Todo empez¨® en una peque?a fonda de Calella en 1952
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En 1952, tres alemanes que viajaban por la N-II decidieron pasar la noche en una peque?a fonda ubicada en Calella, el primer municipio donde pudieron divisar el mar. Las buenas infraestrucutras urbanas con las que contaba la ciudad a causa de una s¨®lida econom¨ªa basada en la industria textil, una enorme playa y el clima mediterr¨¢neo hicieron suponer a los tres amigos que en esa zona pod¨ªan hacer buenos negocios.
Manel Vila, que entonces trabajaba de cocinero en el hotel Ritz de Barcelona, recibi¨® una llamada de su madre, quien le dec¨ªa que tres hombres a quienes apenas entend¨ªa le propon¨ªan un trato. "Me aseguraron que si les ofrec¨ªamos lo mismo que hab¨ªan comido aquel d¨ªa, el trato personal que hab¨ªan recibido y el precio que les hab¨ªamos cobrado, nos garantizaban llenarnos el hotel durante todo un verano", relata Vila. De esta forma, se sellaba lo que todav¨ªa hoy es la forma de contrataci¨®n habitual en la costa catalana: un pacto entre el primer hotelero de masas y el precursor de lo que hoy son los operadores extranjeros.
En abril de 1953 lleg¨® a Calella un autob¨²s con 60 turistas alemanes que deb¨ªan alojarse en una fonda de siete habitaciones. "Nos vimos obligados a repartir a los viajeros por las casas de varios vecinos del pueblo, que recib¨ªan 15 pesetas diarias por turista", explica Vila. Pronto, muchos vecinos empezaron a levantar pisos donde albergar nuevos turistas, hasta que al cabo de unos a?os empezaron a crearse los primeros hoteles a la vez que el negocio, junto a una incipiente oferta complementaria, se expand¨ªa hacia el norte del Maresme y el sur de la Costa Brava. "Tuvimos suerte", asegura Vila, "porque justo en ese momento se hundieron las industrias textiles del muncipio".
Tras 50 a?os dedicado al negocio tur¨ªstico, Vila afirma que s¨®lo puede hacer una evaluaci¨®n positiva de esta nueva industria, pese a las crisis que ha sufrido en varias ocasiones. "S¨®lo me arrepiento de una cosa", confiesa, "que es haber aceptado mantener el precio de las habitaciones con esos tres alemanes". Todo un presagio.
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