Sin miedo a la reforma
Tras veinticinco a?os de vigencia de la Constituci¨®n espa?ola, el saldo no puede ser m¨¢s favorable. Nadie pondr¨¢ en duda que la Constituci¨®n de 1978 ha permitido un periodo de convivencia democr¨¢tica y de amplias conquistas sociales sin precedentes en la historia de nuestro pa¨ªs.
Llama la atenci¨®n, sin embargo, la peculiar forma que ha escogido el Partido Popular para celebrar esta efem¨¦ride: refugiarse en la primera mitad del art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n para poner en marcha una potente maquinaria centr¨ªpeta que choca frontalmente contra el esp¨ªritu de la carta magna.
"La Constituci¨®n se fundamenta en la indisoluble unidad de la Naci¨®n espa?ola, patria com¨²n e indivisible de todos los espa?oles...". Le¨ªdo hasta aqu¨ª el art¨ªculo 2 es el cobijo perfecto para los delirios espa?olistas de un partido que ya demostr¨® su alergia a las autonom¨ªas con su voto negativo al Titulo VIII de la Constituci¨®n y su posici¨®n contraria a la plena autonom¨ªa andaluza defendida en el refer¨¦ndum del 28-F. El problema es que se hace una lectura parcial, porque el art¨ªculo 2 contin¨²a "... y reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
La Constituci¨®n espa?ola vino a dar respuestas, desde el consenso y la renuncia, a problemas seculares como la cuesti¨®n religiosa, la militar, o la disquisici¨®n entre monarqu¨ªa y rep¨²blica, y desde luego la organizaci¨®n territorial qued¨® saldada por el T¨ªtulo VIII y la apuesta por el Estado de las Autonom¨ªas.
Desde Andaluc¨ªa, podemos celebrar a todas luces este 25? aniversario desde la plena identificaci¨®n con el T¨ªtulo VIII, porque si la Constituci¨®n ha sido beneficiosa para el conjunto de los espa?oles, los cambios que a trav¨¦s del autogobierno y el Estatuto de Andaluc¨ªa se han operado en nuestra tierra han sido enormes y vertiginosos hasta el punto de que hemos dejado de ser una sociedad subdesarrollada y hoy Andaluc¨ªa es una comunidad que comparte los problemas y las expectativas del conjunto de sociedades avanzadas que nos rodean.
En este escenario de progreso imparable hasta la fecha, la alergia auton¨®mica del PP podr¨ªa ser un litigio ideol¨®gico personal del Sr. Aznar, del Sr. Rajoy o de la propia Sra. Mart¨ªnez si no fuera porque de vez en cuando se les va la mano y deciden imponer a los dem¨¢s sus propios puntos de vista sin m¨¢s raz¨®n legal que la de una mayor¨ªa absolutamente conservadora en el Congreso.
La semana pasada asist¨ªamos en Andaluc¨ªa a un despliegue de la fuerza centr¨ªpeta -y bastante retro- del Gobierno central. En tan s¨®lo tres d¨ªas, el Ejecutivo de Espa?a anunciaba actuaciones judiciales y legislativas contra tres decisiones del autogobierno andaluz: la de posibilitar la investigaci¨®n de c¨¦lulas madre, la de complementar las pensiones m¨¢s bajas del sistema o la de establecer una fiscalidad ambiental para las grandes corporaciones industriales que m¨¢s contaminan en Andaluc¨ªa. Tres iniciativas socialdem¨®cratas, es verdad, y nada de derechas. Pero resulta que en Andaluc¨ªa las elecciones las hemos ganado los socialistas, y tenemos el derecho y la obligaci¨®n de desarrollar nuestras pol¨ªticas de vanguardia social o econ¨®mica, las que demanda el pueblo andaluz, le gusten o no al PP, siempre y cuando respeten el marco estatutario.
De entre todas las maneras que ten¨ªa para celebrar la Constituci¨®n, el PP ha escogido la peor: atrincherarse en la indivisible unidad de Espa?a -su p¨¢rrafo favorito- y desde ella boicotear todo lo que huele a progresista, a socialista, a autogobierno...
Nosotros preferimos celebrar el aniversario apostando por el edificio com¨²n de la Constituci¨®n y dispuestos a invertir energ¨ªa pol¨ªtica y capacidad de di¨¢logo en su mejora y modernizaci¨®n. Para eso desde el PSOE proponemos una serie de reformas al conjunto de las fuerzas pol¨ªticas que nos parecen enteramente razonables.
?Puede alguien oponerse a que la palabra Andaluc¨ªa figure escrita en la Constituci¨®n junto al del resto de comunidades que ya han definido plenamente el mapa auton¨®mico espa?ol?
?Puede alguien cuestionar que, tras el primer momento de creaci¨®n auton¨®mica, ahora toca avanzar en cooperaci¨®n y colaboraci¨®n entre comunidades, para lo que resulta imprescindible disponer de una verdadera C¨¢mara territorial como puede serlo el Senado? ?Puede alguien discutir que la Constituci¨®n europea a punto de aprobarse deba tener su reflejo en la espa?ola?
?Acaso alguna fuerza pol¨ªtica se negar¨¢ a que las mujeres puedan ejercer la jefatura del Estado en condiciones de igualdad?
La Constituci¨®n espa?ola puede y debe mejorarse. De hecho su conservaci¨®n inalterable, su exposici¨®n en una vitrina, lejos de ser un s¨ªntoma de salud constitucional, terminar¨¢ derivando en una patolog¨ªa. Todas las grandes constituciones europeas han experimentado decenas de modificaciones y todas ellas sostienen democracias envidiables. De hecho, no hay mayor vitalidad democr¨¢tica que la capacidad para generar nuevos consensos en torno a nuevos debates constitucionales.
Y lo mismo podemos decir de la norma andaluza de mayor rango. Cuando Manuel Chaves propone abordar la revisi¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa, no lo hace para sacar un conejo de la chistera ni para provocar incomodidades en otras fuerzas pol¨ªticas. Lo hace para fijar la atenci¨®n sobre la necesidad de que una herramienta que ha sido tremendamente ¨²til para los andaluces en los ¨²ltimos veinte a?os garantice su vigencia y su plena adaptaci¨®n a los nuevos retos sociales y econ¨®micos a los que se enfrenta Andaluc¨ªa en este comienzo de siglo.
Los andaluces vivimos sin dramatismo nuestra doble ciudadan¨ªa espa?ola y andaluza, y aspiramos a potenciar nuestra ciudadan¨ªa europea. Nos sentimos parte de un proyecto que comparte el resto de los espa?oles y espa?olas: el de la Espa?a plural y constitucional. En este debate podemos dar ejemplo de sensatez, de moderaci¨®n y de innovaci¨®n dentro del marco de nuestro primer texto legal.
La Constituci¨®n es de todos, de la izquierda y de la derecha, de los que la votaron y de los que no la votaron, de los andaluces y de los vascos, ¨¦sa es su grandeza. La haremos m¨¢s grande cuanto mayor sea nuestra capacidad para rebajar tensiones sociales, pol¨ªticas o territoriales. Y la haremos mejor cuanto m¨¢s se parezca y refleje las aspiraciones de los ciudadanos y ciudadanas cuyas vidas ordena.
Mar Moreno es vicesecretaria general del PSOE de Andaluc¨ªa.
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