Haz lo que hicimos, no lo que decimos
Hoy en d¨ªa, a muchos mercados emergentes, desde Indonesia a M¨¦xico, se les dice que existe un cierto c¨®digo de conducta al que tienen que someterse si quieren tener ¨¦xito. El mensaje es claro: esto es lo que hacen y lo que han hecho los pa¨ªses industrializados avanzados. Si quieres unirte al club, debes hacer lo mismo. Las reformas ser¨¢n dolorosas, a ellas se opondr¨¢n intereses personales, pero, con suficiente voluntad pol¨ªtica, ser¨¦is capaces de cosechar beneficios.
Cada pa¨ªs elabora una lista de lo que hay que hacer y cada Gobierno es responsable de los resultados que logra. En todos los pa¨ªses, el equilibrio presupuestario y el control de la inflaci¨®n figuran entre las prioridades, al igual que las reformas estructurales. Por ejemplo, en el caso de M¨¦xico, la liberalizaci¨®n de la industria el¨¦ctrica, que la Constituci¨®n mexicana reserva al Gobierno, se ha convertido en la reforma estructural que exige ahora Occidente. Por lo cual, los analistas -me atrever¨ªa a decir que de forma f¨²til- aplauden a M¨¦xico por sus avances en el control del presupuesto y la inflaci¨®n, si bien lo critican por su falta de progreso en la reforma del sector el¨¦ctrico.
Al ser alguien que ha estado ¨ªntimamente vinculado a la elaboraci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas en Estados Unidos, siempre me ha impresionado la divergencia entre las pol¨ªticas que promueve EE UU en los pa¨ªses en desarrollo y las que en realidad practica en su territorio. Pero EE UU no est¨¢ solo: la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados o en v¨ªas de desarrollo persiguen pol¨ªticas "her¨¦ticas" similares.
Por ejemplo, los dos principales partidos pol¨ªticos de EE UU aceptan ahora la noci¨®n de que, cuando un pa¨ªs se encuentra en recesi¨®n, no es s¨®lo permisible, sino incluso deseable, tener d¨¦ficit. Sin embargo, en todo el mundo se les dice a los pa¨ªses en desarrollo que sus bancos centrales deber¨ªan ajustarse exclusivamente a la estabilidad de los precios. El Banco Central estadounidense, la Reserva Federal, tiene el mandato de equilibrar el crecimiento, el empleo y la inflaci¨®n, una obligaci¨®n que cuenta con el apoyo popular.
Mientras que los partidarios del mercado libre levantan un cerco contra la pol¨ªtica industrial, en EE UU el Gobierno apoya activamente las nuevas tecnolog¨ªas, y lo viene haciendo desde hace bastante tiempo. La primera l¨ªnea telegr¨¢fica fue construida entre Baltimore y Washington en 1842 por el Gobierno federal estadounidense; Internet, que est¨¢ cambiando tanto la econom¨ªa actual, fue desarrollada por los militares de EE UU. Gran parte del avance tecnol¨®gico estadounidense actual est¨¢ basado en la investigaci¨®n en biotecnolog¨ªa o defensa financiada por el gobierno.
De igual forma, mientras que a muchos pa¨ªses se les dice que privaticen la seguridad social, EE UU cuenta con un eficaz sistema de seguridad social p¨²blico (con unos costes de transacci¨®n bastante m¨¢s baratos que las pensiones privadas) y los usuarios se muestran receptivos a ello ya que ha desempe?ado un papel fundamental para erradicar casi por completo la pobreza entre los ancianos del pa¨ªs.
Aunque el sistema de seguridad social estadounidense se enfrenta en la actualidad a un problema de financiaci¨®n insuficiente, lo mismo les ocurre a una gran parte de los programas privados de pensiones. Y el sistema p¨²blico de pensiones ha proporcionado a los mayores cierta seguridad -frente a la inflaci¨®n y los caprichos de la Bolsa- que el mercado del sector privado simplemente no ha ofrecido hasta la fecha.
Como es evidente, muchos aspectos de la pol¨ªtica econ¨®mica de EE UU contribuyen de manera significativa al ¨¦xito de este pa¨ªs, aunque apenas son mencionados en los debates en torno a las estrategias de desarrollo. Durante m¨¢s de un siglo, EE UU ha tenido unas leyes antimonopolio contundentes, que han erradicado los monopolios privados en muchos sectores, como el del petr¨®leo. En algunos mercados emergentes, los monopolios en el sector de las telecomunicaciones est¨¢n frenando el desarrollo de Internet y el consiguiente crecimiento econ¨®mico. En otros, los monopolios del mercado despojan a los pa¨ªses de las ventajas de la competencia internacional, al igual que los monopolios del cemento aumentan de forma manifiesta el precio de la construcci¨®n.
El Gobierno estadounidense ha desempe?ado asimismo un importante papel en el desarrollo de los mercados financieros del pa¨ªs, al ofrecer cr¨¦ditos directamente a las empresas o a trav¨¦s de compa?¨ªas con patrocinio gubernamental, y mediante la garant¨ªa parcial de una cuarta parte o m¨¢s de todos los pr¨¦stamos. Fannie Mae, un organismo creado por el Gobierno responsable de conceder hipotecas a la clase media estadounidense, contribuy¨® a reducir los costes hipotecarios y desempe?¨® un importante papel a la hora de convertir a EE UU en uno de los pa¨ªses con mayor porcentaje de propietarios de viviendas.
La Agencia Federal para el Desarrollo de la Peque?a Empresa facilit¨® capital para ayudar a las peque?as empresas, algunas de las cuales, como Federal Express, han crecido hasta convertirse en grandes compa?¨ªas que generan miles de puestos de trabajo. Hoy en d¨ªa, los pr¨¦stamos que concede el Gobierno federal a los estudiantes son fundamentales para garantizar el acceso de todos los estadounidenses a la educaci¨®n universitaria; al igual que en a?os anteriores, la financiaci¨®n del Gobierno contribuy¨® a que todos los estadounidenses pudieran beneficiarse del suministro de luz.
Ocasionalmente, EE UU ha probado experimentar con la ideolog¨ªa de libre mercado y la liberalizaci¨®n, algunas veces con efectos desastrosos. La liberalizaci¨®n de las asociaciones de ahorros y pr¨¦stamos llevada a cabo por el presidente Ronald Reagan produjo una nefasta oleada de errores bancarios que cost¨® a los contribuyentes estadounidenses varios cientos de miles de millones de d¨®lares y contribuy¨® a la recesi¨®n econ¨®mica de 1991.
A todos aquellos que viven en M¨¦xico, Indonesia, Brasil, la India y otros mercados emergentes se les deber¨ªa dar una consigna diferente: no luch¨¦is por la m¨ªtica econom¨ªa de libre mercado, que nunca existi¨®. No os cre¨¢is los elogios de las compa?¨ªas estadounidenses, ni en el ¨¢mbito empresarial ni en el financiero, porque, aunque prediquen el libre mercado, en casa depositan su confianza en el Gobierno de EE UU para avanzar en sus objetivos.
Por el contrario, las econom¨ªas en v¨ªas de desarrollo deber¨ªan prestar atenci¨®n no a lo que dice EE UU, sino a lo que hizo durante los a?os en los que se erigi¨® en potencia industrial y a lo que hace hoy en d¨ªa. Existe una similitud patente entre aquellas pol¨ªticas y las medidas activistas realizadas por las econom¨ªas triunfantes del este de Asia durante la dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
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