Cultura del Holocausto
Quiz¨¢ tenga raz¨®n el profesor Reyes Mate al decir que falta cultura sobre el Holocausto. Quiz¨¢ lo que sobre son sentimentalismos no analizados. Aunque la cultura siempre es peligrosa, en cuanto que puede diluir en sus an¨¢lisis hermen¨¦uticos, muchas veces s¨®lo acad¨¦micos, la viveza de unos sentimientos que en este caso no se deber¨ªan olvidar sin m¨¢s. Lo que hay que olvidar es el sentimentalismo que rompe a¨²n muchas cabezas y corazones para nada. El sentimentalismo analizado filos¨®ficamente lleva a un sentimiento hondo y perdurable, que es el que hay que guardar en la memoria vigilante.
Reyes Mate no cae en ese peligro de disoluci¨®n o catarsis cultural de la tragedia. Primero porque es muy consciente de aquellas palabras de Benjamin, de que no hay un solo documento de cultura que no lo sea tambi¨¦n de barbarie; porque es muy consciente, asimismo, con Rosenzweig, de que en una cultura como la occidental, que pretende reducir la pluralidad de la vida a un ¨²nico elemento para poder pensar (que comienza con Tales de Mileto: "Todo es agua") lleva ya el momento violento en s¨ª misma; porque es muy consciente, en fin, con L¨¦vinas, de que el idealismo caracter¨ªstico de nuestra cultura es, en definitiva, una filosof¨ªa de la guerra. En este sentido, "Auschwitz es la prueba final del lado oculto de barbarie que ha acompa?ado nuestra historia de cultura". La raz¨®n ya no puede pensarse en abstracto: desde la importancia de la supuesta unidad de destino en lo universal y la insignificancia de lo singular real. Lo ausente de la historia de los vencedores -lo fracasado, lo perdido, lo vencido- , la historia passionis que no se considera relevante para el pensamiento, es el verdadero olvido de la metaf¨ªsica occidental, desde este punto de vista, y no tanto el heideggeriano del ser. La memoria vigilante, de que hablamos, no es fundamentalmente un recuerdo del pasado, sino el reconocimiento de esa parte olvidada de la historia como parte esencial tambi¨¦n de la realidad. La realidad no s¨®lo es lo presente: tambi¨¦n es lo ausente, y los ausentes.
Segundo, porque la filosof¨ªa
que propugna Mate para analizar el Holocausto cuenta con el testigo -con el testigo incluso de quienes ya no pueden hablar- como criterio de verdad. La filosof¨ªa siempre prim¨® la figura del espectador en relaci¨®n con la teor¨ªa de la verdad, la del sujeto puro kantiano, precisamente por su no implicaci¨®n en los hechos. No puede haber un espectador puro, desinteresado, descomprometido, de la barbarie. Y si los hubo, que los hubo, contribuyeron a ella. Precisamente esa categor¨ªa de abandono total del pueblo jud¨ªo en los momentos de su Holocausto (abandono por parte de vecinos, amigos, canciller¨ªas, iglesias, intelectuales) contribuye a hacer de ¨¦ste un hecho singular, de horror metaf¨ªsico, de liquidaci¨®n metaf¨ªsica de la propia condici¨®n humana (tanto en esbirros como en v¨ªctimas, aunque de modo terriblemente opuesto, obviamente), entre los cr¨ªmenes contra la humanidad, contra la especie biol¨®gica humana, que ha habido en nuestra historia. Es s¨ªntoma de que la barbarie que explot¨® en Auschwitz est¨¢ en todos, porque est¨¢ en nuestra cultura. Hay que pensar todo de otro modo tras Auschwitz, donde las categor¨ªas morales se hacen ontol¨®gicas: es decir, lo malo y lo bueno no es un sentimiento o una norma moral (no hay sentimientos ni normas as¨ª en Auschwitz). Lo malo es un momento de lo real, de la realidad del ser humano. Aunque tampoco sacralicemos las cosas, con una nueva reencarnaci¨®n y evangelio, esta vez del dios del mal. No es algo sacro, es algo simplemente real. El mal refinado est¨¢ aqu¨ª: al exterminio f¨ªsico se a?ade la soluci¨®n final de la liquidaci¨®n metaf¨ªsica de todo lo que hemos entendido por condici¨®n humana, de todas nuestras "teor¨ªas" (idealistas) de humanismo.
Estos dos libros de Reyes Mate ponen a flor de piel, pero serenamente, ¨¦stas y otras muchas cuestiones de una filosof¨ªa realmente tr¨¢gica. Libros que se solapan en muchos conceptos, pero que son de naturaleza muy diferente. El de Anthropos es una memoria de un viaje real, en agosto de 2002, por los campos de exterminio de Auschwitz, Sobibor, Belzec, Maidanek y los guetos de Varsovia y Cracovia, acompa?ada de unas reflexiones escuetas y precisas que contextualicen te¨®ricamente las terribles vivencias que despierta esa detallada y serena descripci¨®n de un viaje al horror. El libro de Trotta, m¨¢s te¨®rico, desarrolla esas reflexiones elucidadoras en un abanico espl¨¦ndido de an¨¢lisis de la racionalidad occidental, de la biopol¨ªtica como reducci¨®n de la vida a la vida animal, pura y dura, de la memoria hist¨®rica de la ausencia, de la calidad veritativa del testimonio personal, tratando, en definitiva, de hacer justicia filos¨®fica a las v¨ªctimas. La filosof¨ªa vale, as¨ª, para algo m¨¢s que para elucubrar en el vac¨ªo del peligros¨ªsimo ideal de siempre. Tiene mayor dignidad que la raz¨®n pura. Sin sentimentalismos, ha de contar tambi¨¦n con aquellas palabras de Adorno: "Hacer hablar al sufrimiento es el principio de toda verdad". Sin sentimentalismos, ¨¦ste es tambi¨¦n el lema de Reyes Mate en estos libros, que han de contribuir, sin duda, a aclarar la conciencia m¨¢s oscura que nos leg¨® el siglo XX. Y a dejarla ya, ojal¨¢, de una vez (profunda, sorda, vigilante, eso s¨ª), en la memoria cr¨ªtica. Entre otras muchas cosas, para que no se convierta en un t¨®pico acad¨¦mico m¨¢s.
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