"Los sucesos felices los vivo, los desgraciados los exploto"
La conservadora de arte contempor¨¢neo del Centro Pompidou, Christine Macel, lo admite de entrada: "Sophie Calle es uno de los artistas franceses m¨¢s conocidos y menos vistos". Eso es cierto en su pa¨ªs pero tambi¨¦n lo es, aunque en menor grado, en otros. "El reconocimiento como artista me ha llegado de Estados Unidos", dice Sophie Calle, atareada en desembalar cajas y en organizar el material que llega a la cuarta planta del centro para la gran retrospectiva que la instituci¨®n le dedica hasta el 15 de marzo. "No es propiamente una retrospectiva, sino una exposici¨®n monogr¨¢fica en la que dos terceras partes est¨¢n consagradas a obra reciente y el tercio restante son obras anteriores que sirven para iluminar mejor las de ahora", matiza Macel.
"Sophie Calle se crea obligaciones, se inventa rituales, se fabrica una autoficci¨®n"
El t¨ªtulo bajo el que se agrupa todo el material de Sophie Calle es M'as-tu vue (?me has visto?) y remite al juego de espejos, de identidades, de presencias y desapariciones que articula la obra de la artista. Sophie Calle nace en Par¨ªs en 1953 y tiene una adolescencia y juventud muy viajera. "Comenc¨¦ militando en un grupo mao¨ªsta. A los 18 me fui a L¨ªbano porque quer¨ªa conocer la lucha de los palestinos y tambi¨¦n porque quer¨ªa impresionar a un dirigente de La Cause du Peuple del que me hab¨ªa enamorado. Los fedayin me llevaron a la monta?a, me confiaron una metralleta que nunca supe utilizar. Era una situaci¨®n novelesca", confiesa Calle. De regreso a Par¨ªs "las batallitas entre las distintas facciones militantes me parecieron rid¨ªculas", pero no le impidieron embarcarse en el GIP (Grupo de Informaci¨®n de Prisiones) y luego en el MLAC (Movimiento para la Liberaci¨®n del Aborto y la Contracepci¨®n). El amor la lleva a vivir en comunidad, primero en el centro de Francia, luego en Creta. Una crisis sentimental la conduce hasta una agencia de viajes: "Puse encima del mostrador todo mi capital y pregunt¨¦ hasta d¨®nde pod¨ªa ir con aquella suma. Me dieron un billete de ida y vuelta, v¨¢lido durante un a?o, para M¨¦xico".
De sus veraneos adolescentes en la regi¨®n de la Camargue y de su estancia mexicana conserva dos cosas: pasi¨®n por los toros y buen dominio del idioma espa?ol. "Cuando regres¨¦ a Par¨ªs sab¨ªa que quer¨ªa dedicarme a la fotograf¨ªa. Ya hab¨ªa cedido a todos los t¨®picos generacionales: hab¨ªa sido mao¨ªsta, feminista y hippy en el momento adecuado pero ahora no estaba dispuesta a convertirme en una punk". Eso no impidi¨® que se afeitase el cr¨¢neo y que durante semanas se lo cubriese con un pa?uelo.
"Sophie es una mezcla de autocontrol absoluto y de dejarse llevar", explica Macel. "Se crea obligaciones, se inventa rituales, se fabrica una autoficci¨®n". Y se hace ladrona de historias, comienza a seguir a desconocidos por la calle, a fotografiarles a escondidas, a anotar todo lo que hacen. M¨¢s tarde logra emplearse como mujer de la limpieza en un palace veneciano y fotograf¨ªa las habitaciones en ausencia de los clientes. Y cierra el c¨ªrculo contratando a un detective para que la siga a ella y poder contrastar dos descripciones de una misma vida.
En el Pompidou se podr¨¢ descubrir, por primera vez despu¨¦s de ser mostrado en Jap¨®n en 1984, la obra Douleur exquise, surgida de una ruptura sentimental. "El Ministerio de Exteriores me concedi¨® una beca de tres meses para estudiar en Jap¨®n. Ese viaje conllev¨® romper con mi amor. Entonces esa vivencia me pareci¨® la m¨¢s dolorosa que hab¨ªa conocido. Para protegerme, en vez de contar mi viaje, decid¨ª contar mi dolor". El resultado son fotos y textos, enmarcados, que hablan de antes de la crisis, una habitaci¨®n que reproduce "el lugar del dolor", y otras fotos y textos en los que una serie de personas responden a la pregunta "?cu¨¢ndo ha sufrido usted m¨¢s?".
Un cineasta -Michael Radford- quiere hacer una pel¨ªcula sobre Sophie y le encarga a Paul Auster que le escriba el gui¨®n. La producci¨®n se hunde por falta de dinero, pero Auster escribe Leviat¨¢n, una novela protagonizada por Mar¨ªa, una mujer que, por ejemplo, sigue reg¨ªmenes alimentarios monocrom¨¢ticos. Sophie Calle retomar¨¢ la imagen que le brinda Auster, se someter¨¢ a ella y la llevar¨¢ a¨²n m¨¢s lejos en Des journ¨¦es enti¨¨res pass¨¦es sous le signe du B, du C, du W.
Otra obra que descubre el Pompidou es Unfinished (2003), un trabajo en el que Sophie Calle "lleva al l¨ªmite su reflexi¨®n sobre las nociones de autor y estilo. Parte de un material proporcionado por un banco, fotos de gente que retira dinero de un cajero autom¨¢tico. Durante a?os, Sophie se ha preguntado qu¨¦ hacer con ellas y no ha sido hasta el momento en que ha convertido lo inacabado en estilo y tema que ha nacido Unfinished", dice Macel.
Entre los 199 elementos enmarcados -176 fotos y 23 textos- y las diversas instalaciones que acoge el Pompidou tambi¨¦n figuran las series dedicadas a investigar c¨®mo son vividas por los ciegos las ideas de color y belleza o la concebida como homenaje a B¨¦n¨¦dicte Vincens, una admiradora de la obra de Sophie Calle que desapareci¨® el 27 de febrero de 2000, dejando su trabajo de vigilante en el propio Pompidou al mismo tiempo que un apartamento en llamas. Diecis¨¦is fotos, una fotocopia, un espejo, una silla y unos textos cuentan esta historia entre dram¨¢tica y fant¨¢stica. "Los acontecimientos felices los vivo, los desgraciados los exploto", resume la artista.
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