Una 'Lolita' entre la abstracci¨®n y el realismo
El core¨®grafo Davide Bombana ahonda en los aspectos obsesivos de Nabokov en el montaje que ha estrenado en Ginebra
?C¨®mo convertir Lolita en un ballet? ?se era el problema a resolver para Davide Bombana, el core¨®grafo al que el Grand Th¨¦?tre de Gen¨¨ve le ha hecho tal encargo. Todo arranca de manera un tanto manida, con el profesor Humbert Humbert fascinado por la contemplaci¨®n de la ninfa que se balancea en el columpio. Pero luego, enseguida, el montaje abandona el entramado novelesco concebido en su d¨ªa por Vlad¨ªmir Nabokov. "He querido subrayar el aspecto obsesivo, on¨ªrico y fantasmag¨®rico de la historia", dice Bombana, "abordar los temas subyacentes al drama: la nostalgia de la juventud perdida, el sue?o de apropiarse de la belleza, el deseo carnal que va unido a ese sue?o, la frontera borrosa entre inocencia y seducci¨®n, la cambiante relaci¨®n entre verdugo y v¨ªctima".
El core¨®grafo ha contado con la ayuda de Philippe Cohen, director del ballet en Ginebra -"soy un director intervencionista, que intenta escapar a los espect¨¢culos de formato estandarizado"-, con una selecci¨®n musical que refuerza la tendencia a la reflexi¨®n conceptual -obras de Ligetti, Shostak¨®vich, Schnittke, Sciarrino, Hayward y Doyne Ditmas- y con la extraordinaria aportaci¨®n del core¨®grafo Bernard Michel, que, sirvi¨¦ndose de la inform¨¢tica, pinta en directo el decorado, hace que el tel¨®n
de fondo ante el que se desarrolla toda la coreograf¨ªa vaya modific¨¢ndose en funci¨®n de la m¨²sica, plasmaci¨®n extraordinaria del proyecto decimon¨®nico de encontrar una correspondencia entre forma y color respecto a las estructuras musicales.
Obviamente, los bailarines -la estupenda Lolita encarnada por C¨¦line Cassone, el profesor Humbert Humbert al que da vida Antonio Ruz, etc¨¦tera- tambi¨¦n contribuyen con su entrega y calidad a la seriedad de la empresa, que si de algo peca es de una cierta falta de claridad en varios momentos, de transmitir la sensaci¨®n de haber querido resolver su incapacidad para dar una plasmaci¨®n concreta a una idea a base de a?adir personajes y movimientos a lo que debiera ser la transparencia de la estilizaci¨®n.
Escrito entre 1949 y 1954, Lolita ha sido un libro perseguido por los censores, condenado por "obscenidad y pornograf¨ªa", calificado como "Biblia de ped¨®filos". En la medida en que aborda la desorientaci¨®n de todo tipo que causa en un maduro profesor de Literatura la aparici¨®n de una preadolescente, los ataques de los bienpensantes eran m¨¢s que previsibles. Es m¨¢s, si en su d¨ªa -1962- Stanley Kubrick lo convirti¨® en filme fue a base de obviar los aspectos m¨¢s escabrosos de la novela y de hacer descansar en la prodigiosa interpretaci¨®n de James Mason todo el potencial de ambig¨¹edad que encierra el texto literario. A?os m¨¢s tarde -en 1996-, la nueva versi¨®n de Adrian Lyne ya no lograr¨ªa estrenarse en Estados Unidos.
En la Ginebra que, por primera vez, ha dado un buen n¨²mero de votos al populista xen¨®fobo Christoph Blocher, las opciones culturales toman una especial significaci¨®n. "Es verdad", admite Jean Marie Blanchard, director general del Grand Th¨¦?tre, "pero no hay que perder de vista que Ginebra es una de la ciudades de Europa con un nivel sociocultural m¨¢s alto. La m¨²sica est¨¢ estrechamente ligada a la tradici¨®n calvinista que condenaba el teatro, y que a¨²n ha tardado m¨¢s en reconciliarse con la danza en la medida en que ¨¦sta se sirve del cuerpo. Tenemos un p¨²blico conservador pero abierto, un p¨²blico que reflexiona y en el que las diferencias generacionales tienen poca importancia".
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