos de alumnos de ense?anzas medias de m¨¢s de 50 centros de secundaria de la provincia de Valencia (y previsiblemente otros tantos y algunos m¨¢s de Castell¨® y Alacant) contacten anualmente con el saber sociol¨®gico. Sin embargo, en el presente curso es perceptible una peligrosa deriva. Una reciente reforma administrativa del Bachillerato ha limitado a una el n¨²mero de optativas que pueden elegir los alumnos. Esto ha supuesto que se hayan desactivado algunos grupos de sociolog¨ªa al no contar con un n¨²mero m¨ªnimo de alumnos, sobre todo, en los institutos m¨¢s peque?os. Malos augurios se presagian.
Es probable que la situaci¨®n creada no preocupe mucho administrativamente; sobre todo, si no se quieren realizar inversiones econ¨®micas directas, si no se reciben protestas en contra,... Sobre todo, si se considera que todos pensamos sociol¨®gicamente por el mero hecho de opinar sobre lo que acontece en la sociedad, de votar,... Ahora bien, si identificar un gato o un perro no equivale al dominio de la zoolog¨ªa o de la veterinaria, tampoco reconocer una situaci¨®n de desigualdad supone el conocimiento de la sociolog¨ªa. Esto no es m¨¢s que una forma del pensar, la intuitiva. Comprender la sociedad, e incluso la toma de conciencia, requiere un cierto dominio de los diferentes lenguajes que explican su configuraci¨®n actual y de los diferentes m¨¦todos que se utilizan, lo que implica un proceso de ense?anza-aprendizaje, por tanto, un esfuerzo y un estudio sistematizado. A este respecto, la ense?anza no universitaria es una oportunidad para iniciarse siempre que no resulte finalmente cercenada.
Por ello, no son pocos los que consideran necesario que la administraci¨®n adopte las medidas pertinentes que permitan, en primer lugar la activaci¨®n de grupos sin l¨ªmite de alumnos para su constituci¨®n, al igual que sucede con otras materias; en segundo lugar, la disposici¨®n de la sociolog¨ªa como obligatoria en el bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales para evitar la situaci¨®n parad¨®jica que una de las materias que le da nombre tenga un car¨¢cter optativo. Y en tercer lugar, que se incorpore plenamente el saber sociol¨®gico como un cuerpo propio a la materia de ciencias sociales en los distintos ciclos educativos y no parcialmente a trav¨¦s de otros ¨¢mbitos de conocimiento que se nutren de ese saber pero sin admitir a quienes mantienen viva su actividad.
Miguel ?ngel Garc¨ªa Calavia es profesor de Sociolog¨ªa de la Universitat de Val¨¨ncia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.