La Galaxia Gutenberg

En el ¨¢mbito de los libros resulta imprescindible el muy reciente informe de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a sobre el Comercio interior del libro en Espa?a en 2002, en el que a modo de pre¨¢mbulo se explica que en dicho a?o se editaron 62.337 t¨ªtulos, un 3,4% m¨¢s que en el a?o anterior, de los que 31.423 fueron t¨ªtulos nuevos. El n¨²mero de ejemplares editados fue de 275.635.409, un 5,8% m¨¢s que en 2001. Un nuevo dato sit¨²a el v¨¦rtigo de las cifras globales en territorios m¨¢s pr¨®ximos: la tirada media fue de 4.422 ejemplares por t¨ªtulo (100 ejemplares m¨¢s que en el a?o anterior). Es decir, la cultura de la Galaxia Gutenberg se sigue moviendo en proporciones modestas pues la tirada media de los ¨²ltimos tres a?os parece estabilizada en torno a los 4.400 ejemplares. Una de las posibles conclusiones parciales es la de que la tribu de los lectores permanece m¨¢s o menos constante frente a la muy denunciada degradaci¨®n, banalizaci¨®n o infantilizaci¨®n de la cultura.

Si descendemos al terreno de los nombres propios es evidente que hay argumentos para todos los diagn¨®sticos. Aquellos que defienden la afirmaci¨®n de que hemos venido a menos encontrar¨¢n en la evoluci¨®n de los fondos de cat¨¢logo de algunas prestigiosas editoriales -Pantheon Books, de Andre Schriffrin, sin ir m¨¢s lejos, abducida por una important¨ªsima multinacional- carnaza para sus an¨¢lisis, pues de editar novelas de Grass o Solzhenitsin ha pasado a considerar un libro fotogr¨¢fico sobre los vestidos de la mu?eca Barbie como una de las joyas de su corona.

El problema es que tambi¨¦n existen argumentos que destacan algunas de las virtudes del tan citado mercado, desde la popularizaci¨®n de obras tan dignas como Yo, Claudio, de Robert Graves, o la trilog¨ªa de Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester, en los dos casos por obra y gracia de su adaptaci¨®n televisiva, a los indiscutibles ¨¦xitos de ventas de las novelas de Miguel Delibes, P¨¦rez-Reverte, Eduardo Mendoza, Javier Mar¨ªas, Javier Cercas o Ruiz Zaf¨®n, por citar tan s¨®lo a unos cuantos prestigiosos autores, que han trascendido los c¨ªrculos minoritarios tradicionales, compartiendo anaqueles en las librer¨ªas con nombres como los de Joseph Roth, Thomas Bernhard o S¨¢nchez Ferlosio, entre otros.

En resumen, y citando a la muy popular Sara Montiel y su extraordinaria s¨ªntesis did¨¢ctica de la teor¨ªa de Einstein: "Todo es relativo", la industria del ocio no ha dudado en aceptar las nuevas y cat¨®dicas reglas impuestas por la voracidad mercantil, entre las que destaca la ley del m¨ªnimo esfuerzo f¨ªsico y/o mental; ese mismo mercado permite, y en ocasiones alienta, el ¨¦xito de muy cualificadas obras y representantes de la cultura tradicional y, por ¨²ltimo, el rigor, la b¨²squeda de la belleza o el est¨ªmulo de la reflexi¨®n siguen deambulando por la minoritaria parcela que secularmente han utilizado. Cerremos, pues, esta exposici¨®n de datos y opiniones con la rotunda frase de Ana Palacio, ministra de Asuntos Exteriores, que como todas las grandes expresiones son polivalentes: "Ni m¨¢s ni menos, ni menos ni m¨¢s".