Un oasis hacia el que caminar
En medio de las llamas, la sangre y las l¨¢grimas, surgen a veces luces de esperanza. Cegados por la tragedia, no las solemos ver, pero est¨¢n ah¨ª. Por ejemplo, los Acuerdos de Ginebra, negociados y suscritos por un grupo de israel¨ªes y palestinos de buena voluntad. Esos acuerdos no son un espejismo: son el oasis en que israel¨ªes y palestinos podr¨ªan vivir en relativa paz y seguridad. Un oasis peque?o y distante, sin duda; pero un lugar hacia el que caminar. Lo ha dicho el escritor israel¨ª Amos Oz: "La parte m¨¢s dura en la negociaci¨®n de la paz ya est¨¢ hecha. Casi hasta el ¨²ltimo detalle".
Al igual que ya ha hecho Kofi Annan, la Uni¨®n Europea debe expresar un rotundo apoyo a esta iniciativa. La paz en Oriente Pr¨®ximo es un problema demasiado importante para los europeos como para dejarlo exclusivamente en manos de George W. Bush. Como ha demostrado la triste experiencia de la Hoja de Ruta, esa paz nunca se har¨¢ tan s¨®lo con EE UU.
Quiz¨¢ la pol¨ªtica exterior europea que pudo nacer del rechazo a la aventura de Irak -y que abort¨® el servilismo ante EE UU de Aznar- tenga ahora otra oportunidad. Washington va a necesitar de lo que despectivamente tild¨® de vieja Europa para salir del avispero iraqu¨ª, y ¨¦sta debe tenderle una mano al aliado extraviado. A cambio, debe pedir voz y voto. En Irak y tambi¨¦n en el conflicto israelo-palestino, que, como bien ha se?alado Javier Solana en su documento sobre estrategia europea de seguridad, es el m¨¢s viejo y enconado de todos los de Oriente Pr¨®ximo y Medio, el combustible a?adido a muchos otros y una de las causas del ascenso del terrorismo yihadista desde Marruecos a Indonesia, pasando por Turqu¨ªa.Los europeos no pueden seguir limit¨¢ndose a pagar los platos rotos.
Annan observa con raz¨®n que la pol¨ªtica de peque?os pasos no lleva a ninguna parte en este conflicto. La Hoja de Ruta es como un autom¨®vil que gira sin cesar en una rotonda sin saber cu¨¢l es la salida a tomar, la direcci¨®n que emprender, el objetivo a alcanzar. Los Acuerdos de Ginebra indican la salida, la direcci¨®n, el objetivo. Ah¨ª est¨¢n las soluciones -dolorosas para ambas partes- a problemas tan envenenados como los de la identidad jud¨ªa de Israel, las fronteras de los dos Estados que se repartir¨ªan Tierra Santa, los refugiados palestinos, las colonias jud¨ªas en Gaza y Cisjordania y hasta Jerusal¨¦n. Como dice Yasir Abed Rabbo, el l¨ªder de la delegaci¨®n palestina que los negoci¨®, "los Acuerdos de Ginebra son como la carne del hueso de la Hoja de Ruta".
El Viejo Continente debe subrayarlo con declaraciones expl¨ªcitas que podr¨ªan incluir una gran zanahoria para israel¨ªes y palestinos: su incorporaci¨®n de uno u otro modo a la UE el d¨ªa que hagan la paz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.