"Nos acercamos al ojo del hurac¨¢n"
Atacada con morteros la base de las tropas hondure?as en Nayaf
"Si uno observa el mapa, ve c¨®mo hay un desplazamiento de las acciones terroristas hacia el sur. Nos estamos acercando al ojo del hurac¨¢n". El teniente coronel Jos¨¦ Bellostas Font, jefe del Elemento de Apoyo Nacional (NSE) de la Brigada Plus Ultra, est¨¢ a punto de concluir su misi¨®n en Irak. Ya ha llegado su relevo, el teniente coronel Juan Montiel. El pasado d¨ªa 1 regresaron a Espa?a 58 de sus soldados, pertenecientes en su mayor¨ªa a la Agrupaci¨®n Log¨ªstica (ALOG) 41, con base en Zaragoza, y ayer llegaron a Diwaniya los 150 primeros efectivos del nuevo contingente, procedentes de la ALOG 61 de Valladolid. Es el momento de hacer balance y poner a los sustitutos.
"Es verdad que hasta ahora no nos han atacado, pero nunca sabremos si hemos sido capaces de evitarlo o no lo han intentado. Lo que uno no puede es pensar que no est¨¢ en la lista de objetivos. Todos estamos", advierte Bellostas. "Nuestra zona es una isla de tranquilidad en Irak, pero cada vez m¨¢s peque?a". Como si fuera una ratificaci¨®n a sus palabras, en la madrugada de ayer fue atacada la base Tegucigalpa de Nayaf, a unos 60 kil¨®metros de Diwaniya. Cuatro granadas de mortero de 60 mil¨ªmetros alcanzaron el acuartelamiento que comparten 370 militares hondure?os y una quincena de espa?oles. Dos proyectiles cayeron fuera de su per¨ªmetro de seguridad y otros dos en el interior sin causar da?os personales. Las patrullas que reconocieron los alrededores no encontraron rastro de los atacantes.
La propia Base Espa?a de Diwaniya sufri¨® una agresi¨®n similar el 22 de agosto. Pero la percepci¨®n del riesgo, o al menos el estado de ¨¢nimo, ha cambiado tras la emboscada en que cayeron ocho agentes del CNI al sur de Bagdad el pasado s¨¢bado. "Uno lo sufre, lo guarda en el coraz¨®n y sigue trabajando", explica el teniente coronel Francisco Ruiz-Arnal, portavoz de la Brigada Plus Ultra, liderada por los espa?oles. "La amenaza latente existe, pero la suerte hay que trabaj¨¢rsela", agrega. "El mayor peligro", subraya Montiel, "est¨¢ en bajar la guardia".
Base Espa?a no baja la guardia. Menos a¨²n en momentos de cambio de inquilinos, en los que podr¨ªa parecer m¨¢s vulnerable. Aunque hay un calendario detallado de relevos, que se extiende hasta la tercera semana de diciembre, los mandos militares piden encarecidamente que no se difunda. El exterior del cuartel est¨¢ defendido por una primera l¨ªnea de milicianos iraqu¨ªes entrenados por los espa?oles y barreras de hormig¨®n para cerrar el paso a hipot¨¦ticos coches-bomba. En los cruces de las principales calles de Diwaniya, los legionarios patrullan a pie, con un blindado medio sobre ruedas (BMR) velando de cerca con su ametralladora de calibre 12,70.
La mayor¨ªa de los soldados prepara ya las maletas, pero no hay ambiente de fiesta entre los que marchan o los que llegan. El asesinato de sus siete compa?eros ha congelado las sonrisas. "Yo estaba en el bar, tomando el caf¨¦ con unos compa?eros y, al empezar las noticias, todo el mundo se aglomer¨® en torno a la televisi¨®n", explica el sargento Jos¨¦ Manuel Gallego. "Nuestro capit¨¢n nos reuni¨® a los cuadros de mando y nos dijo lo que hab¨ªa pasado. Nosotros se lo contamos a los soldados, m¨¢s que nada para que llamaran a sus familias y las tranquilizaran".
"Un compa?ero me dijo que entre los muertos estaba un brigada que viv¨ªa con nosotros. Yo le trat¨¦ y era muy majo. Me llam¨® la atenci¨®n su coche y le ped¨ª que me dejara hacerme una foto con ¨¦l. A¨²n no la he revelado", explica la soldado Mercedes Cea.
"Lo m¨¢s duro", recuerda Gallego, "fue ver las im¨¢genes de televisi¨®n [de la turba pisoteando los cad¨¢veres]. Cuando las contempl¨¦ pens¨¦ en lo que sentir¨ªan sus familias. Esas im¨¢genes sobraban. No se debieron haber emitido". "Una est¨¢ acostumbrada a ver las noticias y no les da importancia", tercia Cea, "pero cuando est¨¢s aqu¨ª te das cuenta de que es algo real y te impresiona mucho m¨¢s".
Gallego y sus compa?eros del Mando de Transmisiones de Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid) regresan a casa con la satisfacci¨®n del duro trabajo realizado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.