Ni ciclistas ni jud¨ªos
En una tan famosa como inventada charla de bar, un contertulio comenta que todo lo malo que pasa en el mundo es culpa "de los ciclistas y de los jud¨ªos". En algunos momentos en la historia se desecha el comentario por absurdo. En otros, se inquiere: ?por qu¨¦ los ciclistas? En uno de estos ¨²ltimos estamos. Algunos lo llaman un "nuevo antisemitismo", y otros, m¨¢s correctamente, una "nueva judeofobia". En todo caso, est¨¢ creciendo, y se ha hecho global.
?Qui¨¦n se pod¨ªa imaginar 20 o 30 a?os atr¨¢s que un l¨ªder de Malaisia como Mahatir iba a condenar p¨²blicamente a "los jud¨ªos" (m¨¢s que a Israel) por "dominar el mundo"? Pero lo que el discurso de Mahatir (que le dio un aut¨¦ntico repaso al mundo ¨¢rabe por no haber sabido modernizarse), en la Conferencia Isl¨¢mica, puso de relieve es que, con o sin Israel, la judeofobia se ha globalizado tanto como el islamismo.
Probablemente, con los chinos y los indios, que tienen otro tipo de identidad (pero contra los que tambi¨¦n hay una reacci¨®n global como minor¨ªas ¨¦tnicas con ¨¦xito, como apunta Ami Chua en Prospect), los jud¨ªos son uno de los pueblos (pues se sienten pueblo, lo que no les impide compartir otras lealtades) m¨¢s globalizados. Al Qaeda y otros de franquicias similares lo saben. Hay una renovada violencia contra "los jud¨ªos", especialmente donde viv¨ªan tranquilos en un entorno musulm¨¢n, ya sea en Casablanca o en Estambul.
En algunos aspectos, este nuevo antisemitismo es m¨¢s similar al de hace m¨¢s de cien a?os que al del nazismo, aunque de aquellos polvos vinieron esos lodos. El antisemitismo tambi¨¦n ha crecido en otros momentos de globalizaci¨®n -y falta de gobernanza global, propios a fabulaciones conspirativas- en la historia como hubo en el cambio de los siglos XIX al XX, cuando en Francia salt¨® l'affaire Dreyfuss.
Seg¨²n Mark Strauss, que ha investigado esta cuesti¨®n ("El problema jud¨ªo del antiglobalismo", Foreign Policy, noviembre-diciembre de 2003), algunos movimientos antiglobalizaci¨®n, desde la extrema derecha y desde la izquierda, han estado te?idos de este componente, a lo que se suman las posiciones de Le Pen, Haider y otros parecidos en Europa. Seg¨²n Strauss, 2002 fue, de los ¨²ltimos 12, el a?o con m¨¢s ataques antisemitas en el mundo.
La pol¨ªtica de Ariel Sharon est¨¢ alimentando ese antisemitismo que tiene canales de distribuci¨®n y de crecimiento como nunca antes en la historia. Si algunas cadenas globales de televisi¨®n traen sobre todo las im¨¢genes de los atentados suicidas palestinos contra israel¨ªes, otras se centran sobre las brutalidades israel¨ªes contra palestinos. Frente al efecto CNN hay hoy un efecto Al Jazira o Al Arabiya.
A diferencia de hace tres d¨¦cadas, de la mano de la globalizaci¨®n medi¨¢tica y diferenciada, la suerte de los palestinos llega a todos los confines de la Tierra, y en casi todos hay musulmanes. Y as¨ª los nuevos medios contribuyen a separar a¨²n m¨¢s y a esa paradoja que apunta el analista israel¨ª Yossi Alpher: la de que nunca la imagen de Israel en Europa occidental y en el mundo isl¨¢mico ha estado tan deteriorada, pero tampoco nunca ha sido tan s¨®lida en Estados Unidos como bajo esta Administraci¨®n de Bush. Pues, en EE UU, los fundamentalistas cristianos en el poder, evangelistas en su mayor¨ªa, son radicalmente -y a¨²n m¨¢s desde el 11-S- antimusulmanes y anti¨¢rabes.
Es una estrategia del actual Ejecutivo israel¨ª tachar de antisemitas las cr¨ªticas a la pol¨ªtica de Sharon por castigar a los palestinos, asediar y humillar a Yasir Arafat, construir el famoso muro y hacer caso omiso de la legalidad internacional en la Facilidad 1.391, donde Israel encarcela y tortura. Es inaceptable, por mucho que conecte con un sentir general entre los jud¨ªos en estos tiempos de crisis, que cuando, a pesar de las condenas a todo acto terrorista y desde la defensa del derecho a una existencia en seguridad del Estado de Israel, se critica a Sharon, ¨¦ste, sus ministros u otros saquen a relucir la Shoah, el Holocausto; hagan uso del todo contra una parte. Ahora bien, el fen¨®meno de la judeofobia debe combatirse igualmente al margen de lo que haga Sharon. aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.