La respiraci¨®n
Televisi¨® de Catalunya ha empezado a emitir los anuncios promocionales de su tradicional marat¨®n ben¨¦fico. Sale un pobre pez fuera del agua, ahog¨¢ndose hasta que le devuelven a su medio natural. Es una manera angustiosa de llamar la atenci¨®n sobre las enfermedades respiratorias, que ser¨¢ el tema de esta pr¨®xima movilizaci¨®n pedag¨®gico-cat¨®dica. El anuncio coincide con una epidemia de gripe que est¨¢ colapsando los servicios de urgencias y de atenci¨®n primaria y que ha convertido a parte de la poblaci¨®n en aspersores de tos y mucosidad. En este contexto de guerra bacteriol¨®gica no admitida por las autoridades, es un consuelo que la editorial Ergon, en colaboraci¨®n con los laboratorios Aztra-Zeneca, acabe de publicar un Tratado de neumolog¨ªa infantil. El libro incluye 972 p¨¢ginas escritas por 130 especialistas y ha sido coordinado y dirigido por los prestigiosos m¨¦dicos Nicol¨¢s Cobos Barroso y Eduardo Gonz¨¢lez P¨¦rez-Yarza.
La neumolog¨ªa infantil es un universo en constante expansi¨®n. Al poco de nacer, muchos padres descubren que sus hijos traen alguna fastidiosa anomal¨ªa respiratoria bajo el brazo. En principio, el tratado no est¨¢ destinado al usuario corriente, sino m¨¢s bien a estudiantes y profesionales. Aunque siempre es bueno tener una obra de consulta a mano donde aprender a comprender s¨ªntomas y manifestaciones f¨ªsicas que, en el momento de aparecer, suelen angustiarnos justificadamente o no. Los pulmones son esa cosa extra?a que protegemos con la caja tor¨¢cica. Contienen infinidad de laberintos internos, tejidos complejos y funciones interdependientes. El Tratado de neumolog¨ªa infantil hace un exhaustivo inventario de cada una de las posibles aver¨ªas y ofrece, adem¨¢s de tratamientos, pautas diagn¨®sticas, bibliograf¨ªa y datos hist¨®ricos, elementos de ayuda al paciente.
En las pel¨ªculas, siempre hay una escena en la que el padre muy ocupado llega tarde a casa, cuando los ni?os ya duermen. Se acerca a la habitaci¨®n, entreabre la puerta y sonr¨ªe tiernamente ante la buc¨®lica imagen. Pues bien: los padres de ni?os con problemas respiratorios no se fijan en los peluches (son focos de alergia) ni en las nubecitas del papel pintado, sino en el ritmo de la respiraci¨®n. Aprenden a distinguir unos pitos de unos crepitantes o de unas sibilancias y saben cu¨¢ndo tienen que avisar al pediatra: si cambia el color de los labios o cuando aparece el aleteo nasal o las costillas se marcan excesivamente sobre la piel. Tambi¨¦n desarrollan un sexto sentido para adivinar cu¨¢ndo la respiraci¨®n es agitada y tienen que convivir con mascarillas, aerosoles, nebulizadores y todo un armamento destinado a reparar las aver¨ªas del sistema. Fibrosis qu¨ªstica, asma, bronquiectasias, micobacterias, larintogatroqueobronquitis, apneas, todos estos t¨¦rminos caen como un jarro de agua fr¨ªa sobre el optimismo de los padres cuando les comunican que su hijo sufre determinada enfermedad. La informaci¨®n, entonces, es decisiva. No resuelve el problema, pero ayuda a entenderlo. Son muchos los padres que se desviven buscando en Internet o intentando encontrar experiencias y testimonios que completen sus obsesivos puntos de vista. Aqu¨ª encontrar¨¢n muchas respuestas a sus preguntas, y podr¨¢n capear mejor diferencias de diagn¨®sticos o consejos contradictorios de quienes, de buen rollo o irresponsablemente, te ofrecen soluciones naturales milagrosas o echan pestes de los antibi¨®ticos sin ofrecerte m¨¢s alternativa que la resignaci¨®n.
Conozco al doctor Nicol¨¢s Cobos, uno de los m¨¢ximos responsables de este libro. Y si ¨¦l es representativo de los dem¨¢s, estoy tranquilo respecto al rigor y al entusiasmo con el que viven su trabajo. Casi siempre, hablando con seg¨²n qu¨¦ especialistas (en neumolog¨ªa o en cualquier otra rama de la medicina), me parece que son algo as¨ª como hombres de Harrelson o superh¨¦roes dispuestos a intervenir para resolver un secuestro o una situaci¨®n l¨ªmite. All¨ª est¨¢n, negociando con bacterias psic¨®patas y reduciendo contundentemente las infecciones m¨¢s radicales. Inicialmente, puedes llegar a dudar de ellos, pero un d¨ªa, si haces lo que te dicen, descubres que, iniciando un tratamiento determinado o complet¨¢ndolo con soluciones e intervenciones caseras, la enfermedad remite. A menudo se trata s¨®lo de una tregua, porque muchas insuficiencias respiratorias no son de quita y pon, sino que, por desgracia, se arrastran de por vida. Por eso es importante saber c¨®mo funciona el mal. Por si eso fuera poco, el Tratado de neumolog¨ªa infantil pesa 3.180 gramos. O sea: que si entra un ladr¨®n en casa a medianoche y se lo lanzas a la cabeza, lo dejas hecho polvo y acabas con las intenciones patol¨®gicas del delincuente. A eso se le llama tratamiento agresivo.
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