Trillo le quita clientes a San Fernando
El traslado de la Escuela de Infanter¨ªa de la localidad gaditana despierta los peores presagios entre los isle?os
Cuando los m¨¢s de 88.000 isle?os que viven en San Fernando (C¨¢diz) nacieron, ya estaba all¨ª. Desde 1879, en la curva de la calle Almirante Baturone Colombo. A unos metros de donde est¨¢n enterrados los marinos m¨¢s importantes del pa¨ªs, en el Pante¨®n de Marinos Ilustres. Muy cerca de uno de los paseos m¨¢s verdes de la ciudad, el Joly Velasco. Al lado del Tercio de Armada, de la Escuela de Suboficiales, del hospital de San Carlos. Miles de ni?os se han hecho mayores vi¨¦ndola all¨ª, mientras iban de camino a uno de los dos colegios o al instituto militares de la ciudad.
Para los que hoy viven en San Fernando, siempre ha estado all¨ª. Pero se va. La Escuela de Infanter¨ªa de Marina (EIM), antigua Escuela de Aplicaci¨®n, se traslada a Cartagena (Murcia). El ministro de Defensa, Federico Trillo, natural de la localidad murciana, ha anunciado esta misma semana que no hay vuelta atr¨¢s. Para muchos isle?os, es el principio del fin. En San Fernando vive el 42,5% de los efectivos de la Armada de todo el pa¨ªs, seg¨²n datos que dio el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), Francisco Torrente S¨¢nchez, en una reciente visita a la localidad. M¨¢s de 4.000 marinos y un millar de civiles trabajan para la Marina. Y casi toda la ciudad vive de ella indirectamente. La decisi¨®n de trasladar la Escuela ha ca¨ªdo como un jarro de agua fr¨ªa. "Si t¨² a un pueblo le quitas el pan, ?qu¨¦ le ocurre al pueblo? Pues que se muere, ?no?", afirma Juan Carlos Estrada, camarero del bar La Marina, situado cerca de la Escuela.
M¨¢s de 4.000 marinos y un millar de civiles trabajan para la Marina
Los datos de la Ajema son claros: por la EIM pasaron 580 alumnos en 2002. All¨ª acuden a clase para obtener la licencia de conducci¨®n, o participan en cursos de formaci¨®n de tropa o de especializaci¨®n para oficiales y suboficiales. Son 580 personas o incluso familias menos que, a partir del a?o que viene, ya no alquilar¨¢n un piso, ni comprar¨¢n el pan en el supermercado Udaco de Manuel Hern¨¢ndez, ni desayunar¨¢n en el bar La Marina, ni saldr¨¢n a comer al bar Sancho Panza, ni alquilar¨¢n pel¨ªculas en el sex shop New Sensations, ni adquirir¨¢n gorras nuevas en la tienda de efectos militares Buena Vista.
Rosa Mar¨ªn Otero regenta el bar Sancho Panza desde hace a?os. Todo el mundo la llama Rosi. La comida que sirven es casera y, los bocadillos, grandes y baratos. Siempre est¨¢ lleno de gente. "Esto no va a ser s¨®lo malo para el negocio, sino para todo San Fernando", dice Rosi. "Ya nos afect¨® mucho que nos quitaran la mili, pero si se va la Escuela tambi¨¦n... No le veo futuro a la ciudad, y temo por mis hijos".
"El traslado de la Escuela va a afectar indiscutiblemente a la ciudad y a todo el entorno, no s¨®lo a este tipo de negocios", dice Carlos Alberto R¨¢bano, dependiente de la tienda de efectos militares Buena Vista.
Y a todo esto, ?qu¨¦ dicen los militares? Un sargento de la Armada, que no quiso dar su nombre, asegura que cuando ¨¦l y sus compa?eros se enteraron de la decisi¨®n del ministro, se quedaron con la boca abierta. "No estamos en absoluto de acuerdo con el traslado. Aparte de por cuestiones personales, creemos que la Escuela tiene que estar al lado del Tear. Es lo l¨®gico. Parece efectivamente una decisi¨®n caprichosa del ministro. Si no, no tiene sentido". Los civiles de San Fernando se quejan a viva voz, pero se resignan a la evidencia. Y los militares hacen lo que no tienen m¨¢s remedio que hacer: callar y obedecer.
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