Rapidez entre grietas
8.30 El d¨ªa amanece plomizo mientras se disipan las ¨²ltimas nieblas que afectan a la autov¨ªa de Valencia (N-III). El trayecto, que comienza en el kil¨®metro 28, se inicia sin novedad. La fluidez del tr¨¢fico permite a los conductores alcanzar a los pocos segundos la velocidad m¨¢xima permitida (120 kil¨®metros por hora). Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n a los conductores es la enorme cantidad de veh¨ªculos pesados que circulan por esa v¨ªa, a pesar de que es muy temprano. Eso tambi¨¦n se traduce en que el asfaltado sea bastante malo. El trayecto est¨¢ agrietado y los baches son continuos, sobre todo en el carril derecho.
El trayecto transcurre sin incidentes y a velocidad constante. S¨®lo se ve alterado por un frenazo en cadena a la altura de una peque?a variante junto al desv¨ªo de Valdeming¨®mez. El conductor reduce su marcha hasta los 50 kil¨®metros por hora. Son las 8.38.
Pero este par¨®n moment¨¢neo pasa pronto y enseguida la aguja del veloc¨ªmetro comienza a subir hasta los 100 kil¨®metros por hora. Las otrora problem¨¢ticas curvas del barrio de Santa Eugenia se pasan ahora a una velocidad de 120 kil¨®metros por hora. La reciente ampliaci¨®n de dos a tres carriles en este punto ha motivado que se acabaran los tradicionales tapones que eran ampliamente anunciados en la radio por la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico (DGT).
8.42. Se pasa bajo el t¨²nel de la M-40, donde se puede ver un tr¨¢fico intenso que no degenera en atasco. Mientras, la carretera de Valencia se caracteriza por la falta de atascos. Ni siquiera la entrada de veh¨ªculos procedentes de la v¨ªa de circunvalaci¨®n supone tener que levantar el pie del acelerador. Nada m¨¢s girar la curva entre los distritos de Moratalaz y Puente de Vallecas puede otearse, a las 8.44, el ¨²nico atasco al que se enfrentar¨¢ el conductor. Est¨¢ justo sobre el puente de la M-30, donde una doble fila de veh¨ªculos espera para entrar en la plaza del Conde de Casal. Los que optan por entrar en la capital bajo el puente de esta glorieta tienen el camino expedito.
La retenci¨®n, sin embargo, se hace fluida. Muchos conductores optan por saltarse las marcas viales y entrar en el carril situado m¨¢s a la derecha. Algunos conductores listos optan por saltarse las filas y se cuelan al m¨ªnimo descuido por el carril central. Un polic¨ªa municipal, estrat¨¦gicamente situado junto a la plaza, se encarga de hacer m¨¢s r¨¢pida, a golpe de silbato, la entrada en este marem¨¢gnum de coches. El trayecto termina a las 8.48.
El recorrido de salida por la N-III se inicia a buena velocidad, sin ning¨²n problema destacado. En tan s¨®lo cuatro minutos, a las 8.52, el conductor llega a Santa Eugenia. El principal problema con el que se encuentra es el potente sol que sale a esas horas y cuyos rayos caen directamente sobre sus ojos. Llegar hasta la desviaci¨®n de un centro comercial de Rivas-Vaciamadrid se hace a buena velocidad. Este viaje concluye a las 8.59.
Un potente sol
El regreso se hace de nuevo al l¨ªmite que permite la carretera, sin ning¨²n sobresalto. En esta ocasi¨®n, la escueta desviaci¨®n de Valdeming¨®mez se pasa sin ning¨²n tipo de problemas. Nada m¨¢s entrar en el t¨¦rmino municipal de Madrid, se percibe m¨¢s tr¨¢fico de entrada y, sobre todo, de salida. ?ste procede en su mayor¨ªa de la M-45.
El automovilista se topa de nuevo a las 9.07 con el atasco en la plaza del Conde de Casal. Desde all¨ª se percibe una densa retenci¨®n en la M-30, en los carriles de subida hacia el puente de Ventas, mientras el paso elevado no deja de temblar cada vez que pasa un veh¨ªculo pesado. El viaje termina a las 9.13.
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