El nuevo mapa teatral
Las 'salas off', las hermanas peque?as de los locales alternativos, siembran la ciudad de escenarios y de nuevas obras
Ya se puede decir que la mayor¨ªa de los teatros que hay en la ciudad de Madrid son salas alternativas. No es que sumen muchas butacas, porque lo normal es que su aforo no supere los 100 espectadores, pero s¨ª est¨¢n logrando sembrar la ciudad de espacios esc¨¦nicos y que este arte llegue a barrios con tan poca tradici¨®n teatral como, por ejemplo, Tetu¨¢n, Moncloa, Carabanchel o Prosperidad.
Durante los ¨²ltimos tres a?os han abierto al p¨²blico nada menos que una docena de este tipo de locales, salas a las que ahora se llama off. El ¨²ltimo, la sala ?taca, el pasado jueves; el anterior, teatro R¨¦plika, hace dos meses. Y no precisamente porque se trate de un negocio lucrativo, ya que si algo caracteriza a la segunda generaci¨®n de teatros alternativos es que sus propietarios, socios o fundadores no paran de aportar dinero de su bolsillo para sacarlos a flote. O practicar el pluriempleo para mantenerlos.
"Sabemos que una sala alternativa jam¨¢s puede dar dinero. La decisi¨®n de abrir una es algo rom¨¢ntico, nos mueve el placer de disfrutar con el teatro y apostar por cosas que nos motivan art¨ªstica y humanamente", expone Teresa Valent¨ªn, de la Guindalera (Prosperidad). "Aqu¨ª ninguno podemos vivir de esto. Yo dirijo corales, el otro da clases... Este tipo de teatro no es rentable en absoluto y, de momento, nos cuesta dinero. Tampoco hay que pensar que vayamos de altruistas por la vida. Todos esperamos que esto cambie alg¨²n d¨ªa y rentabilizar nuestros esfuerzos", opina Miguel Torres, miembro del teatro Lagrada (Embajadores).
Daniel Cicare, de teatro Liberarte (Tetu¨¢n), abunda m¨¢s en la cuesti¨®n: "Realmente, tienes que amar el teatro para meterte en esto. Una sala alternativa no es rentable para nada. Lo hacemos por pasi¨®n, por la ilusi¨®n de poner en marcha un sue?o, pero hay que trabajar fuera para mantenerla. Adem¨¢s, como m¨¢ximo podemos cobrar 10 euros por una entrada. Nunca m¨¢s de eso".
Unido a la pasi¨®n est¨¢ el deseo de ser independientes. Quieren poner en escena el teatro que a ellos les gusta, obras comprometidas, textos arriesgados, rescatar autores olvidados por el circuito comercial y "crecer art¨ªsticamente sin depender de los programadores", como expone Jaroslaw Bielski, un miembro del teatro R¨¦plika (Moncloa).
Este af¨¢n de independencia es el que ha inspirado a los miembros de la compa?¨ªa ?taca a abrir la sala que lleva el mismo nombre en Arganzuela: "Nuestro espect¨¢culo Wagad¨² estuvo nueve meses en cartel. ?ramos los primeros en la cr¨ªtica de Madrid, llen¨¢bamos todos los d¨ªas, pero no conseguimos que el espect¨¢culo entrara en un circuito teatral. La alternativa era desaparecer como compa?¨ªa en pleno ¨¦xito o tener nuestra propia sala", relata Pepe Ortega, socio de este teatro.
Sin embargo, estas peque?as salas van teniendo sus remedios para salir adelante. Dice Alfonso Pindado, presidente de Teatros Off Madrid, la agrupaci¨®n que aglutina a la mayor¨ªa de las nuevas salas, que han aprendido de sus hermanos mayores, las salas alternativas que abrieron hace m¨¢s de una d¨¦cada, grupo al que ¨¦l mismo pertenece, pues lleva 15 a?os al mando de la sala Tri¨¢ngulo. "Creo que han aprendido de los mayores lo que era obvio: como no es posible salir adelante con lo que da la escena, se complementa con una sala, escuela y compa?¨ªa propia. As¨ª es posible sobrevivir". Y as¨ª es: pr¨¢cticamente, cada teatro off ha montado una escuela de actores y ha formado una compa?¨ªa que, en muchos casos, se nutre de su propia academia. "La labor de cantera que est¨¢n haciendo estos teatros es important¨ªsima", a?ade Pindado. As¨ª ocurre en el caso de R¨¦plika, Tis, DT (Centro), Lagrada, Karpas (Centro), Guindalera o La Espada de Madera (Lavapi¨¦s), la m¨¢s veterana de los off.
Estos teatros nacen en locales que en su d¨ªa fueron un garaje, un almac¨¦n, una vaquer¨ªa o una nave industrial, y adoptan todo tipo de formas. Unas veces, el p¨²blico rodea la escena; otras, no hay butacas al uso, incluso hay montajes en los que los espectadores siguen a los actores durante la representaci¨®n. El caso es que el p¨²blico nunca est¨¢ a m¨¢s de 10 metros de la acci¨®n. "Nosotros no tenemos patio de butacas, ni asientos de ning¨²n tipo. La gente se acomoda en el suelo o donde se haya preparado para la ocasi¨®n. Cada artista decide c¨®mo quiere acomodar al p¨²blico", explica Teresa Gil Feito, de la Nave de los Locos (Carabanchel), un singular local en el que se realizan todo tipo de actividades relacionadas con el arte, desde teatro, danza, poes¨ªa o pintura. Otras veces, una sala alternativa puede ser exactamente un tradicional teatro con escenario italiano, de los de se abre el tel¨®n, pero de dimensiones min¨²sculas. Es el caso de Liberarte.
Desde limpiar, llevar la contabilidad, ocuparse de las luces, pintar las paredes o ocuparse de la publicidad, aqu¨ª todo el que est¨¦ comprometido con una sala off hace de todo; adem¨¢s de, por supuesto, actuar y producir espect¨¢culos. En este sentido, hay alguno, como Liberarte, que ha conseguido estrenar un espect¨¢culo con un presupuesto de tan s¨®lo 200 euros. "Cogemos muebles de la calle, los pintamos y sobre todo usamos mucho la imaginaci¨®n. A la gente le encanta", afirma Daniel Cicare, del teatro Liberarte, que a?ade: "Incluso conseguimos traer compa?¨ªas de fuera que vienen a actuar aqu¨ª pag¨¢ndose ellos los gastos". Pepe Ortega, de ?taca, cuenta que su grupo ha estado 14 meses subido en el andamio para conseguir abrir. "Es la ¨²nica manera", dice. Y en la sala DT, que funciona como cooperativa, van rotando los puestos de limpieza, relaciones con la prensa, gesti¨®n, cuestiones legales.
Seg¨²n Alfonso Pindado, las nuevas alternativas no se diferencian mucho de sus hermanas mayores: "Las propuestas esc¨¦nicas no son muy distintas. Quiz¨¢ las nuevas tengan un esp¨ªritu m¨¢s combativo, son gente m¨¢s joven. Pero hacemos un trabajo que le corresponder¨ªa a la Administraci¨®n: fomentar el teatro en barrios, abrirlo a nuevos creadores".
Lo que se mantiene igual es el problema que trae de cabeza a todos: esa dichosa licencia de apertura y funcionamiento que tanto trabajo, tiempo y dinero cuesta conseguir. "Nos lo ponen verdaderamente complicado. Ni siquiera yo les puedo asesorar", afirma Pindado.
La pesadilla municipal
El quebradero de cabeza para toda sala alternativa es conseguir la licencia de apertura y funcionamiento. Tanto es as¨ª que casi ninguna de ellas tiene la suya en regla. Y no porque no lo intenten. "Nosotros pretendemos hacer bien las cosas; nadie quiere ser ilegal o clandestino. Pero te ponen muy dif¨ªcil conseguir la licencia. Es una pesadilla", comenta Mar¨ªa del Carmen Ben¨ªtez, de la sala Tis, un local de Lavapi¨¦s sobre el que pende la amenaza municipal de cierre. Y esto lo corrobora el resto de los responsables de los teatros off. "El problema est¨¢ en la descoordinaci¨®n de los t¨¦cnicos que tienen que dar el visto bueno. Si se ci?en a la letra de la ley, es materialmente imposible abrir una sala, y adem¨¢s habr¨ªa que cerrar muchas. Adem¨¢s, la inversi¨®n para adaptarse a la ley ser¨ªa irrecuperable para cualquiera de estos espacios", expone Alfonso Pindado, presidente de Teatros Off Madrid.
"El problema es que se nos aplica la misma normativa que a un teatro de 600 localidades", a?ade Miguel Torres, de Lagrada, un local que ha estado seis meses cerrado por una denuncia.
Muchos propietarios de salas llevan a?os yendo de ventanilla en ventanilla, comprobando c¨®mo un t¨¦cnico echa abajo lo que otro ya hab¨ªa aprobado. "Hemos tardado dos a?os en conseguir que nos dijeran cu¨¢l era el camino a seguir para obtener la licencia. Cuando te crees que cumples lo que exige la ley, te piden algo nuevo o diferente, y vuelta a empezar. Nosotros hemos tenido que ir del t¨¦cnico municipal a la Comisi¨®n de Bellas Artes sin parar, porque nuestro teatro est¨¢ en zona protegida. Hoy acabo de entregar el ¨²ltimo documento, que es una foto de la fachada de enfrente", comenta Ester Gonz¨¢lez, de La Espada de Madera (Lavapi¨¦s). "Hay una cosa: mareando la perdiz, la responsabilidad en caso de fuego o accidente no es del Ayuntamiento. Es m¨¢s c¨®modo que la sala permanezca ilegal y as¨ª el Ayuntamiento se lava las manos", opina por su parte Pindado.
Sin embargo, el pasado mi¨¦rcoles los propietarios de teatros off se reunieron con la concejal de Cultura, Alicia Moreno, para tratar sus problemas legales. Y ahora est¨¢n m¨¢s animados. Dicen que por primera vez en mucho tiempo han visto voluntad de arreglar sus problemas. "Hemos visto que hay intenci¨®n de ayudar. Y hemos obtenido apoyo moral, algo que vemos por primera vez", dicen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.