Eugenesia
Eugenesia. Hermosa palabra y en su nombre, cu¨¢ntos cr¨ªmenes. Perfectamente previsible si nos atenemos a las definiciones dadas al t¨¦rmino: en ellas se postula el mejoramiento de la especie humana. ?Acaso las vacas de hoy no rinden m¨¢s que las de otros tiempos? Que el sabor de la leche y sobre todo el de la carne hayan empeorado, eso no podr¨ªa afirmarlo un adolescente de hoy; al menos, no de primera mano. Lo mismo puede decirse de innumerables productos de la tierra y del mar. En fin, no es necesario recordar que la definici¨®n de muchas palabras, en el fondo es una adulteraci¨®n por defecto.
Plat¨®n atribuy¨® a S¨®crates un plan eugen¨¦sico aplaudido por gentes afines a Hitler. Cruzamiento entre los mejores y limitaci¨®n del cruzamiento entre los peores. Como los est¨¢ndares morales de la ¨¦poca iban por detr¨¢s de S¨®crates, cabe suponer que el duro Plat¨®n se invent¨® al maestro en ¨¦sta como en otras ocasiones. Con todo, lo de los peores, lo entendieron los griegos, al menos en su sentido r¨ªgido: deformes, ciegos, cojos, etc¨¦tera. Eugenesia expeditiva. Con los "mejores" nunca lo tuvo demasiado claro Plat¨®n, como se desprende de la educaci¨®n y el orden jer¨¢rquico de su Estado ideal. Longevo y tarugo, en la misma persona, es un estado que no ha cambiado en el transcurso de los tiempos. Desquiciado, genial y longevo: el mismo Plat¨®n, sin ir m¨¢s lejos.
Como la eugenesia tiene fronteras muy difusas, se ha tratado de poner un poco de orden distinguiendo entre la eugenesia positiva y la negativa. ?Qu¨¦ decir, sin embargo, de esos m¨¦dicos brit¨¢nicos que durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas se han dedicado a extirpar clandestinamente cerebros de cad¨¢veres de ex pacientes mentalmente alterados con el fin de estudiarlos y avanzar as¨ª en el estudio de las enfermedades mentales? Es lo que pensar¨ªan estos m¨¦dicos, qu¨¦ diablos deber¨ªa importarles al padre, a la viuda, a los hijos, que el pariente sea enterrado con o sin cerebro puesto. Pero dado que s¨ª les importa, delito habemos seg¨²n la ley. Pero en otro orden de cosas, ?es esto eugenesia? S¨ª, porque se act¨²a f¨ªsicamente sobre una persona, aunque ya sea cad¨¢ver, con el fin de mejorar la especie. ?Eugenesia positiva y benigna? Aqu¨ª hay un tr¨¢fico de ¨®rganos, aunque los traficantes son los receptores, si bien con la atenuante de que no lo son en provecho de sus propias vidas, sino de vidas ajenas. Cierto que para que no se repita la historia habr¨ªa que extremar las precauciones, pues dista de estar claro en qu¨¦ punto la eugenesia positiva empieza a darse de pu?etazos con la ¨¦tica o ingresa abiertamente en el vasto paisaje de la llamada eugenesia negativa. Una cosa es eliminar enfermedades gen¨¦ticamente transmitidas y otra la pretensi¨®n de homogeneizar la inteligencia humana, siquiera fuere en su m¨¢s alta expresi¨®n.
No es hablar a humo de pajas. James Watson, el c¨¦lebre descubridor de la doble h¨¦lice de ADN -en colaboraci¨®n con Francis Crick- nos sale ahora, medio siglo despu¨¦s de su sensacional haza?a cient¨ªfica, con que es deseable ponerles fin, gen¨¦ticamente, a la fealdad y a la tonter¨ªa. Qu¨¦ bruto, con perd¨®n. Hemos conocido a varias personas fervorosamente amantes de la gran m¨²sica y muy vulgares en todo lo dem¨¢s. En acto, pero, ?en potencia? La vulgaridad del entorno inmediato del ni?o estrangular¨¢ muchas potencialidades, pero puede dejar alguna indemne, como el amor a Bach. ?No dijimos que otros usos son recuperables con un cambio del entorno social? A uno no le extra?ar¨ªa que las divagaciones filos¨®ficas de un Hume no le parezcan gran cosa a mister Watson. "Ser¨ªa fant¨¢stico lograr que todas las chicas sean guapas", afirma su eminencia. Y adem¨¢s rubias, digo yo y dice Margarita Salas. Apres¨²rense a te?irse las morenas del mundo anglosaj¨®n, que tambi¨¦n all¨ª las hay. Un rostro puede ser interesante, vivo, expresivo, elegante, ambiguo, sin que sus rasgos sean correctos. Pero el rostro impecable es a menudo un muermo. Adem¨¢s, cambian los gustos con el tiempo y hoy d¨ªa, conviven dos o m¨¢s, porque as¨ª lo exige un sistema econ¨®mico capaz de imprimirle una u otra direcci¨®n al mism¨ªsimo instinto sexual. Beckham enloquece al mercado juvenil, pues es la encarnaci¨®n del pijismo. El guapo es Zidane, me dijo una mujer adulta. Guapos y feos, guapas y feas. De llevarse a cabo las ideas de Watson estallar¨ªa una guerra civil a escala nacional y mundial.
Eutanasia positiva o negativa, a Hitler se le daba un ardite. En estos casos, la excusa es el bien de la raza. Muera la parte en beneficio del todo. Nunca lo hemos entendido ni nunca lo entenderemos. ?Fusilar¨ªa usted a un ni?o a cambio de prevenir el exterminio de una ciudad entera, as¨ª fuera la suya? Si ese ni?o ha de morir, muramos todos con ¨¦l; y quien es capaz de ejecutar a un ni?o, lo es tambi¨¦n de ejecutarnos a todos. Dios le pide a Abraham que le sacrifique a un hijo, Isaac. Ya espada en alto el patriarca, el Se?or retira el deseo. Al parecer, s¨®lo quer¨ªa comprobar la lealtad y la fe de Abraham. A uno no le gusta esta historia pues hubiera preferido que el padre se revolviera contra tal deseo y hubiese sido premiado por ello.
Darwin: "La profesi¨®n m¨¦dica se esfuerza al l¨ªmite para salvar cualquier vida humana. As¨ª es como los miembros m¨¢s incapaces de una sociedad civilizada se propagan". Bravo. Durante las d¨¦cadas veinte y treinta del pasado siglo, ya antes de Hitler, la eugenesia se difundi¨® por Alemania, por Suecia y por muchos estados de EE UU. (Amplia informaci¨®n en Pro-Vida, publicaci¨®n valenciana que edita Justo Aznar, gran m¨¦dico e investigador). En Estados Unidos, la democracia acab¨® imponi¨¦ndose al movimiento pro eugenesia. Adem¨¢s, no pudo demostrarse el beneficio social de la eliminaci¨®n de los incapaces, ni el movimiento ten¨ªa para nada en cuenta las condiciones socioambientales. Las sociedades deben ser juzgadas por la manera en que tratan a sus enfermos mentales, dijo Lionel Penrose.
Todo esto, ?no es m¨¢s que historia? En Sur¨¢frica, uno de cada cinco habitantes es portador del sida. No van las cosas mejor en tantos pa¨ªses pobres. Los ricos no mueven un dedo, s¨®lo algunas ONG. ?No es eso una forma de eugenesia?
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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