La TV p¨²blica es siempre del Gobierno
A veces da la impresi¨®n de que la Constituci¨®n tiene valor preceptivo para unas cosas, mientras que para otras constituye tan s¨®lo una declaraci¨®n de intenciones. Un caso ejemplar es el de su art¨ªculo 20-3, que garantiza el acceso a los medios de comunicaci¨®n de titularidad p¨²blica de "los grupos sociales y pol¨ªticos representativos" y su respeto del pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de Espa?a". ?Les parece a ustedes que las posiciones del PSOE, Izquierda Unida y los nacionalismos vasco y catal¨¢n est¨¢n bien representadas en los informativos de Televisi¨®n Espa?ola? ?Ven expresarse en esos informativos a los partidarios del matrimonio gay, la ampliaci¨®n del derecho al aborto, la despenalizaci¨®n de la marihuana, la retirada de las tropas espa?olas de Irak o, por qu¨¦ no, la Rep¨²blica? ?Comparten all¨ª sus angustias los parados, los j¨®venes con trabajos precarios e imposibilidad de acceder a la compra de una vivienda o los pacientes que esperan meses para una operaci¨®n en los hospitales p¨²blicos? No; los informativos de Televisi¨®n Espa?ola constituyen un instrumento de propaganda babosa de la acci¨®n gubernamental. En ellos, Espa?a es un pa¨ªs donde casi todo funciona de maravilla, merced a la gesti¨®n providencial del PP.
"ART?CULO 20, 3. La ley regular¨¢ la organizaci¨®n y control parlamentario de los medios de comunicaci¨®n social dependientes del Estado o de cualquier ente p¨²blico y garantizar¨¢ el acceso a dichos medios de los grupos sociales y pol¨ªticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de Espa?a"
?ste es el pluralismo reflejado en nuestro principal medio de comunicaci¨®n p¨²blico un cuarto de siglo despu¨¦s de la aprobaci¨®n de nuestra Carta Magna. Bien lejos, como sabemos, del caso de la BBC brit¨¢nica, cuya independencia y valent¨ªa al informar de la guerra de Irak le ha enfrentado directamente a Tony Blair. ?Se imaginan ustedes a Alfredo Urdazi peleado con el PP por haber abierto un telediario con la noticia de que nuestros esp¨ªas -el CIN- informaron antes del comienzo de la guerra de que no les constaba que Irak tuviera armas de destrucci¨®n masivas? Esa noticia existi¨®, pero ustedes no la vieron en La Primera al preparar la cena.
Aunque exacerbada hasta lo grotesco bajo el PP, la monopolizaci¨®n por parte del Gobierno de las dos cadenas de la televisi¨®n estatal -y de Radio Nacional de Espa?a y la agencia Efe- no es un fen¨®meno nuevo. Constituye una constante de la democracia espa?ola. Ocurri¨® con UCD y con el PSOE. Y tampoco se limita a Madrid. Los Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas -desde el catal¨¢n al andaluz- han hecho de las cadenas de televisi¨®n que controlan un eficaz instrumento de propaganda. Eso, entre otras cosas, explica la dificultad de la alternancia pol¨ªtica en Espa?a. Los pueblos de la Espa?a democr¨¢tica han demostrado un gran apego a la figura en el poder -se llame Gonz¨¢lez, Pujol, Chaves, PNV o Aznar- y una gran resistencia al cambio. Lo malo conocido, lo que sale todos los d¨ªas en el parte de la cadena p¨²blica, es mejor que lo malo por conocer, que no sale apenas, y que cuando sale es para decir alguna tonter¨ªa, porque ya se encargan los jefes del telediario de pasarle el peor corte.
Tambi¨¦n es repetitivo el que los partidos de la oposici¨®n denuncien la manipulaci¨®n gubernamental de los medios p¨²blicos y prometan que, cuando lleguen al poder, ¨¦stos ser¨¢ regidos por organismos independientes y profesionales. Como la BBC, suelen precisar. Sin embargo, una vez ganadas las elecciones, su primera preocupaci¨®n es nombrar directivos de las cadenas p¨²blicas de toda lealtad. Parafraseando un dicho que les gusta mucho a los pol¨ªticos, lo que desgasta no es salir en la tele, sino el no salir.
El ¨²ltimo cuarto de siglo ha sido el de la consolidaci¨®n del papel hegem¨®nico de la televisi¨®n en la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Es un gran instrumento para perpetuarse en el poder, y por eso la democracia espa?ola sigue esperando el l¨ªder que haga efectiva la promesa constitucional de pluralismo en los medios p¨²blicos.
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